Tags: Copa Libertadores; Freddy Montero; Fútbol Profesional Colombiano; Millonarios; Santa Fe; Wilder Medina
El fútbol colombiano es poco propicio a las grandes contrataciones. Está a años luz de las grandes ligas europeas, bien sea la española, la inglesa o la alemana. Pero también está lejos de las ligas más pudientes de América Latina como las de México, Brasil o Argentina. Incluso, no es extraño que jugadores pretendidos por clubes colombianos prefieran irse a Chile o Ecuador atraídos, no sólo por mejores ofertas económicas, sino en ocasiones por considerar que allí habrá mayor tranquilidad para sus familias.
Por eso se armó un gran revuelo en enero del 2013 cuando Millonarios, campeón por primera vez en más de dos décadas, traía como refuerzo para jugar la Copa Libertadores a Freddy Montero. No era el caso del típico jugador latinoamericano que quisiera regresar al país después de triunfar en el exterior. Era un jugador de 25 años que había triunfado en la MLS, la liga de los Estados Unidos. Objetivamente, aquello no era un gran rótulo, pero dado el poderío económico de la MLS relativo al del Fútbol Profesional Colombiano (FPC), no cabía duda que era la contratación del semestre. El jugador, que había sido goleador en Colombia antes de emigrar, tenía como objetivo dejarse ver por el seleccionador nacional, Pekerman, para poder integrar la selección Colombia. Lo convencieron los directivos de Millonarios que la mejor entrada a la selección era triunfar en la Copa Libertadores.
El gran rival de Millonarios, Santa Fe, decidió por las mismas fechas contratar a Wilder Medina como delantero para reforzarse, también de cara a la Copa Libertadores. Era lo contrario de Montero. Llegó con 31 años, procedente del Tolima. Toda su carrera se había realizado en Colombia. Era tenido por ser un buen delantero pero arrastraba el lastre de su repetido dopaje por consumo de marihuana y cocaína. Ésto último justificó su despido del Deportes Tolima.
Millonarios, por tanto, se reforzó con un jugador serio, persona de familia, sin mayores complicaciones en su vida personal. Santa Fe se arriesgaba. Era un buen jugador, luchador, pero asumía el riesgo de una posible reincidencia. La jugada, contra todo pronóstico, la ganó Santa Fe.
Las tablas que siguen intentan encontrar una razón para el fracaso de Montero y el triunfo de Medina. La primera tabla, que contabiliza sus partidos en el FPC muestra que ambos jugaron prácticamente los mismos minutos. Medina marcó un 50% más de goles a pesar que Montero disparó más. Su eficiencia, por tanto, fue menor. Montero marcó un gol cada cuatro disparos a puerta, Medina cada poco más de dos. En todo el semestre Montero disparó 35 veces al arco, Medina sólo 25. Montero marcó un gol cada 209 minutos jugados, Medina cada 140. No deja de llamar la atención, y sólo a manera de curiosidad, que Messi marca cada 65 minutos, Ronaldo cada 73 y Falcao cada 122.
La gran diferencia entre ambos, según demuestra la tabla, está en los duelos ganados y el número de faltas recibidas. Cierto que a Medina se le acusó, particularmente en las instancias finales del campeonato, de tirarse en exceso. Pero también es cierto que los datos reflejan la impresión del fútbol de uno y otro. Mientras el uno era luchador, aguerrido, el otro era ligero, tibio. Montero ganó 88 duelos a lo largo del torneo, 4 por partidos. Medina 110, 5,8 por partido. Y además recibió más del doble de faltas por partido. Siendo ambos delanteros, las faltas recibidas pueden casi percibirse como instrumentos de ataque.
Las diferencias se mantienen en Copa Libertadores. Gracias en buena medida a los cuatro goles de Medina el Santa Fe llegó a jugar las semifinales del torneo continental. Millonarios, en parte por la sequía de su jugador estrella, fue eliminado en primera ronda. El mayor nivel de competencia de la Copa Libertadores se refleja en los números de ambos, inferiores a los que obtuvieron en el torneo doméstico.
Montero sólo disparó en cuatro de los cinco partidos. Y sólo una vez en promedio. Medina disparó al arco 1,28 veces por partido marcando un gol cada 240 minutos. Si en el torneo doméstico ambos tuvieron aproximadamente el mismo acierto en el pase, en Copa Libertadores la diferencia fue sustancial. El porcentaje de pases acertados de Wilder Medina fue superior en un 7% al de Freddy Montero. Revisando las cifras en el campo del rival, donde duelen las ideas, la diferencia aumenta al 10%. El número de faltas en campo contrario a Medina doblaron las de Montero. Su mayor espíritu de lucha también se observa en el número de duelos ganados.
Tanto Millonarios como Santa Fe arriesgaron. Millos pagando un alto precio económico, Santa Fe trayendo a un jugador con riesgo de reincidir. Si hubiesen hecho una encuesta entre ambas hinchadas antes de comenzar el torneo por su jugador preferido, Montero habría ganado de lejos. Siendo dos jugadores técnicamente similares, la motivación y las ganas de demostrar pudo más en Medina que en Montero. Medina quería demostrar que no era un hombre perdido ni para el fútbol ni para sociedad. Montero, cuya aspiración era la selección Colombia, nunca lucho decididamente por lograr ese objetivo.
Pero como el fútbol es así, la suerte de ambos al finalizar el torneo fue muy dispar. Mientras Montero logró, por fin, dar el salto a Europa -al Sporting de Lisboa-, Medina apenas logró un contrato en el Barcelona de Ecuador. Reflejo de que las contrataciones se manejan demasiado por vídeo.