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En los últimos años el balón de oro con el que la FIFA y la Revista France Football premiaban al mejor futbolista de la temporada se convirtió en centro de atención del circo futbolístico mundial. El mecanismo de votación de la FIFA, un país, un voto (uno de periodista, uno del capitán de la selección y uno del seleccionador nacional), deja la elección al poder mediático de quienes lo ostentan. Así, el entusiasmo inicial de unificar el premio al mejor jugador, poco a poco degeneró en ridiculez. Se tocó fondo con el “insulto” de Cristiano Ronaldo “ a Xavi por no haber recibido un balón de oro. Él, sacó pecho, tiene 3.

Cristiano irrespeta un Campeonato del Mundo, 2 Eurocopas y 1 título olímpico. Ronaldo pretende mofarse de un tipo que ganó 4 Champions League, 8 Ligas españolas, 2 Mundiales de Clubes y 3 Copas del Rey. Y eso que a Xavi no lo definen sus títulos. Es, con permiso de Iniesta, el mejor jugador español de la historia. El referente central de una época dorada para el fútbol arte.

La falta de respeto de Ronaldo emana del poder mediático de la FIFA y la supremacía que, amparados en ese poder, Messi y él mismo lograron. El balón de oro nació en 1956, invento de France Football. Originalmente 96 periodistas especializados escogían los tres mejores a partir de una lista que preparaba la redacción de la revista. Hasta 1994 sólo eran elegibles futbolistas europeos. Por ello Pelé que nunca jugó en Europa, o Maradona que lo hizo, pero era extranjero, nunca obtuvieron el trofeo. Desde 1995 se amplió la lista de candidatos a futbolistas que jugasen en Europa.  El liberiano Weah estrenó la normativa. Años después genios como Ronaldo o Ronaldinho pudieron sacarse la foto con el balón.  En 2007 se amplió la lista a jugadores de cualquier nacionalidad y club.

Desde 1991, la FIFA había montado competencia: el “Jugador Mundial FIFA”. Abierto a todos, pero sin el prestigio del trofeo de France Football, se vio forzada a negociar un acuerdo con la revista francesa para otorgar conjuntamente el “Balón de Oro FIFA”. Desde 2010 Messi lo ganó en 4 ocasiones, Ronaldo en 2.

2010 fue, precisamente, el único año en que Messi y Ronaldo no ocuparon los dos primeros lugares. Las votaciones estaban a cargo de periodistas, entrenadores y jugadores de todos los países afiliados a la FIFA. Un voto por país. El exceso de democracia fue su perdición. El trofeo dejó de ser un premio al mejor jugador, para convertirse en una competencia más entre el Madrid y el Barcelona. Entre 2010 y 2015, salvo Ribery –tercero en 2013– y Neuer –lo propio en 2014–, siempre los tres finalistas fueron del Barcelona y Real Madrid. Para el capitán de Vanuatu o Malawi, poco fútbol hay más allá de los gigantes españoles.

Ser capitán de la selección de Dominica, o seleccionador de Burundi no dice mayor cosa sobre el conocimiento que tengan ellos sobre el fútbol mundial. Podría uno especular sobre que año debió ganar tal o cual jugador. La realidad es que Messi es ya uno de los mejores jugadores de la historia y Cristiano ha sido el único que es capaz de imitar sus números. Pero hay un año en que parece haber consenso que quien ganó, no debió ganar. Fue en 2010. Las posiciones quedaron así:

1. Messi
2. Iniesta
3. Xavi

En 2010 Messi superó inesperadamente a Xavi e Iniesta, ejes del Campeón del Mundo. El resultado sorprendió al mismo Messi. Las votaciones de aquel año son reflejo del sesgo mediático del trofeo. La FIFA, que se vanagloria de tener más afiliados que Naciones Unidas, apenas recibió 136, alrededor del 65% de votos potenciales. Messi arrasó en el resto de Europa, las islas del caribe y África. Nótese que en las principales ligas de Europa ganó Iniesta y su ventaja fue menor en Norte y Centroamérica e incluso el lejano oriente. La ilógica de las votaciones se reflejan en Dublin George, quien votó en representación de Antigua y Barbuda: Maicon, en 2010, fue para él el mejor jugador del mundo.

Las gráficas ilustran, agregando por grandes regiones geográficas, cómo votaron los capitanes de los equipos. La más interesante, por supuesto, es la que muestra los votos por el mejor jugador. Se muestra información de los cuatro mejores de aquel año. Sneijder, para quienes no recuerdan, hizo un gran mundial llevando a Holanda al segundo lugar. A Messi lo dispararon los votos de las ligas menores de Europa, el Caribe y buena parte de África. Conmebol, con poco interés democrático, apenas puso 6 de los 10 votos posibles. Yepes, de Colombia, votó por Xabi Alonso, Walter Ayoví, el ecuatoriano por Samuel Eto´o. Todos votaron en primer, segundo o tercer lugar a Messi. La tierra jala. Pero sorprende que Ayoví no consideró a Xavi o Iniesta entre los tres mejores del año. De hecho, en Conmebol, ninguno votó por Iniesta! Además de Messi, había que votar por Forlán quien también realizó un gran mundial.

¿Cuántas veces no hemos oído a una de las estrella del fútbol mundial decir que no van a ver el clásico del fin de semana? Tienen otros intereses. Mujeres, coches, fama. Que jueguen fútbol no los hace apasionados por lo que desarrollan compañeros de profesión. El cisma por desacuerdos entre FIFA y France Football quizás sea lo mejor para el trofeo. FIFA seguirá con su mecanismo, impregnado de mercadotecnia y exceso de democracia. Pero France Football parece que volverá a sus raíces. De una lista de 30 elegirán al mejor futbolistas internacionales. Es bueno que quienes ven fútbol como modo de vida escojan al mejor del mundo.