Tags: Claudio Ranieri; Despido de entrenadores; Días en el cargo; English Premier League; Leicester; Puntos por Partido
Echaron a Claudio Ranieri del Leicester. El “mago” que hizo campeón a un equipo chico en la liga más rica del mundo. El mismo del que Renzi, entonces primer ministro italiano, dijo que “la mayor hazaña en la historia del fútbol inglés la ha guiado un italiano. Grande Leicester. Grandísimo Claudio Raniero”. ¿Lo echaron injustamente?
Por más que el fútbol sea cada vez más un negocio global, los sentimientos siguen siendo su guía principal. Por ello se entiende que el despido de Ranieri cayera tan mal en el apasionado deporte del balón. Hasta Mourinho se posicionó en la esquina del italiano. Nadie recordó, ni él mismo, que hace unos años había dicho que Ranieri “Tiene 70 años y ha ganado una Supercopa. Quizás tenga que cambiar su mentalidad. A lo mejor es viejo para hacerlo”. A Ranieri lo echaron del Leicester con 65 años.
Más allá de la pasión, el despido de Ranieri comenzó a fraguarse con el título de la Premier 2015-16. Como escribí hace un tiempo, la reversión a la media del Leicester era previsible. Es decir, su lugar no era arriba, sino la lucha por la permanencia. La diferencia entre antes y después es que habiendo sido campeón, ahora se exigía más nivel y unos resultados similares a los del Leicester campeón. Estadística e históricamente era muy complicado para Ranieri y el Leicester mantener la lucha con los gigantes de la Premier.
En Inglaterra, considerando los equipos que han estado en primera división entre las temporadas 2010-11 y 2015-16, un entrenador permanece 493 días en el cargo. La desviación estándar, para los interesados es 376, es decir, no despreciable. El puntico arriba, en el eje del número de días, lo adivinaron, es Arsene Wenger. Ranieri estuvo en Leicester 591 días. Es decir, en esos días en que ya es socialmente aceptable echar al entrenador.
La gráfica también muestra una correlación positiva y estadísticamente significativa entre el desempeño del entrenador (medido como puntos obtenidos por partido) y la duración en el cargo. La causalidad es discutible, pero un pobre desempeño está claramente asociado a un mayor riesgo de ser despedido.
La gráfica, recordemos, utilizando datos de 2010-2011 a 2015-16 refleja el éxito de Ranieri. Con excepción de Sir Alex Ferguson, nadie hizo más puntos por partido. Sin embargo, al computar los datos de la temporada 2016-17, la excelencia ya no era tal: 1,59 puntos por partido. Un desempeño, apenas promedio y acorde con el historial de Ranieri que en su carrera, en los 13 equipos de élite que ha entrenado tiene un promedio de 1,52 puntos por partido. Su mejor promedio lo logró en el Mónaco, y aunque campeonó la Ligue 2 el intratable PSG lo dejó sin título.
Y es que Mourinho tenía razón: muy pocos títulos. Copa y Supercopa con la Fiorentina en los 90, Copa del Rey en el 99 y Supercopa de Europa con el Valencia en 2004, el ascenso a la Ligue 1 con el Mónaco además de la anotada Premier con el Leicester.
Ranieri, nos dice la historia, era el entrenador del Chelsea cuando llegó Abramovich con sus camiones llenos dólares. El ruso inicialmente le dio continuidad, pero el segundo lugar en la Premier y las semifinales de la Champions fueron insuficientes. A la siguiente temporada lo echaron para contratar a Mourinho quien haría del Chelsea un equipo ganador.
Ranieri, como el Leicester, se encontró con el éxito de frente sin buscarlo explícitamente. Nadie, nunca le quita lo bailado. Pero el objetivo del Leicester es la permanencia. Y el fantasma del descenso está muy cerca. Por más simpático que nos parezca el viejito Ranieri, la salvación de los Foxes pasaba por un revolcón.