Tags: Barcelona; Bojan; Brasil; Cristiano Ronaldo; España; Eurocopa; Falcao; Freddy Adu; Fútbol Profesional Colombiano; Giovani Dos Santos; Hugo Rodallega; Juan Pablo Pino; Lionel Messi; Maradona; Pavon; Pelé; Radamel Falcao García; Real Madrid; Seleccion Colombia; Sergio Herrera; Soccernomics
Los medios de comunicación evidentemente necesitan vivir de las noticias, la evolución del fútbol por su parte ha llevado a que el futbolista se convierta en un producto, por ello las empresas asociadas a este deporte han evolucionado este concepto y tratan de explotar al futbolista como marca. No es extraño pues que así apareciera primero el famoso R9 que no era otra cosa que “Ronaldo 9”, una línea de Nike dedicada a Ronaldo Nazario da Lima (con tantos Ronaldos toca aclarar).
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Luego sería la eclosión de Ronaldo de Assis Moreira, Ronaldinho (y otro Ronaldo de paso), quien dio lugar al R10. Como si no tuviéramos suficiente con los Ronaldos, apareció entonces Cristiano Ronaldo y su marca CR7. Y este listado de abreviaturas se ha convertido en un genérico para las nuevas generaciones, impulsado además por herramientas como Twitter donde cada carácter vale bastante, por lo cual abreviar nombres se volvió una costumbre.
Pero bueno, el tema de esta entrada pasa por ese afán de los medios y las empresas para vendernos esos productos. Y no se trata entonces ya de vender a esos jugadores consolidados como Ronaldo, Ronaldinho, Cristiano Ronaldo o Messi (algunos ejemplos actuales). Se trata de como dicen los gringos, buscar “The next big Thing”, la próxima mina de oro. Esta práctica que por años se ha hecho en los deportes tradicionales americanos, donde las grandes empresas deportivas fichan a jugadores universitarios y hasta colegiales, es algo que para el fútbol es relativamente nuevo. Y así vemos entonces como las empresas van tras jóvenes figuras, los equipos incitados por la posibilidad de ingresos se prestan para el juego, y claro, los medios juegan su papel en todo este proceso donde evidentemente la ética profesional brilla por su ausencia.
En su libro de “Soccernomics” los autores hacen referencia a este fenómeno abordándolo desde otra perspectiva, para ellos y para Billy Beane quien es la inspiración del Libro “Moneyball” de Michael Lewis (este asociado al beisbol), las estrellas jóvenes son una gran incógnita. Primero por su evidente inmadurez donde no se sabe cómo podrán reaccionar frente a lo que se puede venir a futuro y segundo porque desde el punto de vista estadístico, no existen suficientes datos previos como para analizar el desempeño de estos deportistas. El ejemplo más claro y evidente lo da el mismo libro con Freddy Adu. Su historia es de esas que le gustan a todo mundo, a los medios, a los aficionados y por supuesto a las empresas. El inmigrante Ganes que llega a Estados Unidos y se cumple el sueño americano. Al pequeño Adu nos lo vendieron como el próximo Pele, incluso salieron juntos en algunos comerciales. Y que paso con Adu? No paso mucho realmente, ha sido un jugador más. Si uno revisa su biografía se da cuenta que estuvo acostumbrado a jugar contra equipos con niños mucho mayores que él y sin embargo siempre se destacó, pero cuando llego el momento de la verdad Adu se quedó en el grupo de jugadores normales. Siendo la gran revelación que debía ser nunca fue a un equipo grande ni a una liga importante. De la MLS paso a Portugal, Francia, Turquía y regreso nuevamente a la MLS, y en ese paso no se ha destacado precisamente por sus buenas presentaciones. Más bien su desempeño ha sido pobre y carente de títulos tanto colectivos como individuales.
Otro caso que me llama la atención es el del Barcelona. Con la aparición de Messi, el afán por vender la Masía llevo a que se creyera que cada año la cantara del can Barça iba a sacar una súper estrella de la misma talla de Messi. La copa Joan Gamper donde tradicionalmente se presenta el equipo a su afición, se convirtió en el escenario perfecto para promocionar a estos jugadores, entonces vimos cómo después de la gran aparición de Messi, se vino la de Giovani Dos Santos, con titulares como “Si el Gamper anterior fue el de Messi, este es el de Gio” y se montó entonces una presión innecesaria a un jugador que si bien como la mayoría tenia condiciones técnicas, fue inferior al reto. Gio fracaso en el Barcelona y empezó su periplo por Europa que lo ha llevado a Inglaterra, Turquía y ahora de regreso a España. Su producción ha sido poca, aunque mejor que la de Adu por ejemplo. Con su selección ha tenido actuaciones más destacadas tanto a nivel juvenil como de mayores, con su selección fue campeón mundial sub 17 en 2005 y campeón olímpico en 2012.
El siguiente en esta lista es Bojan Krkić, también vendido a todos como la próxima estrella salida de la cantera del Barcelona. El caso de Bojan es extraño, tal y como sucede en los casos anteriores, es evidente que condiciones no le faltan, fue promocionado en otra Gamper, pero llama la atención que cuando estaba en un interesante momento de su carrera, fue convocado a la selección absoluta española, el sueño de todo niño, representar a su país, jugar para su selección, más aun, representándola en una Eurocopa que posteriormente España ganaría, Bojan a sus 19 años argumento cansancio para no ir. Cansancio? Un jugador de 19 años cansado? A los 19 años uno quiere comerse el mundo, juega cada tercer día y no siente el cansancio. Para un gran sector de la prensa lo de Bojan fue más una cuestión mental. Y es esa la que lo ha condenado en el mundo profesional. Como dije, condiciones no le faltan, pero ha sido inferior al reto que se le ha planteado. Sus últimos años en la era Barça fueron regulares, su paso por la Roma fue muy corriente, nada del otro mundo y su presente en el Milán está más conectado con el banquillo de suplentes que con la línea titular. Lo que queda claro es que ni Gio ni Bojan son la sombra de lo que era Messi, y al menos así nos los quisieron vender.
Pero en la acera del frente no han sido ajenos a este fenómeno, es ya celebre la frase de Florentino con su política de “Zidanes y Pavones”. Y desde hace mucho tiempo todos nos preguntamos: ¿Que paso con Pavón? Pues bien, Pavón no fue lo que Florentino pensó y termino naufragando en la mediocridad de un equipo como el Zaragoza que entre sus idas y venidas a la segunda división, lucha más por mantener la categoría que por otra cosa. Claro, en este sentido se podrá decir también que en el Madrid la política del club va más por tener jugadores formados y ganadores que jugadores nacidos de la cantera, al menos así ha sido la política de Florentino.
Y en Colombia no hemos sido ajenos por supuesto, a este tipo de fenómenos. Me vienen a la mente un caso en particular, el de Juan Pablo Pino, un jugador con excelentes condiciones, que en un suramericano Sub 20 jugo una excelente primera fase que dejo a Colombia como primera del grupo por delante de Argentina y Uruguay, con un excelente partido frente a Argentina con Pino como figura. Y entonces empezó la especulación, se habló de Boca Juniors, Sao Paulo, Udinese, incluso del Chelsea, al final fue el Mónaco y se pensaba como un trampolín a clubes más grandes. Al final Pino deambulo por Turquía, Arabia y hoy milita en la mediocre liga griega, perdido para el fútbol y perdido para una posible convocatoria a la selección Colombia. A día de hoy nadie sabe si el presente de este talentoso jugador es bueno o malo porque simplemente no lo vemos jugar.
Y como el de Pino hay casos similares de jugadores que parecían destinados a triunfar y por diferentes razones no han llenado las expectativas, así hemos visto pasar a Johnnier Montaño, el mismo Hugo Rodallega que se autoproclamo como mejor que Messi, solo que Messi jugaba en el Barcelona y él en el Quindío.
Los factores son muchos y en Colombia tristemente antes de ser promocionados por grandes marcas o empresas, son explotados por empresarios inescrupulosos que se aprovechan de la ingenuidad de estos jugadores. Yo me pregunto qué pasaría con jugadores como el mismo Pino o Sergio Herrera, si hubieran tenido managers que se preocuparan por la carrera de estos jugadores, por buscar lo mejor para ellos como futbolistas, por hacer que progresaran, y no por mirar el corto plazo y el bolsillo propio, enviando a estos jugadores a ligas mediocres donde se estancan y se pierden para el fútbol.
Al final vemos pues que los jugadores jóvenes son una apuesta arriesgada, las empresas ven en ellos una oportunidad y tristemente muchas veces no se busca formar a la persona sino explotar al producto. No sabemos como van a reaccionar a los grandes retos (Bojan), si serán capaces de mantener el rendimiento del campeonato en el que se dieron a conocer (Gio) o si se dejaran marear por los dólares olvidándose de lo que es mejor para su carrera (Herrera). Pero es tanto el dinero que pueden llegar a producir, que las empresas seguirán apostando por ellos, porque por cada Messi, Ronaldo, Falcao que sale, hay dinero suficiente para intentar convertir en estrella a Adu o a Pavón.