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Tags: Fútbol; Real Madrid; PSG; Mbappé

Los rumores ahora son noticia. Mbappé se queda en el PSG y rechaza la posibilidad de fichar por el Real Madrid. La prensa de la capital, donde saben, venden y defienden al club merengue como la institución deportiva más grande y reconocida del mundo, procede a excomulgarlo. No entienden la decisión y lo maldicen pronosticándole un futuro de eterno perdedor.

No es común que futbolista alguno rechace al club blanco. Pocos recuerdan que cuando Abramóvich llegó al Chelsea en 2003, una de sus primeras ofertas fue a Raúl, entonces gran ídolo madridista. Aun conociendo los millones del oligarca ruso, la reacción en España fue de mofa, risas, e incredulidad. A Raúl, por supuesto, lo bañaba en millones, pero aún así, salir del Real Madrid para ir al Chelsea, un equipo que no era campeón de liga desde 1955, era impensable. El crack madridista, siempre decente, recuerdo, rechazó la oferta con elegancia. A la prensa y a los hinchas, en cambio, casi les costaba contener la risa.

Años antes, había estallado un escándalo de mayores proporciones porque un crack blanco amenazaba con irse del Madrid. En 1987, la Quinta del Buitre dominaba a placer la liga española. En Europa luchaba por reconstruir la leyenda de un equipo que no ganaba la Copa de Europa desde 1966.

En la primavera del ’87, por cuartos de final, el Estrella Roja derrotó en el Pequeño Maracaná, ante casi 100.000 espectadores, 4-2 al Real Madrid. Era una gran generación yugoslava que terminaría por ganar la Copa de Europa y la Intercontinental de 1991. La tragedia futbolística blanca llegaba antecedida por lo impensable. Desde Italia, entonces el fútbol más rico del mundo, afirmaban que Hugo Sánchez, goleador de aquel equipo, se iría al Inter. Los italianos ofrecían incrementar su salario en un 65%.

Hugo salió en una famosa entrevista con Jose María García, por entonces el gran gurú mediático español, diciendo que el problema era falta de cariño. La queja era sencilla: él metía los goles, pero la prensa alababa a Butragueño. La situación era tan extraña, una estrella del Madrid queriendo irse, que los capitanes blancos tuvieron que hacer una rueda de prensa para explicar lo inexplicable.

Ramón Mendoza, presidente de Madrid, se negó, por supuesto, a vender. Lo habrían exiliado de la capital. Tras remontar 2-0 el resultado de Belgrado (sin gol de Hugo, pero sí de Butragueño), el paso del tiempo enfrió el interés del Inter. El Madrid nunca vendería. Más importante, Mendoza retribuyó con dinero el “cariño” que demandaba el mexicano. No se supo cuánto, pero Hugo permaneció de blanco hasta 1992. Nunca ganó la Copa de Europa.

La decisión de Mbappé demuestra que, como ayer, hoy también son sensibles al “cariño”. Más importante, el fútbol ha cambiado. La historia y tradición ya no pesan lo que antaño. Mbappé firma por tres años. Habrá que ver si la herida en el orgullo madridista sea tal que les permita intentar su fichaje más adelante.

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