Tags: WM; 2-3-5; Volante 5; Loustau; Renato Cesarini; Vittorio Pozzo; Método italiano; Herbert Chapman; Númeración en el fútbol; Pelé; Maradona; Puskas; Hidegkuti
Los números de la camiseta también tienen su historia. En sus orígenes indicaban con precisión la posición del jugador. La expansión y evolución del fútbol en la primera mitad del siglo XX llevó a que la numeración desarrollara con diferentes variantes. No es casualidad que el número “5” de los argentinos sea un volante, mientras para los ingleses es un central.
Inglaterra, como en todo lo que con fútbol tiene que ver, fue pionera en la numeración de las camisetas en la temporada 1928⁄29. No fue sin embargo hasta la temporada 1938⁄39 que los números en la camiseta se volvieron obligatorios en la liga inglesa. Para entonces, ya Herbert Chapman había revolucionado el sistema táctico adaptando su Arsenal FC a la nueva norma del fuera de lugar.
Ese sistema de numeración, traducido a la WM, implicaba que el 5 terminaría de defensa central. De ahí que aún hoy día en Inglaterra usen como sinónimos los términos centre-half (medio centro) y centre-back (defensa central). La adaptación requerida por la WM implicó también que los números 10 y 8 pasaron al centro del campo.
En Argentina, mientras tanto, la WM pasaba desapercibida. En la época de los oriundi en Italia, Renato Cesarini viajó y triunfó en la Juventus de Turín. Allí se le recuerda aún todos los domingos. La “zona Cesarini”, en honor a varios goles que marcó al final de varios partidos, es en Italia el “arte” de marcar gol cuando el tiempo se agota. Al regresar a Argentina, como entrenador del River Plate, introdujo la versión italiana de la WM, lo que con Vittorio Pozzo al frente de la Selección Nacional (y campeón mundial en 1934 y 1938) se denominó “el Método”. Este era en esencia un 2– 3–2–3 donde el medio centro jugaba un papel central.
Bajo el mando de Cesarini, River Plate se convirtió en la “Maquina” donde (de izquierda a derecha) Loustau, Labruna, Pedernera, Moreno y Muñoz alcanzaron estatus de mitos a pesar de haber jugado únicamente 18 partidos juntos en cinco años. Los cinco cumplieron papeles específicos. Loustau, en particular, conocido como “el ventilador” porque por izquierda daba aire al equipo subiendo y bajando la banda cumplió un rol determinante en la numeración. La labor de Loustau permitió que el medio derecho, Yácono, bajase a marcar la punta derecha. Los tres de atrás, por tanto eran el número 4 marcando por derecha, el 2 en la mitad y a la izquierda el número 3.
Cuando en 1958 se impuso el 4–2–4, como en el resto del mundo, el 6 bajo al puesto de central. Así, una típica línea defensiva en Inglaterra estaba compuesta, de derecha a izquierda, por los números 2–5–6–3, mientras que en Argentina las mismas posiciones serían 4–2–6–3. El número 5 quedó en la mitad naciendo para la eternidad el “volante 5” que denominan los argentinos.
No así en Uruguay. En el país oriental, el paso del 2–3–5 al 4–2–4 fue más directo y los dos mediocampistas abiertos (el 6 y el 4) bajaron a posición lateral con lo cual los números de atrás serían (de izquierda a derecha) 6-3-2-4.
Los números llegaron a ser tan importantes que cumplieron un rol casi determinante en el histórico 3–6 con el que Hungría humilló a Inglaterra en Wembley en 1953. A la tradicional WM inglesa, Hungría llegó con un moderno sistema cuya principal característica era haber retrasado el número 9 para que tuviera espacio. Al momento del partido los ingleses entraron a marcar como lo habían hecho toda la vida: El 2 marcaba al 7; el 5, marcaba el 9 rival; y el 2 al 11. La numeración de los húngaros iba en orden de posición, de derecha a izquierda y de atrás hacia adelante. El problema para el central inglés aquel día, Harry Johnson, era que el 9 estaba muy lejos del área. ¿Qué hacer? ¿Seguirlo? Si lo hacía, Inglaterra que jugó aun con la tradicional WM, dejaría un boquete en la mitad de la defensa. ¿Dejarlo? Si lo hacía, el 9 podría jugar con gran espacio.
Si además, el 9 húngaro se llama Hidegkuti, la fiesta está servida. Johnson no supo nunca qué hacer y Hidegkuti marcó 3 goles en el denominado partido del siglo: la primera vez que los inventores del fútbol fueron derrotados de local por un equipo de fuera de las Islas Británicas.
La primera vez que se utilizaron números en un Mundial de Fútbol fue en Suiza 1954. Se asignaron fijos por lo que el equipo titular uso los 11 primeros de acuerdo a su posición. Pero los que iban del 12 al 22 no tenían nada que ver con la posición. Sin embargo, no siempre del 1 al 11 fueron los titulares. En Suecia 1958 los brasileños no enviaron los números a la organización con lo cual les fueron asignados por un delegado de FIFA. Gilmar, el arquero, resultó con el tres. Garrincha puntero derecho, fue el 11, mientras Zagalo, puntero izquierdo, fue el 7. Los dioses del fútbol quisieron que el número con más historia, el 10, le tocará a Pelé, el Rey.
El 10 que antes había usado Puskas, y luego Pelé, se lo dieron los argentinos a Maradona en 1982. En Alemania 1974, Argentina 1978 y España 1982, los argentinos se numeraron por orden alfabético. Excepto al gran Diego al que le dieron el 10. La mística de los números ya es cosa del pasado. Pero el 10 sigue siendo el del mejor.