Tags: Disparos al arco; Goles de Messi; Lionel Messi; Mundial; Mundial 2014; Pases; Porcentaje de pases
Los goleadores sólo tienen un indicador válido: el número de goles que marcan. No importa si no la tocan en 90 minutos. Si embocan una, su partido fue fabuloso. En eso, en meterla, Messi ha cumplido con creces en el Mundial de Fútbol de Brasil. Dos partidos, dos goles.
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Pero Messi quiere ser Campeón del Mundo. Y para que Argentina sea Campeón del Mundo, Messi tiene que destacar en todas las facetas ofensivas. Tiene que desequilibrar, tiene que asistir, tiene que tener presencia en el campo. En eso, poco hemos visto de Messi en el Mundial.
Messi, ya lo sabemos, corre poco. Contra Bosnia corrió 8.618 metros. Contra Irán aún menos: 7.772 metros. En ambos partidos fue el que menos distancia recorrió de todos aquellos jugadores que disputaron los noventa minutos (excluyendo al portero). El promedio del equipo, incluyendo los que entraron desde el banco y los que se fueron reemplazados (y que por estar menos tiempo en el campo corrieron menos) fue de 8.983 metros frente a Bosnia y 9.063 metros frente a Irán. Es decir, frente a Bosnia Messi corrió el 90% de sus compañeros, y frente a Irán el 86%. Messi pues, corre menos. Pero él no es un atleta. El está para ser crack y liderar el equipo.
Otras cifras indican que tampoco en la faceta de líder parece estar rindiendo al nivel que de él se espera. Según datos de la FIFA, Messi en promedio está 91% del partido en tiempo de “baja actividad”. Aunque aparenta ser una cifra alta, debe aclararse que la mayoría de jugadores están una gran proporción de su tiempo en “baja actividad”. Claro que Messi dedica más tiempo que los demás a la “baja actividad”. Las cifras del resto del equipo, incluyendo las del arquero que está en “baja actividad” el 99% del partido, es de 85%. El jugador del Barcelona es, excluyendo al arquero Romero, quién más tiempo se ‘relaja’ durante el partido.
Messi, se dirá, no tiene porque andar corriendo en busca del balón. De hecho, según datos de OPTA, Messi apenas si recupera un balón por partido. Sus compañeros, excluyendo al arquero, recuperan en promedio casi 8 balones por partido (ver gráfica abajo).
Debe ser, entonces, que cuando Argentina tiene el balón, Messi se desmarca, la pide, distribuye y, por supuesto, mete el gol que lo hace héroe. Las cifras también desmienten eso . En aquellos minutos en los que Argentina goza de la posesión del balón, Messi corre más o menos lo mismo que Federico Fernández, el rocoso central del conjunto albiceleste. Frente a Irán todos los compañeros que jugaron 90 minutos, corrieron 4 kilómetros o más cuando el balón era albiceleste. Messi fue el único que no llegó a esa cifra.
No importa, dirán los millones de hinchas de Messi: ha marcado dos goles. Además decisivos. Es cierto, el crack deambula casi todo el partido, pero la oportunidad que le dejan, la clava desde fuera del área. De hecho, Messi, frente a Bosnia e Irán, apenas si pisó el área, ese territorio donde labró buena parte de su leyenda. Apenas dedicó el 5,5% de su tiempo, en promedio, a pisar el área contraria. Agüero, el otro delantero, estuvo en el área el 16% del tiempo. Higuaín el 18%. Rojo, de lo mejor que Argentina ha mostrado hasta el momento, pisó el área 4,5% del tiempo. Contra Irán estuvo 7%, lo mismo que Messi. ¡La diferencia es que él es defensa!
La siguiente gráfica resume algunos indicadores de Messi en relación a los de resto de compañeros de Argentina.
Messi ha realizado algo menos de la mitad de los disparos a puerta (y desviados) de la selección Argentina. En cambio, más de la mitad de los que efectivamente van al arco tienen el sello del genio que todos esperamos. Es decir, y no es sorpresa, Argentina depende sustancialmente de Messi para marcar diferencias. Messi, participa tangencialmente en las jugadas al área o en centros al área. Apenas 1 jugada al área ha realizado; escasos 6 centros de los 48 que ha realizado la albiceleste.
Messi no participa en labores de recuperación tal como anotamos antes (apenas si comete faltas además), pero tampoco recibe muchas faltas a favor: 3 de las 23 del seleccionado. Es decir, aquello de que a Messi hay que pararlo a patadas parece haber dejado de ser una necesidad.
Messi tiene una efectividad en el pase del 83%, apenas normal para un delantero, aunque ligeramente inferior a la de Higuaín. Participa en el 10,4% de los pases del equipo y con el 10% de los pases acertados. Sobresale en los suyo: el regate. Intenta el 69% de los regates, con una tasa de éxito de 40%. Una cifra razonable. De los 19 regates buenos que logró Argentina, Messi hizo 12.
Hace unas semanas hablamos de la desidia de Messi en el Barcelona. Su participación en el juego del Barcelona ha caído sustancialmente los últimos dos años. Las cifras de los dos primeros partidos mundialistas de Argentina son, a pesar de los goles, preocupantes. Messi no estaba reservándose para el Brasil 2014. Messi, pareciera, ha perdido ese hambre y ese espíritu de lucha que aunado a su indudable clase lo hizo ser, no sólo el mejor del mundo, sino uno de los más grandes de la historia.
Porque Messi ha marcado dos goles. Pero los rivales fueron Bosnia-Herzegovina e Irán. Selecciones respetables, pero conjuntos de nivel medio por decir lo menos. Si Argentina quiere ser campeón del mundo, no puede depender de Mascherano, quien con 211 ha sido el que más pases totales ha hecho en estos dos partidos. Di María, jugador ofensivo también ha realizado 135 pases. Messi 116.
Argentina necesita a Messi. Pero como ya se demostró en los últimos dos años del Barcelona, los grandes equipos no le van a dejar ese papayazo para disparar desde donde le gusta.
Messi, creemos algunos, no está para ser un ‘simple’ goleador. Messi está para marcar las diferencias. Por ahora sólo golea. Muy poco para lo que se espera y se necesita de él.