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Sólo un entrenador que lleva más de 25 años consecutivos como entrenador de uno de los mejores equipos del mundo puede, después de perder un título de liga en el último minuto, decir que “la experiencia será buena para nuestros jugadores jóvenes, incluso si es una mala experiencia“. Esas fueron las palabras de Sir Alex Ferguson después que el Manchester City marcara dos goles pasado el minuto 90. Justo los que necesitaba para arrebatarle el título al Manchester United.
Este, el del Manchester United es el proceso por antonomasia. Pero es realmente replicable en otras latitudes. ¿Es realmente necesario y exitoso un proceso liderado por un entrenador? Recordemos que Ferguson llegó en el año 86 y no ganó nada hasta la FA Cup de 1990.
Recientemente el Deportivo se dio a la labor de revisar en detalle el paso de los entrenadores del Fútbol Profesional Colombiano desde el primer semestre del 2002 hasta el segundo semestre de 2011. En esos 20 semestres hay equipos como Cali, Junior, Santa Fe o Pereira que han tenido 21 entrenadores. Millonarios tuvo 19, América 18, Nacional 16 y Medellín 15. En promedio un entrenador dura 1,8 semestres, es decir, de enero a, más o menos, la tercera semana de octubre. El baile de entrenadores es evidente. Con esos datos, me dí a la labor de intentar poner números al proceso, aquella etapa donde un entrenador es capaz de manejar un equipo por un período (largo se supone) de tiempo.
La siguiente gráfica compara los puntos logrados por cada equipo en el torneo semestral de todos contra todos con el número de semestres que un entrenador permanece en un club. En la medida que el _proceso_ sea productivo se esperaría una pendiente positiva de la línea recta. Es decir, cuánto más semestres dure un entrenador, más puntos (más productivo) debería obtener. La verdad, el resultado es decepcionante. La recta es plana. Hay dos equipos que en apariencia _dañan_ el ejercicio: La Equidad y y el Chicó. En los 10 semestres que a diciembre del 2011 llevaba La Equidad en primera división ha tenido un entrenador. El Chicó, en 16 semestres ha tenido 3.
Es buena idea estadística retirar esos puntos _atípicos_ para establecer si afectan la tendencia general. El ejercicio está hecho en la misma gráfica. Como puede apreciarse, no hay cambios.
Antes de llegar a conclusiones cabe recordar que el sistema del torneo colombiano poco valora la acumulación de puntos. Los playoffs finales que juegan los 8 mejores clasificados determinan al campeón. Es posible, por tanto, que el campeón del torneo si se correlacione positivamente con la permanencia de un entrenador en su puesto.
La gráfica de la derecha relaciona los equipos que han sido campeón con el número de meses que han sido entrenados por el director técnico que salió campeón. Por ejemplo, la primera barra verde indica que el primero título del Nacional en el período considerado lo logró en el primer semestre del 2005 el Sachi Escobar quién llegó al cargo en enero de ese año. Seis meses estuvo para ser campeón. La última barra verde (a la derecha, donde dice 4to título) indica que para el título del primer semestre del 2011, el cuarto de Nacional en este lapso de tiempo, el mismo Escobar también lo logró con sólo 6 meses en el cargo.
Destaca el Chicó, que de la mano de Alberto Gamero fue campeón después de estar en el cargo 40 meses. Es un caso inédito en el fútbol colombiano reciente. El América de Umaña fue campeón después de estar en el cargo 2 años. El título del 2002, sin embargo, lo obtuvo de la mano del “Pecoso” Castro con apenas 6 meses en el cargo. El Nacional, el equipo más laureado de los últimos años requiere que el DT esté en el cargo 10 meses, es decir menos de un año.
El Medellín es el caso extremo. Ha sido campeón en tres ocasiones y, en promedio, el entrenador has estado poco más de cuatro meses vinculado a la institución. Cifra similar a la del Deportivo Cali que fue campeón en el Finalización del 2005 cuando Sarmiento llegó ya en septiembre para dirigir al futuro Campeón.
Si para ser campeón no se requiere proceso, menos han tenido los descendidos. En promedio un DT llevaba 5 meses en el cargo al momento de descender.
Son dos las conclusiones principales. La primera, casi obvia. En Colombia no hay procesos, un entrenador no dura ni un año. Esto, pienso, está relacionado con el sistema semestral del torneo. En un campeonato donde el 80% de los equipos se creen potenciales campeones la paciencia de los directivos es prácticamente nula.
La segunda conclusión es que cuando hay proceso, de poco sirven. A pesar de ser tiempo cortos, no hay premio a la paciencia. En este sentido el Tolima es uno de los equipos más serios pues un entrenador permanece en la institución en promedio un año con lo cual ha logrado ocupar, en el agregado de puntos 2002 – 2011, el tercer puesto por puntos en el torneo de todos contra todos y, además, ha logrado un título.
Pero sólo en equipos sin afición como Equidad o Chicó se puede sostener un proceso serio y largo. Aunque suelen ser visto como ejemplo, en realidad, entre los dos, apenas han ganado un título. Y si el Nacional es el mejor equipo en el todos contra todos en el período considerado con 29,3 puntos por semestre de promedio, Equidad es noveno con 26,1 y Chicó apenas duodécimo con 25 puntos. Es decir, sus entrenadores aguantan porque el objetivo del equipo pasa por vender la materia prima, no por lograr objetivos deportivos más allá de mantenerse en primera división.
Ahora, también es cierto que es mejor los resultados de estos procesos que los conseguidos por los 19 entrenadores que ha tenido Millonarios. Con 24,5 puntos ocupa el puesto 14 del ranking de los 23 equipos que han jugado en primera división en este lapso de tiempo. Quizás no todos deben creerse campeones potenciales y pensar en un proceso donde se asuma que pasar del 14 al 1 es utópico. Quizás, primero, deba subir al 8, al 4, al 2 y al final, con suerte, al uno. Es esto, o es seguir jugando a la lotería con la esperanza de ser campeón con el entrenador de seis meses.