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Tags: 2-3-5; Benzema; Casemiro; Cristiano Ronaldo; Isco; James Rodriguez; Jorge Sampaoli; Real Madrid; Zidane

En su segundo amistoso al frente a la selección de la selección argentina, Sampaoli sorprendió al mundo con un esquema de finales del S. XIX y principios de S. XX. El famoso 2-3-5 con el que Uruguay se proclamó campeón del mundo en 1930. Es decir, dos defensas, tres medios y cinco delanteros. Antiguo quizás, pero sistemas extraños también existen en la actualidad. El Real Madrid por ejemplo.

El primer partido entre selecciones se disputó entre Inglaterra y Escocia en 1872. Inglaterra salió con un 1-2-7. Los escoceses, cuyo juego de toque ya los distinguía de sus vecinos ingleses, saltaron con un 2-2-6. El sistema que triunfó, el que se expandió por el universo futbolístico, sin embargo, fue el que Wilson, en su maravilloso libro Inverting the Pyramid llama precisamente eso, la pirámide: el 2-3-5. Los ingleses, la selección, lo adoptó por primera vez en 1884, los escoceses en 1889. En Inglaterra sería el sistema prevalente hasta 1925, cuando el Arsenal de Chapman introdujo la WM. El 2-3-5 pervivió hasta bien entrado el siglo XX. Tanto Argentina como Uruguay lo utilizaron en la final del primer campeonato mundial de 1930.

Sampaoli utilizó el sistema para enfrentarse a un exótica selección asiática, Singapur, cuya mayor aspiración en el partido era intercambiar una camiseta con los ídolos argentinos. Cruyff, quien impuso la defensa de tres en el Barça de los 90, argumentaba que no se requerían 4 defensas para enfrentar a dos delanteros. Sin duda lo mismo debió pensar el estratega albiceleste.

El Real Madrid de Zidane formó ante la Juve, en la final de la Champions 2017,  un 4-3-1-2, moderno y equilibrado dada la ausencia del Bale. James no jugó, lo hizo Isco. ¿Realmente juega el Madrid un 4-3-1-2?

Evaluemos empíricamente dicha formación. Es decir, con información de toda la temporada 2016-2017, para todos los partidos de Liga y Champions, y considerando a James parte de ese equipo titular (permitámonos esa licencia), la formación efectiva del Madrid, la que de verdad jugó, fue un 2-5-1-2.

La ilustración muestra la conexión de pases más relevantes entre jugadores. El equipo, como ilustra la gráfica, juega en la práctica en rombo: Modric y Kroos, ejes del equipo se escoran hacia adentro para permitir el juego desequilibrante de los sobresalientes laterales blancos: Marcelo y Carvajal. Hay un triángulo por izquierda compuesto por Ramos, Marcelo y Kroos, y otro por derecha compuesto por Modric, James y Carvajal. Incluso se podría hablar de otro entre Marcelo, Kroos y James y hasta un cuarto con vertices Ramos, Modric y James. En cualquier caso destaca la importancia que tiene en el Madrid los laterales.

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James, suele juntarse mucho a los delanteros, mientras que cuando juega Isco, éste aparece mucho más pegado a Kroos, lo que empuja un poco hacia atrás a Casemiro. En la siguiente ilustración también se observa que con Isco, Benzema y Ronaldo no aparecen tan excesivamente juntos, con Ronaldo algo más en punta. Además, los triángulos de pases son más fuertes por la izquierda y Ronaldo aparece más conectado. Sin embargo el triángulo del centro (que tenía como vértices a Ramos, Modric y James) pierde fortaleza. Quizás, vaya uno a saber, sea por esto que Zidane prefiera a Isco sobre James.

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En cualquier caso, Sampaoli, con un sistema común en los años treinta, quizás lo único que hizo fue plantear abiertamente el esquema al que efectivamente quería jugar. ¿Qué dirían si Zidane dijera que juega un “claro” 2-5-1-2, ó 2-1-5-2?

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