Tags: Alfredo Di Stéfano; Cruyff; Julio Cruzo; Lionel Messi; Maradona; mejor futbolista de la historia; Mundial 2006; Pelé; Ronaldo; Zidane
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El debate sobre el mejor jugador de todos los tiempos es tanto o más apasionante que aquel sobre el mejor equipo del mundo. Como con los equipos, un buen número de “expertos” censura este debate. Argumentan, no sin razón, que comparar jugadores de diferentes épocas y que juegan en diferentes posiciones es elegir entre peras y manzanas. Puede ser cierto, pero esta es una discusión que ningún aficionado al fútbol puede eludir.
El Olimpo del fútbol está reservado para aquellos que marcaron una época y cuya leyenda trasciende sus años dorados. No es sorpresa que esté altamente correlacionado con aquella de los mejores equipos del mundo. Al fin y al cabo ya anotamos que una característica común de los mejores equipos de la historia era que contaban con un jugador franquicia.
La FIFA a finales del siglo XX decidió elegir al mejor jugador del siglo mediante una votación por Internet. La idea se les enredó. En el ciberespacio ganó Maradona. Pero el ciberespacio era en esa época territorio inexplorado por aquellos con edad para haber visto a Pelé en directo. La juventud, por el contrario, había visto en directo las hazañas de Maradona. Las de Pelé apenas las conocían por padres y abuelos. Y ya se sabe. Una imagen vale más que mil palabras. La FIFA decidió entonces ofrecer a ambos cracks compartir el premio. Maradona no aceptó. Pelé tampoco. Sus palabras fueron: “Antes de hablarme a mí, Maradona debería pedir permiso a Sócrates, Tostao, Zico, Romario y a tantos otros jugadores brasileños. Y luego de hablar con ellos, tendría que pedir permiso a Di Stéfano y a Moreno”. La decisión pasó por entregar dos premios. Uno a Maradona como ganador de la encuesta por Internet. Otro a Pelé, nombrado mejor jugador del siglo por el comité de técnicos de la FIFA. Una solución salomónica que no dejó satisfecho a nadie.
Escoger uno es casi imposible. Pero sí hay un ramillete de jugadores que están en todas las quinielas. Pelé, Maradona, Cruyff y Di Stéfano están entre los cinco mejores jugadores de todos los tiempos para la práctica totalidad de aficionados y profesionales relacionados con el mundo del balón. No hay una encuesta universal. Al menos no la conozco, pero esa es mi percepción.
Algunos, quizás los más jóvenes, incluyen a figuras como Ronaldo (el brasilero) o Zidane entre los mejores jugadores de la historia. No les faltan méritos objetivos. Ambos campeones del mundo, Ronaldo máximo goleador histórico de los mundiales, Zidane lo ganó todo a nivel de selección y de clubes. Pero les faltó ese intangible para entrar al Olimpo. Un intangible indescriptible que quizás tenga que ver con la leyenda propia de jugadores o con el hecho de que ninguno jugó en uno de los mejores equipos de toda la historia. Ambos, es cierto, coincidieron en el Madrid de los “Galácticos”. Aquel que armó Florentino Pérez trayendo a los mejores jugadores del momento. Primero llegó Figo (en el 2000), luego Zidane (2001), Ronaldo (2002) y por último David Beckham (2003). Aquel equipo “Galáctico” ganó la liga de 2001, la Liga de Campeones en 2002 y su correspondiente Copa Intercontinental. En aquel equipo no jugaba Ronaldo. Ambos si estarían en la liga conquistada en 2003. A pesar de estos triunfos pocos, incluso entre los madridistas más acérrimos, se atreverían a poner a aquel equipo al nivel del Madrid de las 5 Copas de Europa.
Pero sí Zidane y Ronaldo no llegan al podio, si hay un quinto candidato que juega entre nosotros en la actualidad: Lionel Messi. Su nombre genera polémica por diferentes razones. Sobre todas destaca la polarización que vive el mundo futbolístico entre barcelonistas y madridistas. Los azulgrana los defienden, los blancos lo repudian. Otros, más objetivos, argumentan que sus triunfos en el Barcelona no se corresponden con su éxito en la selección nacional. Participó decisivamente en el torneo olímpico que ganó Argentina en China 2008. Pero en Copa América y, particularmente, en mundiales no ha podido triunfar. En 2007, en la Copa América de Venezuela la albiceleste partía favorita para ganar el partido decisivo a Brasil. Pero un sorpresivo 3-0 evitó que la selección Argentina levantara un trofeo que no obtiene desde 1993.
Messi ha jugado dos mundiales, en Alemania 2006 y en Sur África 2010. Al primero llegó joven, era suplente y aunque marcó un gol frente a Serbia su papel era secundario. Tan secundario que en cuartos de final Pekerman, el entrenador argentino, se negó a meterlo para rematar el partido que ganaban 1-0 frente al anfitrión. Cuando el mundo esperaba la entrada de Messi para aprovechar los huecos que dejaban los alemanes desesperados por alcanzar el empate, Pekerman se decidió por el rocoso delantero del Inter de Milan, Julio Cruz. El resultado final fue de empate a uno y la posterior eliminación desde el punto de penal.
Cuatro años después, Messi llegó como líder de un equipo que entrenaba Diego Armando Maradona. Ni Messi fue el líder que todos esperaban, ni Maradona era el entrenador que sólo él se imaginaba. Alemania le pasó por encima a Argentina en cuartos de final. Messi no marcó un solo gol en aquel mundial.
Pero siguió ganando y rompiendo récords. Y camino a Brasil 2014 su peso en la selección Argentina ha subido enteros. Para ser el mejor de la historia, como demuestran el caso de Cruyff o Di Stéfano, no hay que ganar un mundial. Pero si lo gana, nadie lo pondrá en duda. El debate sobre la presencia de Messi en el Olimpo continúa. Yo creo que ya entró. Pero el mejor sigue siendo Pelé!