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La victoria de España en la Eurocopa 2012 fue la consolidación de un estilo de juego que ha marcado una época. Iván tenía razón, el estilo sigue vigente. Pero a modo de justificación quisiera resaltar que el principal argumento para que yo dudara de la capacidad de España para revalidar el título era que no veía a Xavi a tope, principalmente por su lesión del sóleo izquierdo. Me equivoqué. Xavi a media maquina sigue siendo imprescindible en España, en el Barcelona y en cualquier equipo del mundo que guste del fútbol bien jugado. Tal como demostró en la final contra Italia, cuando se siente cómodo el partido se tiñe de color rojo.

En una entrada anterior hablaba yo de Xavi e Iniesta como la mejor pareja de medios de la historia del fútbol. Desde luego ha habido equipos con grandes mediocampos: Brasil 70, Brasil 82, Francia 82 por ejemplo. Pero la consistencia en el tiempo sólo la tienen los españoles.

El 21 de diciembre de 2002 será una fecha histórica en el fútbol. No fue el debut ni de Xavi ni de Iniesta. Fue la primera vez que ambos jugaron juntos en el F.C. Barcelona. Aquel día en Mallorca, durante 60 minutos -antes de que Iniesta fuera reemplazado-, ambos comenzaron lo que sería la etapa más gloriosa tanto en el Barça como en la selección española.

El valor de la pareja no se puede medir en los goles que han metido aunque alguno, como el de Iniesta a Holanda en la final del campeonato mundial del 2010, sea histórico. Es muy común mirar las estadísticas de posesión y pases completados. En eso, tanto Iniesta como Xavi son unos maestros, líderes en cuanto torneo disputen.

Hay otras cifras igualmente llamativas. Las asistencias por ejemplo. Xavi, en 531 partidos jugados tiene 89 asistencias directas a gol. Iniesta, en 454 tiene 61. De hecho, tal como muestra la tabla cuando ellos asisten a gol, la diferencia de goles a favor de su equipo (sea el Barça o la selección española) aumenta en más de un gol. Cuando Iniesta conecta, la diferencia de gol a favor de su equipo al finalizar el partido es de 2,49 goles. Cuando no conecta es de 1,29. En el caso de Xavi la diferencia es aún mayor. Si asiste, la diferencia de goles a favor de su equipo es de 2,62 goles mientras que cuando no conecta tal diferencia es de 1,16. Las diferencias son ciertas tanto cuando juegan con el Barcelona como con la selección española y lo mismo cuando juegan juntos.

En parte, no debe sorprender que si Iniesta o Xavi conectan con un atacante para marcar un gol, la diferencia de goles a favor debe aumentar. Así tomo yo los datos de la tabla. Cuando tiene su día, cuando juegan bien, son prácticamente invencibles.

Eso fue un poco lo que sucedió en la pasada Eurocopa. Si bien España es más que justo campeón de la Eurocopa, también es cierto que fue muy criticada por el empate en primera fase contra Italia y por el juego desplegado contra Croacia y Francia. En semifinales, contra Portugal, tampoco logró desarrollar el juego elegante y directo que se vio en la final contra Italia.

Iniesta contra Croacia logró su única asistencia directa de la Eurocopa. Xavi, antes de la final, declaró que le gustaría ser más trascendente con la selección. Fue premonitorio. Xavi jugó su mejor partido del torneo, al nivel de lo que exhibió en 2008. Iniesta, también fue superlativo, y de hecho, durante buena parte del torneo, cargó con el equipo ante el leve bajón de Xavi.

De 4019 pases buenos que tuvo la selección española en la Eurocopa, 571 los tuvo Xavi y 403 Iniesta. En medio estuvo Xabi Alonso y Busquets, pero Xabi, el del Madrid fue después de Pirlo el que más pases incorrectos tuvo en el torneo. Busquets falla poco, pero es un jugador simple cuya labor es recuperar, apoyar y dar el balón a Xavi o Iniesta los encargados de darle profundidad a España.

En esencia, la clave de España pasa por sus dos motores. Si tienen su día, si juegan bien, las diferencias a favor de su equipo sube enteros. Son tan complementarios que cuando juegan juntos, la frecuencia con que Xavi o Iniesta asisten a gol se multiplica: logran 2 asistencias directas a gol cada 5 partidos. En esos mismos cinco partidos, cuando juegan separados, apenas logran 0.7 asistencias.

No sólo me equivoqué en el ganador de la Eurocopa. También me equivoqué en como se percibe a esta generación en España. Las celebraciones y los comentarios de prensa y aficionados me indican que son conscientes que están ante una generación única. Por eso creo que se merecen una estatua.

Son muchos los jugadores de fútbol con estatua. Desde Pelé y Maradona, pasando por Cristiano Ronaldo y Romario, hasta ídolos menos universales como Batistuta o Ribery. Lo logrado por la selección española (y hasta por el Barça en los últimos cuatro años) es histórico. Y está cimentado sobre dos señores bajitos en estatura, pero gigantes con un balón en los pies. Merecen una estatua, bien en el Nou Camp, bien en la Plaza Mayor de Madrid. Pero la estatua debe ser de los dos, juntos, celebrando. No celebrando un gol, sino celebrando uno de tantos pases imposibles con los que han deleitado a los aficionados al fútbol en los últimos años.