El fútbol hoy: analítica y visualización de datos

Tags: asistencia a los estadios; Asistencia de público al Fútbol Colombiano; Asistencia total en el fútbol colombiano; Atlético Huila; Atlético Nacional; Cúcuta; Dynamo Berlin; Fútbol Profesional Colombiano; Hertha Berlin; Junior; Medellín; Millonarios; Quindio; Santa Fe

Uno de los inesperados efectos de la caída del muro de Berlin fue el desplome del número de asistentes a los estadios, particularmente en aquellos equipos relacionados con las instituciones de poder comunista.  Antes de caer el muro, detrás de la cortina de hierro, los grandes equipos estaban controlados por alguna poderosa institución del régimen. Así, el Dynamo en la Unión Soviética era el equipo de la policía secreta: la KGB. De hecho también lo eran demás Dynamo’s: el de Bucarest y el de Berlin por ejemplo. Esto los hizo ser los equipos más odiados.

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Con las promesas de libertad que llegaron a principios de los noventa, los equipos odiados dejaron de atraer público al estadio. La afición no se sentía atraída, y los estadios permanecían prácticamente vacíos. A pesar de tener décadas de historia, era equipos sin apego de un grupo de hinchas significativos.

La importancia del apego para generar hinchada la corrobora la historia del Hertha y el Dynamo, ambos de Berlin. El Dynamo de Berlin se fundó después de la guerra y a pesar de ser el equipo más odiado, logró ser campeón consecutivamente de la República Democrática Alemana entre 1979 y 1988. Era, como anoté antes, el equipo de la policía secreta, la terrible Stasi alemana. El Hertha, campeón a comienzos de los años treinta, era antes de la guerra, el gran equipo de Berlin. Pero en la fatídica noche del 13 de agosto de 1961, cuando se erigió el Muro de Berlin, la historia cambió. La mitad de los jugadores y aficionados del Hertha quedaron atrapados en el lado este de la ciudad.

El estadio del Hertha quedaba cerca del muro, así que los hinchas del equipo se arrimaban los domingos de partido a escuchar los murmullos que provenían del estadio. Los gritos que venía del oeste, se replicaban en el este. La guardia comunista acabó pronto con esta diversión de fin de semana y, además, el Hertha decidió en 1963 mudarse al Estadio Olímpico, lejos del lado este de la ciudad.  Los hinchas del este crearon entonces una sociedad ilegal de hinchas del Hertha que se reunía clandestinamente una vez al mes en diferentes lugares de la ciudad.

Cuando el muro cayó, el 9 de noviembre de 1989, el Hertha se encontraba en segunda división. Al primer partido tras el gran acontecimiento, hinchas del este de Berlin llegaron en masa al Estadio  Olímpico a ver al equipo de sus amores. Los directivos del Hertha, ojalá presos de la ignorancia, decidieron invitar al siguiente partido a los dirigentes de los dos equipos del este: el Dynamo y el Unión. La llegada de comunistas y miembros de  la Stasi no fue bien recibida por aquellos que durante décadas soñaron con ver un partido del Hertha en vivo. La asistencia declinó.

El Dynamo cambió su nombre al FC Berlin aunque luego recobró la palabra Dynamo. Lejos de sus días de gloria, y jugando categorías menores de Alemania desde finales de los noventa, su gran logró es reunir a cerca de 6.400 espectadores el día que ganaron la Copa Berlin y lograron clasificar a la Copa Alemana en 2013. El Hertha, miembro fundador de la Bundesliga en 1963, sufrió numerosos reveses por corrupción y otros eventos desafortunados. Hoy día, recién ascendido a la Bundesliga, cumple una decorosa actuación de la mano del colombiano Adrián Ramos.

Y es la importancia del arraigo de una institución lo que nos lleva al Fútbol Profesional Colombiano. En varías ocasiones hemos hablado de como se esta formando una liga sin afición o de la incertidumbre que genera el sistema del torneo en Colombia.  El problema se ha exacerbado. Actualmente en la primera división juegan Chicó, Equidad, Itagüí, Uniautónoma, Envigado, Patriotas, Alianza y Fortaleza. La mitad de la liga está compuesta de equipos que poco aportan al interés del torneo. Envigado, con dos décadas en primera división aún no logra generar el más mínimo interés en sus partidos de local. Quizás algo Chicó, pero los demás son simplemente Dynamo’s, equipos dirigidos por algún caudillo interesado en enriquecerse con el creciente mercado de la transferencia de jugadores al extranjero.

La siguiente gráfica muestra el promedio de la asistencia de los equipos del fútbol profesional colombiano durante la fase regular en el período comprendido entre el primer semestre del 2010 y el segundo del 2013. Únicamente un equipo supera los 15.000 asistentes en promedio : Atlético Nacional (17.479). Millonarios (14.226), Medellín (11.496), Junior (10.566), Caldas (10.417) y Cúcuta (10.199),  en este orden, superan en promedio los 10.000 asistentes. A más de 5.000 espectadores llegan Santa Fe (9.774), Cali (8.772), América (7.596) y Pasto (7.300). El resto, 12 equipos, no llegan en promedio a los 5.000 espectadores.

Asistencia FPC temporada regular 2010 - 2013

En finales, la situación mejora, pero no es para echar campanas al vuelo. La siguiente gráfica muestra el resultado de aquellos equipos que han clasificado a los cuadrangulares. No hay datos de Patriotas, Pereira, Cortulúa, Alianza Petrolera y Real Cartagena porque nunca jugaron finales.

América, en su última participación en finales antes de bajar a la B logró 30.000 espectadores de media durante los cuadrangulares. Por encima de los 20.000 espectadores están Junior (27.131), Medellín (26.155), Nacional (25.428), Millonarios (25.102), Santa Fe (22.325) y Cúcuta (20.500). Más de 15.000 espectadores atrajeron Caldas (19.053), Cali (19.031), Quindio (16.667), Tolima (14.595) y Pasto (12.849). Los otros cinco (Envigado, Equidad, Huila, Itagüí y Chicó) no llegaron a los 10.000. ¡El Chicó, ni siquiera a los 2.500!

Asistencia FPC finales

Los datos no sorprenden, el patrón tampoco, pero la situación si preocupa. Son los equipos tradicionales los que logran atraer público a los estadios. Pero el Cúcuta, por ejemplo, con buenas medias de público ya juega la B. También el América y el Quindió. Éste último lograba en finales asistencia aceptables.

Equipos con arraigo, como el Deportivo Pasto que ascendió por primera vez en 1998, obtienen promedios de asistencia decentes. Equipos como Envigado, que ascendió por primera vez en 1991, no reúnen ni 5.000 espectadores por partido.

El torneo no debería convertirse en una competencia de empresarios. El Envigado, sin público, es el segundo equipo de mayores utilidades. ¿Es razonable que un equipo con arraigo potencial como el Atlético Huila se arrastre por el fondo de la tabla, con paupérrima asistencia, mientras que otros como Envigado logran mejores resultados deportivos y excelentes resultados financieros?

¿El sistema de las inferiores del Envigado es tan notable? ¿El manejo de la dirigencia del Huila es tan deplorable que no pueden entusiasmar ni un poco su ciudad? El fútbol colombiano, por su propia supervivencia, debería estudiar qué sucede con los diferentes equipos, cuáles son las razones estructurales que hace que los grandes equipos vayan cayendo mientras equipos-negocio van floreciendo, el último de los cuales es el Fortaleza. El año pasado el Medellín estuvo conqueteando con el descenso. Más allá de la natural burla de hinchas rivales, la caída de otro histórico al pozo de la B sería un golpe fuerte para el fútbol colombiano.

Eventualmente, los patrocinadores puede terminar huyendo por falta de interés en el torneo. Si la gente no va al estadio, ¿cuántos espectadores se están reuniendo un domingo a ver por televisión un partido entre Uniaútonoma y Fortaleza o el clásico Itagüí-Envigado?

La historia del Dynamo Berlin demuestra que el amor a un equipo no se logra ni con décadas de dictadura comunista. Tampoco el interés capitalista en busca de la rentabilidad personal parece ser el camino. Hace falta buscar soluciones a un problema que puede resultar destrozando el alicaído torneo colombiano.

golyfutbol
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