Tags: Guardiola; Manchester City; Pep Guardiola; Redes de Pases
El año pasado, yo, tú, él, todos nos preguntábamos si la Premier le había quedado grande a Pep Guardiola. Unos, escrito está, le teníamos fe al catalán. Su método requería tiempo, acople, sincronización.
No es que el City vaya primero tras nueve jornadas. El año pasado también arrancó ganando. No es que lleve 32 goles a favor (3,6 por partido), más que nadie en la Premier. No es que apenas haya recibido 4 goles. Quien menos, igualado con el Manchester United de Mourinho. No es que le haya metido siete al Stoke City o que derrotase al campeón vigente, Chelsea, a domicilio. Tampoco es que en la Champions hayan ganado los tres partidos disputados con un promedio de 2,6 goles por partido. Es que este año el juego del Manchester City enamora, y además es efectivo.
Comparemos el estilo del City en el primer partido de Guardiola de la liga pasada con la obra maestra desplegada en el 7-2 ante el Stoke City. Consideremos la red de pases del primer partido que dirigió Guardiola en agosto de 2016 ante el Sunderland. Los Citizens ganaron 2-1 gracias a un penal convertido por Agüero y a un autogol del Sunderland en el minuto 87. La red se elabora a partir de la posición promedio de cada jugador. Posición que a su vez se construye con base en la ubicación del jugador durante todos los eventos en los que intervino (pases, recuperaciones, faltas, etc.).
Ante el Sunderland, el Manchester City jugó con un roto entre la defensa y el ataque. El hueco entre los hombres de ataque y Fernandinho, el hombre llamado a enlazar el equipo, se hizo evidente. Esto, sumado a la asimetría de los cuatro de atrás y el sesgo a la izquierda en la ubicación de los de arriba impidió que el City brillara a pesar del triunfo.
El dibujo de la red de pases del Manchester City en el partido ante al Stoke City, por el contrario, es casi perfecto. Los centrales están perfectamente alineados siempre tocando con Delph y Walker, ambos simétricamente abiertos. Fernandinho, contrario al partido ante el Sunderland más de un año atrás, ocupó una posición equidistante entre los dos laterales, los dos centrales y la gente de arriba. De Bruyne y Silva, quienes marcan diferencias, son claves asistiendo a sus delanteros desde tres cuartos de cancha. En la práctica, su rotación y movimiento les permite controlar ese espacio clave del centro del campo que tanto obsesiona a Guardiola. Arriba, la ubicación de Sané y Sterling, también es simétrica, prestos a recibir el balón en las mejores condiciones, siempre dejando abierto ese espacio lateral que desde atrás deben ocupar los compañeros. Gabriel Jesús es la ficha suelta, 2 goles marcó el día del Stoke.
La diferencia entre uno y otro partido también se puede apreciar a partir de los indicadores de redes. La intermediación se define como el número de veces que pasa el balón por un jugador cuando este está en la ruta más corta entre cualquiera de los demás jugadores. En el partido ante el Sunderland, el jugador con un indicador de intermediación mayor fue Fernandinho, De Bruyne y Sagna. En el partido ante el Stoke, los jugadores con mayor indicador de intermediación fueron Stones, Delph y Fernandicho. Es decir, mientras ahora el juego se arma desde atrás, intentando mantener las bandas abiertas, antes la falta de coordinación exigia que De Bruyne, por ejemplo, participase más en juego (presumiblemente) poco productivo.
Tal es el proceso que vale la pena mirar las redes de pases del City en el último partido de la temporada 2016⁄17 y el primero del 2017⁄18. Ante el Watford, en la última jornada, el Manchester City ganó de visitante 0-5. El equipo se ve mucho más abierto, parecido a lo que se observa contra el Stoke. En la primera jornada de la 2017⁄18, ante el Brighton, el equipo estuvo algo más compacto de lo que seguramente Guardiola querría, pero lejos del desorden relativo que se observó en el primero partido de la temporada anterior.
El Manchester City aún no ha ganado nada. Pero, ¡qué bonito juega el equipo de Pep!