Tags: Ley de Bosman; Red Deporte y Cooperación; Luka Modrić; Miralem Pjanić; Christian Benteke
La movilidad de capital humano ha sido un tema de vital importancia en el fútbol. Si no existiese la posibilidad que los jugadores fueran parte de una plantilla extranjera, la historia del fútbol sería completamente diferente. El Dorado colombiano no habría sido posible sin la migración de argentinos como Di Stéfano y Pedernera o uruguayos como Schubert Gambetta y Eusebio Tejera; Kubala y Puskás no habrían alegrado al público español durante tantos años y James Rodríguez no podría compartir camerino con Cristiano Ronaldo o Franck Ribéry.
En la actualidad resultan naturales los traspasos entre países; sin embargo, esto fue posible gracias a la Ley de Bosman en 1990 y a diversas regulaciones internacionales que, si bien tienen algunas restricciones como las cuotas frente a jugadores internacionales como en el caso de la UEFA, han permitido que el fútbol sea un mercado laboral global.
Lo anterior resulta cierto para el mercado de los clubes, pero para el caso de las selecciones, las restricciones son mucho más estrictas. En un inicio, para que un jugador pudiese portar la camiseta el único requisito era no haber jugado un partido oficial con otra selección. No obstante, debido a los altos niveles de migración por refugiados a finales del siglo XX, en el 2004 la FIFA estableció unos requisitos adicionales que debían mostrar una relación directa entre el jugador y la selección:
i) Nación en el territorio de la asociación en cuestión
ii) Su madre o padre biológico nació en el territorio de la asociación en cuestión
iii) Su abuela o abuelo nació en el territorio de la asociación en cuestión
iv) El jugador ha vivido al menos durante cinco años después de llegar a la edad de 18 años en el territorio de la asociación en cuestión.
Hoy, más que nunca, el tema de la migración y el fútbol cobran alta importancia. En la última Copa del Mundo, la plantilla de Francia, los campeones del mundo, estaba compuesta en un 78,3% por inmigrantes o hijos de inmigrantes. Bélgica por su parte tenía 47,8% de inmigrantes en su equipo, Suiza 65,2% e Inglaterra 47,8%. Varios de ellos refugiados de guerra o hijos de migrantes africanos que viajaron a Europa buscando mayor estabilidad económica y seguridad. Adicionalmente, los últimos 6 años aproximadamente, Europa ha recibido un flujo enorme de refugiados y migrantes que provienen de la inestable región del medio oriente, y el fútbol ha sido una herramienta fundamental para la inclusión social, la lucha contra la discriminación y el fortalecimiento de los valores comunitarios empleada por la UEFA.
Ante el evidente flujo migratorio y la aparición de tensiones sociales y la dificultad de integración de los niños refugiados extranjeros, diversas organizaciones vieron en el fútbol las virtudes para que la adaptación de los refugiados fuera menos traumática y para que los locales fueran más tolerantes por diversas razones. En primer lugar, las reglas del fútbol son universales y jugarlo implica un trabajo en equipo; en segundo lugar, por medio del juego, se promueve un estilo de vida saludable y se mejora la autoestima de los niños. Finalmente, la inclusión en el juego de valores de “Fair Play” reducen el racismo y la discriminación y aumentan la tolerancia.
El impacto de los programas resultó tan positivo en temas de integración, que desde el 2014 la UEFA realiza anualmente un reporte donde se realiza un mapeo de las organizaciones en todo Europa y ha construido un marco que permite medir y hacer seguimiento a estos programas con el fin de replicar los elementos positivos, integrar a los hinchas, gobiernos y clubes de fútbol y apoyar financiera y/o logísticamente estas iniciativas. Según el mapeo de UEFA, las organizaciones más relevantes y las que reciben mayor por parte de la institución para el 2016 son:
• “1-0 für in Willkommen” (1-0 for a welcome) - Alemania
Aydan Özoğuz, Comisionada de Inmigración, Refugiados e Integración Social, estableció el programa en marzo del 2015. Este tiene como objetivo incentivar económicamente a los clubes (aficionados y profesionales) para que permitan a la participación de refugiados y los apoyen con la adaptación del idioma. Los clubes comprometidos reciben 500 euros al año, los cuales provienen de un fondo en el cual la Federación Alemana de Fútbol (DFB) y la Fundación Egidius Braun aportaron cada uno €300.000 y la UEFA €50.000. Uno de los resultados con mayor impacto es que en el 2015 se otorgaron 42.000 permisos de juego a personas con antecedentes de inmigración.
• KSÍ – “Welcome to the football family” – Islandia
Con el objetivo de lograr una inclusión social de los refugiados en la isla, la Asociación de Fútbol de Islandia le reparte a los padres folletos informativos sobre como ingresar a sus hijos a un club de fútbol. Posteriormente, cundo los niños de refugiados se inscriben, la Asociación distribuye equipamiento de fútbol para que los niños puedan asistir a las practicas. Adicionalmente se ofrecen cursos de arbitraje en otros idiomas para que los padres puedan participar en las actividades deportivas y la adaptación al país sea más fácil.
Por otro lado Streetfootballworld, una red global de organizaciones que utilizan el fútbol como herramienta de cambio social, publicó en el 2016 un reporte de las mejores prácticas para la inclusión de refugiados en Europa. Los 3 casos de estudio más relevantes fueron:
• OLTALOM SPORTS ASSOCIATION (OSA) – Hungría
Desde el 2005 trabaja de la mano con refugios de inmigrantes para que estos asistan a todas las prácticas de manera que se puedan relacionar con ciudadanos húngaros y se acostumbran al idioma. De igual manera, organiza sesiones de entrenamiento en áreas públicas de Budapest donde hay niños refugiados si hogar y los puedan proveer con agua, comida y medicinas. El programa ha mostrado reducir los síntomas del desorden de estrés post-traumático de los refugiados que han huido por guerras en su país de origen.
• Red Deporte y Cooperación – España
Organizan grandes eventos deportivos en los cuales participan españoles e inmigrantes. Utilizan l fútbol como entre los más jóvenes para fomentar los valores de la tolerancia y la convivencia en paz. El programa también cuenta con asistencia legal para los adultos y apoya diariamente a los niños que requieren educación o tienen problemas de salud.
Futbolistas como Luka Modrić, Christian Benteke y Miralem Pjanić fueron refugiados y encontraron en el fútbol una opción de vida. Estos programas y el apoyo de la UEFA no sólo abren la posibilidad a que se encuentre un campeón del mundo en 16 años, sino que son la evidencia de que el fútbol puede cambiar vidas y realidades.