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Fue noticia mundial. La Cámara de Adjudicación del Órgano de Control Financiero de la UEFA, sancionó con dos años al Manchester City. El equipo, propiedad en últimas de Mansour bin Zayed al Nahyan, miembro de la realeza de los Emiratos Árabes Unidos, además de quedar fuera de Europa, corre el riesgo de volver a ser lo que fue.
Al City se le acusa de romper las reglas del Fair Play financiero que la UEFA impuso hace unos años para intentar frenar la creciente desigualdad entre ricos y pobres. Si hace años la final de la Copa de Europa la alcanzaba un Porto, un Steaua rumano, o hasta un Panathinaikos griego, hoy día sabemos que la final la jugarán equipos de Inglaterra, España, Italia y quizás uno alemán o francés. Siendo generosos, no hay más de ocho equipos con poder financiero y deportivo real cada año como para ganar la Champions League.
El objetivo central de la norma bajo disputa es que los equipos no pueden gastar más de lo que ingresan. La acusación al equipo inglés es que infló los ingresos que recibió de su principal patrocinador Etihad, pues estos habrían llegado directamente desde el fondo de inversiones del dueño del City, no de la aerolínea.
El castigo al City puede tener consecuencias devastadoras. Los equipos de la Premier envían prácticamente la misma información a la Federación inglesa que la que registran ante la UEFA. Si la sanción de la UEFA se mantiene, comenzará la investigación en Inglaterra y seguramente supondría la pérdida puntos. El descenso es una lejana posibilidad porque si bien la “football league”, que controla la segunda división, recientemente introdujo cambios que supondría el descenso en casos como el del City, la Premier League no lo ha hecho. Pero hay peticiones para que descienda.
En cualquier caso, salir de Europa trae a la memoria el castigo al Liverpool, y al fútbol inglés tras la tragedia de Heysel de 1985 en el que aficionados “reds” provocaron la muerte de 39 aficionados de la Juventus. El Liverpool fue castigado con seis años fuera de competiciones europeas, mientras que el resto de clubes ingleses no pudieron competir en el continente durante un lustro. La consecuencia fue que el fútbol inglés, dominador en Europa en la segunda mitad de los setenta y hasta ese fatídico día en Heysel, no volvería a ganar la Copa de Europa hasta 1999. Y en parte, el Liverpool no gana la liga inglesa desde 1990 porque le costó mucho recuperase del castigo al que fue sometido.
En la práctica, para jugadores del nivel que juegan en el Manchester City, no jugar la Champions, equivale al ostracismo profesional. Así que varios se irán, otros no llegarán. Antes de la llegada de los petrodólares, el palmarés de los “citizens” era de dos ligas, la última de 1968, y cuatro FA cups, la ultima de 1969. El riesgo a volver a ser lo que fue, está latente.