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El Dorado trajo a Colombia jugadores de todo el mundo. También, para sorpresa de los lectores más jóvenes, llegaron ingleses. Sobre uno, Charles Mitten, quien llegó a Santa Fe, tuve la oportunidad de leer estos días su biografía. Una historia maravillosa.
El mundo siempre ha tenido sus rebeldes. La historia, no sólo la del fútbol, está llena de personajes que por sus principios y convicciones deciden remar contracorriente. Charlie Mitten fue uno de ellos. No por nada su biografía, escrita por Richard Adamson en 1996 (mi edición es del 2005), se llama el “Bandido de Bogotá”. Esas particularidades de los ingleses: capaces de dar el título de Sir a un pirata, pero incapaces de perdonar a un futbolista que actúa en defensa de sus derechos.
Charlie, puntero izquierdo de los de antes, debutó con el Manchester United en 1946. En 1950 ya era titular bajo la batuta del mítico Matt Busby, el mismo del accidente del ’58, el mismo que haría campeón de Europa al United en el ’68. Siendo una de sus estrellas, Busby lo llevó a la gira por Massachusetts (EE.UU) en 1950. Allí les sorprendió la victoria de Estados Unidos 1-0 sobre Inglaterra en el mundial de Brasil. Al llegar el telegrama lo interpretaron como un error. Debía ser 10-0, victoria inglesa. Después de todo, apenas unas semanas antes el Manchester United había derrota a ese equipo de EE.UU. por 9-2.
Antes que Mitten, Santa Fe, quién lo trajo al país, ya había traído a dos compatriotas, Neil Franklin y George Mountford. Habían firmado por £5.000, más £35 por cada victoria. Cifras a años luz del sueldo máximo de un futbolista en Inglaterra: £12 libras a la semana desde 1949. Era aquellos tiempos en que los jugadores pertenecían al club, con o sin contrato y no recibían nada por los traspasos. Eran simples mercancías cuyo ingreso extra pasaba por jugar amistosos. De ahí la gira por EE.UU.
Mitten salió a EE.UU. con contrato en vigor, pero durante la gira su contrato caducó. Aunque Busby entendía que implícitamente se le firmaría al regresar a Inglaterra, la realidad es que cuando lo llamó Luis Robledo para irse a Santa Fe, Charlie no tenía ningún vínculo contractual con el United. Santa Fe le ofreció £5.000 por firmar, £5.000 de salario y los £35 por victoria. Así que con 29 años, pensando en asegurar el futuro de la familia, Mitten aterrizó en Bogotá.
Muchas cosas le llamaron la atención a Mitten de Colombia. Algunas esperadas, otras más sorprendentes. La desigualdad, reinante aún, mantenía en palabras de Mitten a una gran masa pobre debajo de una élite tremendamente millonaria. Robledo cumplió todas las promesas hechas a Mitten. No menciona en qué lugar de Bogotá vivió, pero sí que era una magnifica casa con cuatro habitaciones y un amplio jardín interior. Teusaquillo me permitiría adivinar. La inequidad le llamó la atención, pero codeándose con la élite, vivió a cuerpo de rey y feliz con empleada y jardinero. Nunca más en su vida tendría ese tipo de ayuda en su hogar.
Otro aspecto que le llamó la atención fue el costo de vida, el doble que en Inglaterra según su percepción. Por supuesto ganaba bastante más que el doble de lo que haría en su país natal, así que podría disfrutar de la capital, siempre que fuera antes de las nueve de la noche. El toque de queda obligaba a la ciudad a recogerse antes de las 9 p.m.
Futbolísticamente le llamó la atención los estadios, muy superiores a los ingleses de la época que, recordemos, eran en su mayoría de fines del siglo XIX o principios del siglo XX. Los aficionados contaban con sillas, baños y servicio de comida. Lo nunca visto en esos años en Inglaterra.
Su biógrafo dice que en Colombia marcó 24 goles. La realidad suena más a que jugó 24 partidos y marcó 8 goles. Cuenta Mitten en su biografía que recibió junto a Di Stéfano y el “Pibe” Rial una oferta directa de Santiago Bernabéu para irse al Real Madrid, y cubrirse de oro y de gloria. Le ofrecía £10.000 al año, un bono por firmar de £10.000 y un contrato a tres años, bonos por victoria aparte. Charlie rechazó la oferta, decisión que lamentó hasta el día de su muerte. En cambio decidió volver a Inglaterra soñando con volver a vestir la roja del United. Gran error.
De vuelta a Inglaterra en julio de 1951, para su sorpresa, fue juzgado como desertor. Él, que quería contarles del estado del fútbol suramericano, de lo quedado que estaba el fútbol inglés, no fue escuchado. Recibió una sanción de 6 meses sin jugar, £250 libras y, lo más doloroso, expulsado del Manchester United. Un dolor con el tuvo que vivir el resto de sus días.
Su carrera de futbolista se diluyó en el Fulham y el Mansfield Town. Después sería entrenador, entre otros del Newcastle United. Pero a la historia pasó como el hombre que se fugó a Colombia, por un puñado de dólares.