Con las eliminatorias al Mundial de Brasil 2014 llegando a su ecuador, la Selección Colombia ilusiona al país como hace mucho no lo hacía. Es natural. Los últimos partidos se cuentan por goleadas. Cuatro al campeón de América, tres a Chile en Santiago. Rendimiento ideal.

En 1994, después de ganar 0-5 a Argentina, Colombia fue nominada por el mismísmo Pelé como favorita para ser Campeona del Mundo. Aquel verano estuve en España. Recuerdo que en la separata del Diario Marca se establecían los objetivos mínimos que debía alcanzar cada selección. España, por ejemplo, debía llegar a cuartos. Brasil debía ser finalista. Colombia, decía la separata, era “mínimo semifinalista”. La caída fue brusca. Colombia fue el primer equipo eliminado de aquel mundial. La toalla de playa gigante que llevé, con la efigie del Pibe Valderrama y la leyenda de ‘Colombia Campeón del Mundo’ pasó el resto del verano prudentemente escondida entre la maleta. Pero, ¿de verdad fue sorpresa? La realidad es que no.

La gráfica que acompaña esta entrada presenta la tendencia o evolución de la diferencia de goles en los 490 partidos tipo A (contra otras selecciones nacionales) que ha disputado la Selección Colombia. La diferencia de goles se define como goles a favor menos goles en contra. La media histórica, por cierto, es bastante mediocre. En promedio, la diferencia de goles es de -0,05. Es decir, en promedio, Colombia pierde el partido.

La tendencia de la gráfica se estima descomponiendo la serie de diferencia de goles entre lo que los economistas llaman ciclos y tendencias. La metodología se utiliza principalmente para establecer si un país está en ‘boom’ o en recesión. Hoy día, por ejemplo, seguramente en el sur de Europa, el ciclo está muy por debajo de la tendencia. Es decir, la economía cae mucho más que lo que dice el promedio histórico.

Los resultados son, por decir lo menos, muy llamativos. La tendencia a tener diferencia de goles negativa (a perder, en cristiano) fue una constante durante los primeros 153 partidos que jugó la selección. Esto es, ¡hasta abril de 1985!

La Selección Colombia tuvo entre 1985 y 1990 una tendencia ganadora (diferencia de goles positivas), pero el pico lo alcanzó en 1989, unos meses antes de la Copa América de aquel año. La diferencia de goles, que igual no llegó siquiera a un gol de diferencia, alcanzó para clasificar al mundial gracias a los favores recibidos de Ecuador en la sorpresiva victoria de éstos sobre Paraguay. Al mundial se llegó con tendencia a la baja. El mínimo se alcanzó, curiosamente, en el gran partido que Colombia le jugó a Alemania en el mundial de 1990. A partir de ahí, la tendencia inició un ciclo creciente.

El nuevo pico llegó, con poco más de un gol de diferencia a favor, justo en el partido más recordado por los colombianos: el 0-5 contra Argentina el 5 de Septiembre de 1993. Al mundial de EE.UU., aquel en el que Colombia ‘iba’ a proclamarse Campeón del Mundo, se llegó en plena tendencia decreciente. Una breve recuperación, que coincide con las eliminatorias al Mundial de Francia 1998, facilitó la clasificación. Pero la tendencia era irreversible. Nuevamente, como en Italia ’90, el partido decisivo -esta vez contra Inglaterra- llegó en el punto más bajo de la tendencia.

La selección se recuperó y alcanzó el máximo nivel de rendimiento en la final de la Copa América de 2001. El lector inquisitivo notará que la metodología no tiene en cuenta el nivel del rival. La tendencia a marcar goles a favor y recibir menos en contra fue favorable porque, como es bien sabido, la Copa América se disputó contra nominas de segundo nivel. La realidad del fútbol colombiano no era la de un Campeón de América sino la de un equipo cuya diferencia de goles a favor no alcanzaba siquiera el gol de diferencia.

Se tocó fondo en la eliminatorias de 2008, con aquel 4-0 ante Chile en Santiago que marcó el fin de la era Pinto en la selección. De cara al Mundial de Sur África 2010, si bien la tendencia era a mejorar, los goles recibidos eran mayores que los anotados. No es hasta el último partido de esas eliminatorias, un 0-2 ante Paraguay en Asunción que la selección no recupera una diferencia favorable. Desde entonces, la tendencia crece y, por primera vez en la historia, la tendencia de la diferencia de goles es decididamente mayor a uno.

La situación actual no es más que un reflejo de un gran grupo de jugadores que debe clasificar a Colombia al mundial. Si el objetivo se logra, debe planificarse de tal manera que se llegue al mundial a tope, en el pico de la curva. Es importante no repetir los errores del pasado en que el mundial coincide con tendencias negativas.