El fútbol hoy: analítica y visualización de datos

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Tags: Atlético de Madrid; Balotelli; Celebración de Gol; Chicharito Hernández; Diego Armando Maradona; James Rodriguez; Maradona; Pelé; Real Madrid; Thierry Henry

Cuando yo era niño, en los partidos de barrio, en esos clásicos contra los de la otra cuadra, el gol se celebraba a rabiar. El partido solía arrancar en algún punto después del almuerzo y terminaba cuando la luz no permitía ver ya el balón. Los goles se celebraban, pero ese gol definitivo, ese que marcaba el 15-14 en el marcador se celebraba como si hubiésemos ganado la Copa del Mundo. Y sin importar si el gol era maradoniano o de palomero, el equipo entero salía corriendo tras el goleador a celebrar sobre él la victoria que nos llenaba de orgullo.

La celebración siempre se enfocaba sobre aquel que marcaba el gol. Palomero o no. Había una excepción: el penal. Un gol de penal no se celebraba, apenas un ligero gesto de complicidad. Tanto ha cambiado el fútbol. Ahora los penales se celebran, así sea el cuarto en una victoria holgada como aquella burda celebración de Cristiano Ronaldo en la final de la Champions League del 2014.  No sé en que momento se empezó a celebrar el penal. En la final de 1974 entre Alemania y Holanda hubo dos penales. Aún en plena final, las celebraciones fueron de lo más parcas. Un brazo arriba, media vuelta, y algunos abrazos. Tanto Neeskens como Breitner.

Claro que el gol hay que celebrarlo. No hay nada más desagradable que un Balotelli ‘celebrando’ un gol. Cuándo los marcaba por supuesto. Según él, no los celebraba, ni una pequeña sonrisa, porque “ese era su trabajo”. Desde que llegó al Liverpool, parece haber olvidado cuál era su trabajo.

En algún momento la celebración degeneró hasta el punto de convertirse en un anuncio publicitario. Así sucedió con la selección Colombia que, rumbo a Estados Unidos 1994, celebraba cada gol levantando el dedo índice. El patrocinador les pagaba para luego anunciar que su producto era “el número 1”.

Poco a poco se han vuelto extrañas las que para mí son las grandes celebraciones. Esas espontáneas, llenas de alegría. Cuando Jairzinho marcó el 1-0 sobre Inglaterra en el Mundial de 1970, nadie se fue a abrazar a Pelé o a Tostão, asistente y artífice de la jugada respectivamente. Jair salió corriendo y los cracks lo siguieron. Siempre a celebrarlo con el goleador. Hasta el gran Maradona salió a perseguir a Burruchaga tras el gran pase que le dio para que marcará el tercer y definitivo gol en la final ante Alemania en 1986.

 

El mundo cambia. Quizás sea nostalgia. Pero duelen y molestan las palabras de Thierry Henry sobre el gol del “Chicharito’ Hernández en los cuartos de final de la Champions League.  En ese decisivo partido el ‘Chicharito’ Hernández por fin pudo jugar. Jugó con ganas, con rabia, con mucha ambición. Y metió gol. Fue el gol que definió la eliminatoria entre el Real Madrid y Atlético de Madrid. El ‘Chicharito’, consciente que se jugaba su oportunidad lo celebró, con mucha emoción. Pero a Thierry Henry no le gustó. Lo acusó de celebrar como “si hubiese ganado la Copa del Mundo“. Según el francés, el mexicano debió salir corriendo a abrazar a Cristiano Ronaldo que fue quien lo asistió para marcar un gol que, todo hay que decirlo, no tuvo un gran nivel de dificultad.

No. ‘Chicharito’ marcó un gol y salió a celebrarlo con el alma como se celebran los goles importantes, los que clasifican, los que dan títulos y los del barrio. Me alegra que ‘Chicharito’ haya celebrado su gol como lo hizo. Porque, entre otras, de haber ido a abrazar a alguien, debió ser a James. Fue él quien rompió la defensa del Atléti con su pase filtrado al área. Pero esa, es otra historia.

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