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El torneo colombiano se ha caracterizado por tener una alta diferencia organizacional en sus equipos, ello impulsado muchas veces por el presupuesto disponible, por la organización interna de los clubes y por supuesto, por la calidad de sus directivos.
Los procesos reales son pocos y quienes los han mantenido han tenido un rendimiento aceptable o por lo menos saben que parte de la tabla estarán peleando, aunque en nuestro torneo los equipos con un trabajo medianamente serio sin tener jugadores extraordinarios, tienen resultados muy por encima del promedio.
No hay una planeación seria en muchos casos, y vemos que un equipo un semestre invierte millones de pesos en jugadores pero al siguiente lo vemos sin un peso en su presupuesto y a sus dirigentes hablando de que se va a hacer un proceso con las divisiones inferiores. Ya ese tema esta bastante trillado y muchos periodistas han hablado de la falta de seriedad en esa palabra proceso, que es más por necesidad que por convencimiento, lo cual es un error conceptual gigante.
Pero bueno, hecha esta introducción, mi punto es que cuando se apuesta por esas canteras los jugadores terminan teniendo las oportunidades que muchos hinchas reclamamos para ellos. El espectáculo toma un tiempo en llegar, pero llega y así no tenemos que ver jugadores rencauchados que llegan en el ocaso de sus carreras a devengar sueldos altos y a salir del fútbol con mas pena que gloria, la lista de ejemplos seria larga y triste, razón por la cual es mejor ni ponerla.
Caso contrario es el de excelentes sorpresas que nos llevamos cuando a algunos equipos les toca echar mano de la cantera. Le paso al América que Umaña saco campeón, donde al principio pocos conocíamos a esa camada que con trabajo llego a salir campeona después de tener un torneo difícil. Le paso a Santa Fe, que hoy se enorgullece y su técnico habla de tener 8 jugadores de las inferiores en la plantilla titular.
Y por supuesto los directivos se llenan la boca diciendo que estos jugadores representan el patrimonio del club. ¿En serio? ¿Realmente son el patrimonio del club? O son más bien el patrimonio de un mecenas, el producto perfecto para que directivos e intermediarios se llenen las manos de dinero y el equipo sea en realidad el menos beneficiado. El caso de Santa Fe es tal vez el mas triste y patético. Si uno hace las cuentas del dinero que debió entrar a Santa Fe en las ultimas 3 décadas por concepto de jugadores salidos de las inferiores, se daría cuenta que tendríamos un verdaderos patrimonio, que el equipo jamás debió entrar en concordato y que si fuera tan mal negocio como dice cada directivo de turno, hace rato que lo habrían vendido. Bueno, y si realmente hubiera habido un proceso serio, algún titulo debería haber dejado. Pero ni lo uno ni lo otro.
En este momento como los resultados del equipo son buenos, todo mundo se olvido del proceso de conversión de Santa Fe en una sociedad anónima, cosa con la cual seria al menos posible que los jugadores sean patrimonio del club. Que al venderlos ese dinero ingrese a las arcas de los equipos y que a su vez, estos tengan un plan estructural para utilizar esos recursos y re-invertirlos en el equipo. Pero no, lo que pasa es mas digno de una compra venta o de una casa de empeños. El jugador llega, el directivo lo vende al mejor postor sin respetar procesos, y el dinero entra a engordar el bolsillo de esos mecenas y una mínima parte se re-invierte en el negocio para pagar nominas y cumplir al mínimo. No nos digamos mentiras. El fútbol es un negocio, los directivos están por encima de cualquier cosa para ganar plata, los hinchas no están dentro de sus prioridades y los jugadores y sus intereses menos. El modelo debe cambiar, de lo contrario seguiremos entregados a ese sistema de equipos formadores y vendedores de futbolistas, donde al parecer la gloria y los títulos son un efecto secundario.