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En estos días de Copa América, de éxitos de la selección Colombia, no sorprende que se alcen voces contra el fútbol. La historia está llena de intelectuales que detestan el fútbol. Jorge Luis Borges, autor de múltiples frases geniales contra el fútbol, decía que “_el fútbol es uno de los mayores crímenes de Inglaterra_”. Unamuno dijo aquello de que “_el fútbol es una epidemia peor que la del cólera_”. Y eso que nunca vio que la Copa América y la Eurocopa se jugaban simultáneamente.
Pero hay mayoría de admiradores. Paul Auster, escritor, guionista y director de cine estadounidense, decía que “_el fútbol es un milagro mediante el cual Europa aprendió a odiarse sin destrozarse_”. La frase, cabe anotar, la dijo mucho antes de la Eurocopa 2016. Aquella donde los ultras de toda Europa se han reunido en Francia para darse palo entre sí, a la policia y a todo el que esté cerca.
En Colombia, el periodista Juan Pablo Calvás nos dice en su columna de El Tiempo que “_No me inquieta si James está dejando el ciento por ciento de su potencial en la cancha, porque a fin de cuentas lo que ellos hagan o dejen de hacer poco va a servir para llenar la nevera de mi casa o pagar las deudas que me esperan en el banco._“. La comida en la nevera es importante, fundamental. No seré yo quien lo niegue. Pero a mi me toca el corazón Nelson Mandela cuando decía que “_en Robben Island, la única forma de acceder a la Copa Mundo era la radio. El fútbol ofrecía el único alivio a los prisioneros_”.
La idea implícita de muchas críticas al interés que despierta el fútol, como yo lo interpreto, es que el fútbol no es más que 22 tipos pateando un balón. ¿Por qué debe la sociedad interesarse por esos 22 hombres o mujeres luchando por un único balón? La respuesta más directa la da J.B. Priestley escritor, dramaturgo, locutor y activista político británico cuando afirmó que ”Decir que el fútbol son 22 mercenarios dando patadas a un balón es como decir que Hamlet es papel y tinta“.
La respuesta algo más larga es que el fútbol es un sector muy relevante en la economía. Como lo es, por ejemplo, la moda. Hace unos años tuve la oportunidad de dirigir la tesis de grado a una estudiante entusiasta del sector de la moda. A mi me interesa muy poquito la moda. Pero gracias a su trabajo entendí que representa mucha comida para muchas neveras. En el caso del fútbol existen estimaciones que muestran que el fútbol, en sí mismo, sería una de las 20 primeras economías del mundo. Eso es comida para muchas neveras.
La importancia económica del fútbol se muestra por ejemplo en el estudio anual que mide la importancia del F.C. Barcelona en la economía de la ciudad. En la temporada 2014-2015, el impacto económico del club en la ciudad de Barcelona fue de 1,5% del PIB. Para ponerlo en contexto, estimaciones relativamente conservadoras de la paz en Colombia, hablan de un impacto del 1,5% del PIB en Colombia. La cifra es considerable. El mismo estudio, citado en El País, dice que “si el Barcelona dejará de existir, el paro [desempleo] en la ciudad aumentaría en un 18%”.Entre trabajos directos e indirectos, el F.C. Barcelona creó 16.620 puestos de trabajo. No hay tales estudios en Colombia. Quizás porque aún no hay quien los financie. Pero los días que juega Colombia hay mucha gente llevando comida a la nevera. No sólo los vendedores de camisetas (legales y chiviadas), banderas y trompetas. También bares, restaurantes y otros establecimientos de esparcimiento.
La gente tiene derecho a que no le guste el fútbol. A despreciarlo e ignorarlo. A burlarse de las emociones de los demás. Pero el fútbol es un reflejo de la sociedad. Tiene efectos económicos relevantes sobre determinados grupos poblaciones. Esgrimir que Colombia necesita marchar contra “la injusticia, la corrupción y la violencia” en lugar de ver fútbol, es menospreciar la sociedad en la que se vive. Y es, por supuesto, eternizar el argumento del expresidente Betancur. Aquel en el que declinó organizar el Mundial de 1986 para, con ese dinero, construir escuelista y hospitales. No se organizó el Mundial; tampoco se hicieron las tales escuelitas y hospitales. Mis más sinceros respetos y buenos deseos a aquellos que quieran aprovechar las calles vacías durante los partidos de Colombia para marchar por el fin de la “injusticia, corrupción y la violencia”.
Es que, como dice el sociólogo, escritor y periodista británico David Goldblatt: “Ninguna historia del fútbol moderna está completa sin un recuento del fútbol”
Los hay que no le gustan el fútbol. Pero la historia está lleno de intelectuales, escritores, directores de cine, interesados en el deporte. Algunos lo alaban, otros no tanto. Pero por ver un partido, su genialidad no se afectó. Quizás no haya que pensar en teorías de conspiración. Frases para la historia tomadas de nuestra sección de frases:
Jean Giraudoux, novelista francés en 1900 “La igualdad en el deporte es realmente la única igualdad”
Roberto Fontanarrosa: “Tengo dos problemas para jugar al fútbol. Uno es la pierna izquierda. El otro es la pierna derecha”
Federico Fellini: “El negocio del cine es macabro, grotesco: es una mezcla de partido de fútbol y de burdel”
Jacques Derrida, filósofo francés: “Más allá de la línea de banda no hay nada”
George Orwell: “Fútbol …… es la guerra sin tiros”
Jean-Paul Sartre, filósofo y escritor francés: “En un partido de fútbol todo se complica por la presencia del equipo rival”
Alastair Reid, poeta y ensayista escocés. “Si un marciano preguntase qué es el fútbol, un vídeo del Brasil-Perú del Mundial de México 1970 lo convencería de que se trata de una elevada expresión artística”
Henry de Montherlant, novelista francés sobre la selección de Uruguay, campeona olímpica de 1924: “Este es el auténtico fútbol, el real. Lo que conociamos ahora, lo que hemos jugado no es, en comparación con esto, nada más que un pasatiempo de colegiales.
Bob Marley:”El fútbol es habilidad en sí mismo. Un universo en sí mismo. Lo amo por que debes ser hábil. Libertad. Fútbol es libertad”.
Steven Spielberg: “El fútbol bien jugado es el más bello espectáculo de imágenes del mundo”.
Alfred Polgar, crítico de teatro refiriéndose a Matthias Sindelar, estrella austriaca de los veinte “a su manera, tenía cerebros en las piernas”.
Jonathan Wilson, periodista y escritor inglés: “El Imperio inglés explotó los recursos naturales de Sur América. A cambio les regaló fútbol”