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El 28 de mayo de 1969 el Milan del _Bambino de oro_ Gianni Rivera se coronó campeón de Europa por segunda vez en su historia. La final la ganó 4 -1 contra el Ajax de Amsterdam, sorpresivo representante del hasta entonces, inexistente fútbol holandés. Fue, por tanto, el resultado natural.
Pero en el Ajax jugaba un flaco que salió contrariado de aquel partido, molesto consigo mismo, molesto con sus compañeros. Johann Cruyff, que así se llamaba el flaco, culpó con el tiempo a la inexperiencia la abultada derrota del Ajax aquella noche en el Santiago Bernabéu. Alguna vez dijo Cruyff que esa derrota no debió llegar, pero que fue clave para las victorias que habrían luego de subirlo a la cima del fútbol mundial. No pudo ser al año siguiente porque el Feyernoord ganó la liga Holandesa y el Ajax no participó en la Copa de Europa de la temporada 1969⁄70. Pero si una temporada después. El Ajax ganaría 3 Copas de Europa consecutivas.
La abultada derrota del Athletic de Bilbao en la reciente final de la Uefa Europa League a manos del Atlético de Madrid y el Tigre Falcao me recordó aquel partido del Milan contra el Ajax. Si el Ajax eliminó al poderoso Benfica, el Athletic de Bilbao eliminó al Manchester United. Como el Ajax, el Athletic era un grupo de jugadores de la casa con una característica muy particular: ser un equipo muy joven.
El Athletic jugó contra el Manchester, de visita en Old Trafford, uno de los mejores partidos que he visto a equipo alguno en los últimos años. Contra el Atlético no lo demostraron, y si bien el factor Falcao, Diego y el planteamiento de Simeone tuvo mucho que ver, mi impresión es que nunca tuvieron chance. Salieron tiesos, duros, nerviosos.
El Athletic de Bilbao no va a ganar tres Champions consecutivas. Pero si creo que en la medida que logren mantener la base, será un equipo que animará instancias finales, no sólo de Europa League, sino de Champions en los próximos años.
El Athletic es un equipo con el que es fácil de simpatizar por su curiosa política de contar sólo con jugadores vascos. Sin embargo, a la vez que esto le da esa mística especial, también lo debilita. Depende de camadas, y tiene ahora una muy buena camada. Pero es difícil que los retenga si los grandes de España o Europa llegan con ofertas, para ellos irrechazables.
Personalmente, por la diversidad de las próximas copas europeas, me encantaría ver jugar junto a este grupo de jugadores durante los próximos dos o tres años, ojalá de la mano de Marcelo Bielsa.