El fútbol colombiano pagó 22.663.000 pesos (9.000 euros) por cada punto jugado. Un equipo de fútbol es viable como empresa. Como equipo de fútbol, con ambiciones deportivas, no necesariamente.

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En un mundo en crisis muchas empresas quiebran. Las de carácter deportivo, los equipos de fútbol, no son la excepción. Pero hay una diferencia. Al fútbol lo salva sistemáticamente el Estado. En el sector privado esa misma suerte sólo pasa con los bancos.

Después del mundial ´82, el fútbol español quedó en ruinas. Varios equipos, afanados por ser participes del magno acontecimiento acondicionaron su estadio a las condiciones exigidas por la FIFA. Nunca pensaron como pagarían aquello. En realidad nadie lo pensó. Al final, el Estado, los impuestos de los contribuyentes, lo hicieron. Fue la primera de varias intervenciones del gobierno al fútbol español. En 2004 se modernizó el fútbol español. Entró en vigor la ley concursal, el equivalente en el mundo a la Ley de Quiebras. En esencia es un mecanismo para que los equipos renegocien su deuda y poder seguir operando. Pagar, no pagaron, pero al menos seguían existiendo.

El problema en España es que en el 2008 llegó la crisis. Crisis que tiene hoy día a más de un cuarto de la población que quiere trabajar sin poder hacerlo. Así que ahora se le pide cuentas reales a los equipos. O pagan, o desaparecen. Cifras recientes dicen que 19 de 42 equipos de primera y segunda división se han acogido a la Ley Concursal. Deben a Hacienda cerca de 700 millones de Euros.

La Ley Concursal, entre otras medidas, impone un administrador en el equipo. Ellos manejan un equipo de manera simple. Debe ingresar más que gastar. Si ello implica bajar sueldos, se bajan. Es una tendencia. De cara a la temporada ²⁰¹³⁄₁₄, el fútbol español va a gastar 100 millones de euros menos en salarios. Gastarán “apenas” 650.

Es interesante como se enfrentan estos administradores “sin corazón” al reto. Dicen que manejar un equipo de fútbol es más simple que manejar una empresa en otro sector. Los gastos, en su mayoría sueldos, están fijados con antelación pues los contratos de los futbolistas se firman generalmente por varios años. Los ingresos, afirman casi con sorpresa, también son muy fáciles de predecir porque provienen de la televisión, de abonos y de patrocinios que en su mayoría también se conocen con antelación. Así que la ecuación es simple. Gaste menos de lo que ingresa.

El problema es que la ecuación contable no es fácil traducirla al ámbito deportivo. Ni en España con todo lo glamourosa que es su liga, ni en Colombia. El informe de desempeño de los equipos de fútbol de Colombia para la temporada 2012 muestra que las pérdidas del fútbol colombiano superan los 37 mil millones de pesos, algo más de 15,1 millones de euros. Cifra irrisoria para el fútbol europeo, más para el millonario fútbol español. Pero infinita en un país como Colombia. La siguiente tabla, en su segunda columna, muestra las utilidades de los equipos de primera división exceptuando el Itagüí.

En 2012 la mitad de equipos tuvo resultados positivos. La mitad negativos. La tercera columna presenta los puntos obtenidos por cada equipo durante el 2012. Se suman los puntos de las dos rondas de todos contra todos, los cuadrangulares y las dos finales. Nacional, el equipo más rentable, generó 126.572.000 pesos por cada punto que obtuvo. Santa Fe, campeón del primer semestre ganó 5.707.000 pesos. Millonarios, campeón del segundo semestre, con nueva administración, obtuvo 22.490.000 pesos por cada punto.

Las cifras de estos tres grandes contrastan con las de Caldas que, por cada punto, pagó más de 258.000.000 pesos, Junior 62.000.000 y Medellín más de 48.000.000. En promedio, los equipos con ganancias recibieron por cada punto 25.049 pesos. Los equipos que perdieron, en promedio, pagaron 76.338.000 pesos. En el agregado, contabilizando lo de todos los equipos, el fútbol colombiano pagó 22.663.000 pesos (9.000 euros aproximadamente) por cada punto jugado. Triste.

Los datos nos permiten, además, revisar otra hipótesis. Aquella donde se correlaciona positivamente el rendimiento deportivo con el resultado económico. Aprovechando que la utilidad es el resultado del ejercicio anual, es decir, se deriva de las actividades de cada club durante el año 2012, se pueden graficar los puntos obtenidos con las utilidades de cada equipo. Se espera una correlación positiva. Es decir, a más puntos debe haber mayor utilidad.

La siguiente gráfica ilustra el ejercicio. Hay una “cierta” relación positiva, pero más débil de la que se quisiera observar. Una fuerte relación entre desempeño deportivo y rendimiento financiero garantizaría que un trabajo serio de los directivos se compensaría con retornos de capital respetables. Pero no parece ser cierto.

Hace meses discutíamos, preocupados, que la liga colombiana era una liga sin afición. No porque surjan equipos chicos en primera división, sino porque surgen equipos sin tradición. Equipos tradicionales, manejados de manera aceptable, como Nacional, Millos, Cali o Santa Fe tienen resultados favorables. Equipos desordenados, y tradicionales son Medellín, Junior, Cúcuta o Caldas.

Hay otro grupo de equipos que llama la atención. Envigado, Chicó y en menor medida Tolima. Los dos primeros son equipos cuya función pasa por mercadear jugadores. Comprar o formar barato y vender caro, al exterior preferiblemente. El objetivo es permanecer en primera división. Eso garantiza la visibilidad de su producto. La estrategia parece tener resultado. Son la demostración que en Colombia un equipo de fútbol es viable, al menos financieramente. Deportivamente no ganan, pero a nadie importa. Sus resultados financieros, los que importan, están en números negros. La afición de los equipos tradicionales no permitirían esa estrategia; exigen emociones.

El Tolima es un caso interesante. Es, desde luego, un equipo tradicional, con una afición de muchas décadas. Su manejo es, visto desde fuera, como el del administrador concursal en España. Simple. El ingreso debe superar el gasto. Famoso es el comentario de cada año de los directivos del Tolima amenazando con no empezar el torneo por carecer de recursos. Traen barato, venden bien, y deportivamente buscan títulos. No han sido muy exitosos en lo último, pero medido en puntos, el Tolima está en el top 3 de equipos en el siglo XXI.

Se concluye que un equipo de fútbol es viable … como empresa. Como equipo de fútbol, con ambiciones deportivas, eso otra historia.