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Tags: Garrincha; Mundial Rusia 2018; Mundial Chile 1962; Paolo Guerrero; Falcao; Eladio Rojas; Yamasaki

Con razón o sin ella Paolo Guerrero, la estrella peruana se ha quedado por fuera del Mundial de Rusia. Las lágrimas de una nación entera, de frustración y de rabia, son casi incontenibles. La esperanza es lo último que se pierde, y aún luchan por tener al goleador en el Mundial apelando la decisión del TAS a un tribunal federal suizo (Tras escribir la entrada resultó que el tribunal habilitó al jugador para jugar el mundial). A los colombianos, la frustración de los peruanos, nos recuerda lo sucedido con la lesión de Falcao hace cuatro años. En lugar de abogados, aquí se buscaban médicos milagrosos. Lo acontecido con Guerrero, además del caso Falcao, me trae a la memoria el día que expulsaron a Garrincha en la semifinal de Chile 1962. El crack brasileño podía quedar por fuera de la final.

El 13 de junio de 1962 Brasil enfrentó a Chile por un cupo a la final. Tras la lesión de Pelé en primera ronda, Garrincha, la alegría del pueblo, había tomado la batuta y regate tras regate se había convertido en el líder de la selección que aspiraba al bicampeonato. Ante Chile, Garrincha no decepcionó. Marcó dos goles y condujo a su equipo a la victoria por 4-2. Pero no todo fue alegría para los brasileños ese día.

Corridos 79 minutos, con el 4-2 en el marcador, el árbitro expulsó al “9” chileno, Landa. Cinco minutos después, quizás cansado de recibir patadas toda la tarde, Garrincha respondió, y tras lanzar una patada a Eladio Rojas, éste cayó al suelo como fulminado. Yamasaki, el peruano, el árbitro, no lo dudó. Sin tarjeta roja, que no existirían en mundiales hasta 1970 (y que curiosamente estrenaría en 1974 un chileno, Caszely), y a instancias del juez de línea, expulsó al crack brasileño, a la figura del torneo.

Tras el partido, Garrincha con un vendaje en la cabeza por los tres puntos de sutura necesarios para parar la hemorragia producida por una pedrada que le había lanzado un espectador, se quejaba del juego violento de los rivales. Sus quejas serían en vano. Aquel pasaría a la historia como uno de los mundiales más violentos de la historia.

Aunque Aymoré Moreira, entrenador brasileño, aseguraba que Pelé jugaría la final con un “80 por ciento” de certeza, la realidad es que las mayores posibilidades de Brasil para ser campeones pasaban porque Garrincha pudiese jugar el decisivo partido ante Checoslovaquia.

La expulsión directa, a diferencia de hoy día, no implicaba perderse automáticamente el siguiente partido. Ya en 1954 el capitán húngaro Bozsik había sido expulsado durante la Battalla de Berna que sostuvieron con los brasileños. Ellos no fue obstáculo para que se alineara como titular en la semifinal ante los uruguayos.

Pero lo de Garrincha no estaba tan claro. En Brasil los diarios se llenaron de peticiones a todos los santos para que la FIFA perdonará al gran Mané. Quien decidía era el Comité de Disciplina, que como casi todo en aquella época, controlaba casi a discreción el Presidente Stanley Rous. Hasta de la presidencia brasileña llegó directamente a Rous una solicitud de clemencia “en nombre de la alegría del pueblo brasilero”.

La decisión se tomó rápido: el 7 amonestado, el 9 sancionado. El 9, era Landa. El 7, Garrincha, podría jugar. La FIFA fue explícita en anotar que no se compartirían las pruebas utilizadas. Simplemente la falta de Landa se consideró más grave que la de Garrincha. El vídeo que existe muestra a Garrincha lanzar una “patadita” al pasar al lado de Rojas. No parece lo suficientemente fuerte como para lesionar al chileno.

En cualquier caso, Garrincha jugó la final. La ironía también llega al fútbol. Aquel fue, con diferencia, su peor partido del torneo, prácticamente intrascendente. Al final, el fútbol pone a cada quien en su lugar. Y Brasil, gracias a Amarildo, fue campeón del mundo.

Rumbo a Brasil 2014, lo dije hace 4 años , Falcao era importante, pero su presencia no nos garantizaba la final del mundial. Su ausencia tampoco nos condenaba al fracaso. Paolo Guerrero es importante, pero difícilmente con él va a ser Perú campeón del mundo. Sin él, Perú tiene esencialmente las mismas opciones de pasar a segunda ronda. Salvo que terminen convencidos que él lo es todo. Lo mejor que puede hacer Perú es como cuando se acaba el amor. Ya lo lloraron, ahora deben superarlo. Llegar con la mente fresca. Tienen fútbol.

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