Tags: Barcelona; Carlos Tévez; Cazorla; Corinthians; Getafe; Jeques en el fútbol; Liverpool; Málaga CF; Manuel Pellegrini; Racing de Santander; Real Madrid
Colombia no se caracteriza por sus grandes hazañas en el séptimo arte. Pero algunas, así sea por diversión, vale la pena ver. Una de estas es el Embajador de la India. Cuenta la historia de un desempleado que de paseo a un pueblo remoto termina engañando a todos afirmando ser el embajador de la India. Lo exótico del título le facilita recibir todo tipo de favores por los impresionados habitantes desacostumbrados a recibir tan nobles visitas. Al final, por supuesto, es descubierto.
El engaño del ‘embajador de la India’ se queda en nada comparador con lo que ha sucedido en el superprofesional fútbol de hoy. Lo cual, por otra parte no deja de sorprender. El caso más escandaloso es la reciente adquisición del Racing de Santander, entonces en la primera división española, por parte del supuesto multimillonario ciudadano índio, Alí Syed. En enero del 2011, un ‘embajador’ indio aterrizó en Santander. Adquirió el equipo, prometió grandes inversiones y hasta alcanzó a pasearse entre vítores por el estadio cántabro. Dicen que Syed llegó con cuatro limusinas blancas y una docena de guardaespaldas. Había sospechas que se justificaban en actitudes excéntricas de multimillonarios. Siendo Santander cuna de excelentes manjares de la ya de por sí deliciosa cocina española, Syed prefería comer pizza. Al final, no sólo terminó comiendo pizza, sino andando en un utilitario cinco puertas sin guardaespaldas y sin limusinas. El Racing descendió a segunda, no hay inversiones, y la situación aún es tan confusa que yo sería imposible de describirla. Simplemente, en Santander vendieron SU equipo al que no debían. Buscando ser millonarios por la vía rápida, encontraron lo opuesto.
El Racing no es el único caso. En Brasil, un par de iraníes, educados en Gran Bretaña llegaron al Corinthians y compraron a Tévez por $22 millones. Lo que empezó como un sueño acabó con los inversores acusados de lavado de activos y el Corinthians en la segunda división en 2007. Recientemente al Getafe, en España, llegaron también los jeques con su plata fácil. De los 90 millones de euros que invertirían en tres años nada llegó. Resultó ser una empresa fachada que estafaba prometiendo inversiones o falsos créditos ejerciendo de intermediarios en operaciones con dinero procedente de los Emiratos Árabes y Egipto a cambio de comisiones millonarias. El Getafe, al menos, salvó la categoría.
El dinero fácil siempre es una ilusión. Recientemente en Colombia corrió el rumor que un jeque había mostrado interés por reactivar a Millonarios, gigante colombiano venido a menos. Las redes sociales azules se ilusionaron con acabar, por fin, con más de dos décadas de sequía. Quizás para mejor, la noticia no fue más que un falso rumor.
La historia viene a cuento por lo que está sucediendo con el Málaga. Hace unos años llegó un Jeque que, este sí, repartió dinero. Invirtió y hasta prometió codearse con Real Madrid y Barcelona. Los resultados, como anotamos hace unos días, tardaron, pero llegaron. Pero algo pasó en Málaga. De pagar con retraso el jeque pasó a no pagar. Fernando Hierro, manager del equipo, fue el primero en abandonar el barco. Nunca dijo muy bien por qué, simplemente ya no creía en el proyecto. Hace unos días corrían rumores de que el Jeque estaba negociando con el grupo petrolero albanés Oil Tiça la venta del equipo. Falsa esperanza. La realidad es que ya están vendiendo las estrellas. Cazorla se va al Arsenal y al entrenador, Pellegrini le han dicho claro que ‘se busque la vida’. No hay más plata!
El afán o la necesidad de salir de la pobreza ha llevado a muchos equipos a venderse, a desnaturalizarse. El Liverpool, por ejemplo, terminó en manos de magnates americanos que nunca entendieron la mística detrás de uno de los equipos más legendarios de la liga inglesa. Es triste al final para el hincha, para el aficionado. La ‘inversión’ ficticia o incluso real genera gran reconocimiento para el supuesto millonario de turno. Pero la salida suele ser tormentosa. Difícil negarle a un hincha la ilusión de un título, pero también difícil aceptar que puede resultar peor el remedio que la enfermedad. Simples sentimientos encontrados. En el caso del Málaga es particularmente doloroso. Es ganarse la lotería, comprarse casa con piscina, Ferrari y yate de lujo amparado en el número de lotería. Pero resultó que el número no era, lo habían leído mal.
Ser pobre es duro. Salir de pobre y volver a pobre es aún más duro. Suerte al Málaga en su intento por mantener la categoría.