El fútbol hoy: analítica y visualización de datos

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Tags: Barcelona; Cadiz CF; David Vidal; España 82; Hungria 10 El Salvador 1; Jorge ´el mágico´ Gonzalez; Maradona; Milosevic; Mundial 1982

Maradona lo dijo en 1982: “Jorge ´_el Mágico´ _González es mejor que yo, es de otra galaxia”. David Vidal, el entrenador que lo disfrutó, sufrió y soportó durante siete años en el Cádiz lo corrobora: “técnicamente era mejor que Maradona”

El lector desprevenido preguntará con razón: si era tan bueno, ¿por qué no jugó nunca en un equipo grande? La respuesta merece más que unas pocas líneas o un simple vídeo. El ‘Mago” González fue el líder de la selección Salvadoreña que clasificó y jugó el Mundial de España ’82. Participó en las tres derrotas incluido el escandaloso 10 a 1 que le propinaron los húngaros  A pesar de la debacle varios equipos europeos (incluyendo el Atlético de Madrid y el Paris St. Germain) sondearon su contratación. El Cádiz C.F., entonces en la segunda división española, por 30 millones de pesetas contrató al que luego sería nombrado por la IFFHS mejor futbolista salvadoreño del siglo XX.

Allí, en Cádiz, el ‘Mago’ pasaría a ser el ‘Mágico’. Es leyenda. Futbolísticamente hablando el salvadoreño es hoy en Cádiz lo que Maradona en Nápoles; un ídolo, casi un Díos. No ganó un título allí, pero a cambio repartió alegría; de esa que sólo el fútbol puede dar. Ídolo, pero anárquico. El ‘Mágico’, dicen, faltaba a la mitad de las sesiones de entrenamiento. No fue esto óbice para que al finalizar su primera temporada en España el Cádiz ascendiera a primera división. El descenso a segunda la siguiente temporada, y su constante indisciplina lo llevó a Valladolid. El presidente vallisoletano lo presentó afirmando que después de Pelé, “‘Mágico’ es lo mejor que he visto en un terreno de juego”. Pero apenas estuvo en el terreno de juego. Entre la marca que le impusieron para controlar su vida nocturna y las decisiones ‘tácticas’ del entrenador, apenas disputó nueve partidos. En el verano de 1986 regresó a Cádiz, que nuevamente en primera, le hizo un contrato donde se le pagaba por partido jugado.

Al ‘Mágico’ se le entiende mejor por sus historias. Por ejemplo aquellas donde justificaba su falta a los entrenamientos. Destaca por ejemplo aquella donde justificó su ausencia por una huelga de los trabajadores de astillero. Él, afirmó, entendió que la huelga era para todo el mundo.

Su amor por la noche y las mujeres le generó múltiples conflictos con los entrenadores. Vidal, cuentan en Cádiz, llegaba a buscarlo a la discoteca. Apenas veía al entrenador, el portero de la discoteca le avisaba apretando un botón desde afuera para que se escondiera. El mismo Vidal cuenta con algo de frustración aquella vez que lo dejó por fuera de la convocatoria pues no se había entrenado durante toda la semana. El sábado, al finalizar el único entrenamiento al que asistió, el ‘Mágico’ lo esperó: “No tienes ni idea de fútbol” le dijo a Vidal. Sacó un paquete de cigarrillos Winston y le dio 15 pataditas sin dejarlo caer al suelo. “Ahí te quedas” dijo. Y se fue.

Sin embargo, Vidal también tenía su coranzoncito. Consciente que cobraba por partido, en alguna ocasión le dijo que calentara para jugar los últimos diez minutos y así cobrar las 250.000 pesetas de prima. El ‘Mágico’ se negó: “estoy muy cansadito” afirmó. El dinero, por supuesto, lo derrochaba. Pero poco le importaba. Él decía tener muy claro lo que haría después de retirarse del fútbol: “seré conductor de autobuses en San Salvador”.

La somnolencia del ‘Mágico’ casi define su carácter. En el entretiempo de un Atlético de Madrid – Cádiz, Milosevic, entonces DT, daba órdenes a todos. Pedía un fútbol sencillo. “No quiero complicaciones, si la jugada se complica, el balón largo al ‘Mágico'”. Cuándo fue a buscar con la mirada la complicidad del ‘Mágico’, no la encontró. Él estaba recostado en la camilla de masajes; dormía plácidamente. Al final lo echaron. No al ‘Mágico’, a Milosevic. Cuando fichó por el Valladolid, sus primeras palabras en rueda de prensa fueron simples: “tengo frío y tengo sueño”. Irigoyen, presidente del Cádiz, siempre ilusionado en el gol mágico del ‘Mágico’ lo defendía: “Es que tiene el sueño cambiado. Ya se acostumbrará”.

La prioridades del ‘Mágico’ eran, cuando menos, curiosas. El 6 de enero de 1988 jugó el Cádiz en el Bernabéu. El ‘Mágico’ no jugó porque había prometido (y cumplido con) ser Rey Mago en la cabalgata de la ciudad gaditana. En otra ocasión, en 1984, el Barcelona de Menotti y Maradona lo invitó a su gira veraniega por los Estados Unidos. La oportunidad de la vida para muchos. Para llevarlo al aeropuerto lo fue a recoger Vidal a las 5 a.m. Al verlo, el ‘Mágico’ lo miró sorprendido: “¿ya?, sí aún no me acuesto”. Ya en los EE.UU., cuenta el ‘Mágico’, a Maradona le dio por activar la alarma de incendios de un hotel. Todos bajaron a la recepción. Todos menos el ‘Mágico’. Él siguió en la cama con una admiradora.

La vida de Vidal en Cádiz también define la idolatría de la ciudad por el salvadoreño. En noviembre de 1989 renunció por sus continuas peleas con el jugador. La directiva no aceptó su renuncia. En marzo de 1990 lo echaron por sentarlo a él, al ‘Mágico’. La relación estaba completamente rota. Para Vidal era “la primera manzana podrida”. Tal sería el nivel de estrés, que cuestionada sobre el despido la mujer de Vidal declaro a la TV regional que era “el fin de una pesadilla”.

Lo suyo con Vidal no fue personal. Simplemente era su forma de ser. En 2003, ya retirado, un periodista le preguntó si vivía bien. El Mágico contesto que estaba bien pero que “ya quisiera yo tener un negocio, aunque fuera un prostíbulo”. Es un hombre sincero: así como afirma _creer _que tiene cuatro hijos, rechaza la posibilidad de ser entrenador porque reconoce que, simplemente, no iría a los entrenamientos.

Contestada la pregunta. El Mágico no jugó en un grande porque dedico su vida a divertirse jugando. Eran sus palabras. Para él, el fútbol era con balón, era divertirse. Fue un crack único, pero anárquico. Al final, con el Cádiz jugó 194 partidos. Marcó 58 goles. Debe ser un hombre feliz. Pasó a la historia por divertir a los demás mientras se divertía él. Como cuando marcó aquel gol _maradoniano_ frente al Barcelona:

 

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