El fútbol hoy: analítica y visualización de datos

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Tags: Enzo Bearzot; España 82; Eurocopa; Falcao; Giovanni Trapattoni; Juventus; Milan; Paolo Rossi; Ricardo "El Divino" Zamora; Socrates; Toninho Cerezo; Zico

En los días previos a la Eurocopa de Polonia y Ucrania ha estallado un nuevo escándalo de apuestas en Italia. Se acusa a varios jugadores de amañar partidos ilegalmente. En partido jugado apenas unos días antes del inicio del torneo, Rusia desarboló y derrotó con cierta facilidad a Italia. La selección recibe críticas desde todos los ángulos, pero los más viejos, los que han visto fútbol desde múltiples ópticas saben que esto no ha hecho más que comenzar. Giovanni Trapattoni, curtido en mil y una batallas lo ha dicho: “Italia no va a ser el equipo que vimos ante Rusia”.

La historia le da la razón. Quizás, como alguna vez dijo Maturana, se juega como se vive, y la Italia desarrollada, icono de la moda y el diseño en el mundo es también un país con serios problemas de corrupción desde hace años, décadas, y hasta siglos si me apuran. El fútbol, por supuesto, no podía ser la excepción. Pero Trapattoni sabe que no es extraño que Italia regrese campeona después de salir con la cabeza gacha del país.

Desde los años 30 es común que Italia juegue los grandes torneos con presión extra. En 1934, por ejemplo, cuando Italia organizó el mundial en plena época de expansión fascista por Europa la consigna de Mussolini fue simple: “Italia debe ganar”. Admiral Vaccaro, presidente de la Federación Italiana contestó diplomáticamente: “haremos lo mejor posible”. Mussolini replicó: “no entiende. Es una orden. Italia debe ganar la Copa del Mundo”. La presión, a pesar que el fútbol en Italia no era lo que es hoy día (el Giro de Italia centraba la atención del país cuando comenzó el mundial), era asfixiante. Las ambiciones italianas pasaban por vencer a España en cuartos de final. Aquella selección liderada por el “Divino” Zamora, quizás uno de los tres mejores arqueros de todos los tiempos, frenó el ímpetu italiano. El 1-0 a favor de la furia (no sería _la roja_ hasta bien entrado el siglo XXI) se mantuvo hasta que, dicen las crónicas, Schiavio agarró al “Divino” durante un centro sin mayor peligro y, ya al borde del descanso, empató Ferrari. El partido terminó 1-1 pero la batalla dejó secuelas. Siete españoles (entre ellos Zamora con dos costillas rotas) y cuatro italianos no pudieron jugar la revancha al día siguiente. El segundo partido lo ganó 1-0 Italia con polémico tanto de Giusseppe Meazza. Para la historia queda que el arbitro suizo de aquel partido, Mercet, quien anuló dos goles de España, no volvería a dirigir un partido internacional y sería expulsado tanto por la FIFA como por la Federación Suiza. Italia acabaría ganando su mundial.

Años después, en el mundial de Inglaterra1966, Italia llegaba con grandes opciones de triunfo. Lo avalaba el doble triunfo del Inter de Milan en la Copa de Europa y la Copa Intercontinental. Sin embargo, con gol del dentista del ejercito norcoreano Pak-Do-Ik, la desconocida selección de Corea del Norte ganó 1-0 y los eliminó en primera ronda. Cuatro años después, camino al mundial de México 70, una cuestionada Italia partió del aeropuerto de Fiumicino dónde en lugar de vítores y buenos deseos un cartel advertía: Ricordate Corea. El final es de sobra conocido. No ganó el mundial porque Brasil ese año parecía fuera de concurso. Pero llegó a la final después de derrotar a Alemania en semifinales en el que para muchos ha sido el mejor partido de la historia.

En 1980, dos años antes del mundial de España 82, Italia se vio envuelta en escándalos por apuestas ilegales. El Milan y Lazio fueron descendidos a segunda. El gran Paolo Rossi, revelación italiana en Argentina 1978, fue sancionado por tres años. Posteriormente fue amnistiado y su sanción se redujo a dos años. Enzo Bearzot, el carismático entrenador Italiano, contra viento y marea decidió convocarlo a él, al futbolista que no jugaba hace años. Pero los resultados obtenidos camino al mundial no hicieron más que arreciar las críticas: Italia apenas empató con Suiza, ganó 1-0 a Luxemburgo y perdió con Alemania Oriental y Francia.

Paolo Rossi

Ya en el mundial, en primera ronda, Italia no pudo ganar ningún partido. Empató los tres y apenas pudo meter dos goles … y ninguno de Rossi. Pasó segundo de su grupo, pero le tocó el grupo de la muerta: jugaría contra la Argentina de Maradona y el Brasil de Zico, Socrates, Toninho Cerezo y Falcao. Ganaron a Argentina 2-1 el primer partido de ese triangular semifinal. Rossi, titular en todos los encuentros, no había marcado un gol. La prensa italiana se volvía loca, no entendía como era posible que Bearzot mantuviese a Rossi. Parecían cumplirse la previsiones de Gabriele Oriali, compañero de selección quien, antes del mundial había afirmado: “Con Rossi en el ataque, nuestras posibilidades de ganar el mundial se reducen”.

El resto es historia. Rossi despertó contra Brasil, marcaría dos más en semifinales y otro en la final. Italia fue campeona mundial y Rossi máximo goleador del mundial. Imposible de adivinar sólo un mes atrás.

El penúltimo escándalo llegó en mayo del 2006, apenas un mes antes del mundial. Entonces la policia italiana destapó una red de managers de equipos de lustre en Italia como Juventus, Milan, Reggina, Lazio y Fiorentina quienes seleccionaban árbitros que fuesen favorables a su causa. La trama acabó con la Juventus en la Serie B y los demás castigados con puntos de descuento en la clasificación general.  El equipo nacional nuevamente logró abstraerse del ruido externo y con un equipo plagado de jugadores de la Juventus y el Milan fue, nuevamente, campeón mundial.

Hoy, la historia se repite. Italia llega golpeada por la justicia, por la prensa y genera escasas ilusiones a sus aficionados. Pero, ¿conociendo la historia de Italia, alguien se atreve a descartar sus opciones al trono europeo de 2012?

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