El fútbol hoy: analítica y visualización de datos

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Tags: Beckenbauer; Herberger; Löw; Klinsmann; Rusia 2018

La victoria del Bayern Munich en la Champions League nos lleva a recordar un increíble dato del fútbol alemán: 10 seleccionadores nacionales en casi 100 años.

El primero, nombrado en 1926, fue Otto Nerz. En 1936, tras la eliminación alemana en segunda ronda de los Juegos Olímpicos de Berlín, se nombró a Sepp Herberger, quien ya venía colaborando con la selección, como supervisor. Trabajaron en tándem hasta que en 1938 Nerz se retiró y asumió Herberger como mandamás de Die Mannschaft.

Aunque eliminado en primera ronda del Mundial del ’38, resultado que sólo se repetiría 80 años después, Herberger continuó en su cargo hasta su renuncia en 1964. Su mayor logró, quizás el mayor del fútbol alemán, fue la victoria en el Mundial de Suiza 1954 ante la Hungría de Puskas. Su sucesor Helmut Schön, quien debutó como jugador bajo las órdenes de Herberger marcando en tres partidos consecutivos en 1939, había sido nombrado asistente del seleccionador en 1957.

Schön salió victorioso en el Mundial de 1974, pero la derrota ante la República Democrática Alemana en primera ronda marcaría sus últimos años. Tras aquel partido apenas musitó palabra en la conferencia de prensa que lideró con el carisma que lo haría famoso, Franz Beckenbauer. Incluso, se dice, el presidente de la Federación Alemana de Fútbol llegó a pensar en reemplazarlo durante el torneo por su asistente Jupp Derwall.

Derwall tendría que esperar hasta 1978 para reemplazar a Schön. Cuenta con el dudoso honor de ser el primer seleccionador despedido por la Federación Alemana de Fútbol. Su cabeza rodó a pesar de que tras su nombramiento permaneció invicto por dos años, ganó la Eurocopa de 1980, fue subcampeón del mundo en 1982 y sólo un gol de Sportinguista Maceda (luego central del Real Madrid) en el minuto 90 de las semifinales de la Euro 84 le impidió enfrentarse a Francia en la final. No fue, pues, la derrota el motivo de su despido, fue el tongo orquestado ante Austria en primera ronda de España 82. Aquel día, unos y otros acordaron dejar de jugar después del minuto 10, pues con el 1-0 a favor de Alemania, ambos equipos clasificaban a segunda ronda a costa de Argelia. Presionados por los medios nacionales, Derwall fue contundente: “queríamos avanzar, no jugar al fútbol”. Aquello fue la primera palada de su tumba.

La imposibilidad de nombrar al asistente, Ribbeck, también manchado, precipitó la llegada de Franz Beckenbauer quien en 1982 había alcanzado a decir que era consciente de que nunca sería un gran entrenador. Buscando entrenador en circunstancias inéditas fue el sensacionalista periódico Bild el que dio el mensaje que Neuberger, presidente de la Federación necesitaba escuchar: `Franz: “estoy listo”’ decía el titular.

La realidad es que Beckenbauer había sido sincero en su expresión. Pero su agente no pensaba lo mismo, y fue quien orquestó el titular de Bild. La presión pública pudo el resto y el Kaiser demostró dotes suficientes: perdió en 1986 la final ante la Argentina de Maradona, y la derrotó en la final de 1990.

En 1990, Berti Vogts, asistente de Beckenbauer tomó el releveo aunque con una presión quizás innecesaria. Al renunciar, el Kaiser auguraba éxitos continuos: “me dan lástima los demás países, pero ahora que podemos contar con los grandes jugadores del este, el equipo alemán será imbatible por mucho tiempo”. No ganarían la Copa Mundo hasta el 2014.

El fútbol alemán entró en una curiosa fase de dudas y desorganización tras el fracaso de Francia 1998 en el que el presidente de la Federación había considerado la posibilidad de retirar al equipo de la competición debido al salvaje comportamiento de algunos hinchas alemanes en Lens. Vogts, que se enteró por terceros amenazó con renunciar. Igual, barridos por los croatas, no pasarían de cuartos de final. La crisis de identidad dificultó la búsqueda de entrenador. Todos los candidatos tenían contrato en vigor, y ninguno se mostraba convencido de asumir el cargo bajo una dirigencia debilitada por su comportamiento reciente.

Desesperados llegaron a llamar al inglés Roy Hodgson, nombraron a Paul Breitner, le retiraron la oferta un día después, y finalmente anunciaron a Uli Stielike. Al final, sin embargo, nombraron a Ribbeck, quien estaba semiretirado jugando al golf, y cuyo momento llegaba excesivamente tarde siempre manchado por ser el asistente de Derwall en el tongo de 1982.

Dos derrotas ante los EE. UU. y un humillante último lugar en la fase de grupos de la Euro 2000 obligaron al cambio. Völler, director de fútbol del Bayer Leverkusen, muy querido en Alemania, fue nombrado tras destaparse que el primer candidato, el entrenador del Bayer, Christoph Daum utilizaba drogas.

Tras el fracaso en la Euro 2004, fue Vogts quien contactó con Klinsmann para ofrecerle el cargo de seleccionar. Era el tercero en la lista tras el rechazo al puesto de Otto Rehhagel y Ottmar Hitzfeld. Klinsmann aceptó con la condición de trabajar a su manera. Consciente del relativo desorden y estancamiento del fútbol alemán Klinsmann habló de revolución y una completa reforma de los métodos de entrenamiento. Exigió equipos de especialistas en cada área, incluyendo sicólogos deportivos. Diseñó un programa a diez años en el que se adecuaría a los nuevos tiempos toda la estructura futbolística alemana desde las categorías inferiores. Fue nombrado en 2004 con el Mundial de Alemania 2006 como objetivo.

Mientras Beckenbauer empujaba a Holger Osieck como asistente, Klinsmann tenía en mente un tipo que no había ganado nada como futbolista pero que ya había sido entrenador de equipos como el Karlsruhe y Sttutgart. De él, diría después Klinsmann, fue el primero que le explicó con claridad, en un minuto, como debían moverse los cuatro de atrás en el campo. En 18 años como profesional, afirma Klinsmann, ningún entrenador había sido capaz de explicarlo bien. Así que, a él, a Joachim Löw, lo nombraría como su asistente.

Las feroces críticas antes del Mundial se tornaron en elogios durante el mismo. A pesar de perder en semifinales ante Italia, casi una tradición en mundiales, la Federación ofreció a Klinsmann seguir en el cargo. Él no aceptó, pero su puesto lo ocupó Löw. A pesar de no ganar ni en Alemania 2006, ni en Suráfrica 2010, ni en la Euro del 2008, los aficionados y críticos del fútbol alemán veían una evolución del juego que debía llevarlos a las mayores cotas.

El resto es historia conocida. A la fecha Löw, Campeón del Mundo en Brasil 2014, sigue siendo entrenador de la nationalmannschaft. La temprana eliminación en Rusia 2018 no ha impedido que siga en el cargo. A su llegada, Löw nombró a Hanns-Dieter Flick como asistente. El mismo que en 2019 fue nombrado entrenador del Bayern Munich, y en agosto del 2020 se proclamó Campeón de la Champions.

La historia de un proceso único.

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