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México es campeón Olímpico de fútbol, un titulo importante sin lugar a dudas. Algunos dirán que es un torneo sub-23 con 3 refuerzos, pero sin lugar a dudas es un torneo interesante. Esta claro que no alcanza el mismo nivel de importancia de los primeros olímpicos pero tampoco es un torneo mediocre. Es cierto que es un sub-23 y que es un excelente medidor del nivel de las selecciones.
Pero lo importante es que México por fin pudo ganar un torneo que sale de su jurisdicción. Hasta hoy todo se limitaba a copas conseguidas en la Concacaf donde siempre han sido amos y señores por múltiples razones y a una copa confederaciones en la que casualmente también se impusieron a Brasil. Pero completa parte de un ciclo porque por fin dan resultados esas selecciones juveniles, esas que han sido campeonas en categoría sub-17. Con o sin razón, la prensa mexicana ha reclamado de sus selecciones que sean protagonistas porque sienten que si en el nivel pre-juvenil fueron campeones, pues esto debe verse reflejado en otras categorías a medida que estos jugadores van evolucionando. Digo que con o sin razón porque si bien es cierto que es una generación que debe ser importante y que es bueno exigirle que gane, también hemos visto que esas categorías no terminan dando una buena muestra de la actualidad del fútbol, donde los mejores ejemplos son los equipos africanos que no han podido consolidarse a nivel de mayores. Varios jugadores de estas categorías terminan perdiéndose y no logran culminar sus ciclos en el profesionalismo y en otras latitudes en la misma generación vemos como mas adelante salen jugadores mas importantes. Son realmente categorías donde es difícil hacer un seguimiento adecuado a los jugadores porque no existe una cantidad de datos del pasado como para poder hacer una evaluación juiciosa. Estas categorías terminan funcionando mas como un filtro.
Pero volviendo a estos olímpicos, tienen un efecto interesante, el jugador mexicano sale fortalecido mentalmente con esa medalla de oro, y es un efecto general para todos los jugadores de este país, en especial por el rival que enfrentaron en la final, el amo y señor de los mundiales, el pentacampeón del mundo, al que se le sigue resistiendo la medalla de oro. Hay una buena combinación de jugadores que le permite a los mexicanos soñar con un mejor desempeño en los mundiales. Y si bien a veces parece folklórica y hasta exagerada la presión de los periodistas mexicanos hacia su selección, este triunfo les da la razón de cierta forma. Es en todo caso un proceso, es un buen comienzo, y desde mi perspectiva le quita la presión al jugador mexicano de ganar torneos importantes ante otras selecciones, pero sobre todo les fortalece la parte mental y la autoestima. Sin duda México mirara con otros ojos los próximos torneos y el mundo mirara con otros ojos a México. Pero ojo, solo es una parte del ciclo, aun falta para consolidar ese buen trabajo que hacen los mexicanos en las divisiones pre-juveniles, que sin duda con 2 títulos mundiales los pone sobre la mesa como potenciales protagonistas, pero que como dije, sin una buena planificación es un oasis, que lo digan los africanos expertos en esos oasis.