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A los aficionados nos encanta destacar el masivo poder del fútbol. La guerra que paró Pelé, por ejemplo. Pero esa idealización en ocasiones se torna en contra. El ejemplo clásico es esa acusación permanente de ser instigador de violencia, cuando lo que sucede por fuera del ámbito del balón es incluso más fuerte. La realidad es que, poderoso como es, el fútbol tiene un poder limitado.
Repasemos dos ejemplos recientes. Uno, el supuesto derrumbe de la acción de Coca Cola cuando Cristiano Ronaldo retiró una botella de esa bebida durante una conferencia de prensa, en plena Eurocopa, y a la voz de “agua”, la reemplazo por una de agua. El otro es la supuesta venta masiva de camisetas del PSG con el nombre de Messi logrando, prácticamente, pagar la inversión de los parisinos en una semana.
El movimiento de Ronaldo se anunció, tumbó la acción de Coca-Cola, haciendo que el valor de mercado de ésta cayera en US$4 mil millones. Forbes, en cambio, anota que el 14 de junio a las 9:40 a.m., hora del este de los EE. UU., la acción había caído 1,6%, es decir, US$4 mil millones menos en su valor de mercado. Ronaldo, dice la nota, dijo “agua” a las 9:43 a.m. Al final del día, más allá del “agua”, las acciones recuperaron US$1.3 mil millones. Parte de ese comportamiento a la baja se debió a que ese día se repartieron dividendos, hecho anunciado con anterioridad. Aún para Ronaldo es difícil mover significativamente las acciones de una multinacional de ese tamaño.
Messi, por su parte, viajó a París el 10 de agosto de 2021. El efecto fue inmediato. PSG vendió 150.000 camisetas en siete minutos y, tres días después, la cifra iba ya en 800.000 mil camisetas. A punta de camisetas, cuyo valor oscila entre 90 y 150 euros, los, mínimo, €72 millones recaudados ya cubrían el primer salario del argentino. En este caso fue el propio PSG quien tuvo que aclarar las cuentas. Por un lado, informaron los parisinos, no tenían disponibles ese monto de camisetas listas para la venta. Por otro, ellos apenas se quedan con el 7% de cada unidad vendida. Es decir, aún vendiendo las 800.000 camisetas, el club habría ingresado un mínimo de €5.040.00, apenas lo del desayuno de Messi en París.
Como anotación personal a este maremágnum, revisé las tendencias de Google Trends a nivel mundial, empezando el 5 de agosto, fecha del anuncio de la marcha de Messi del Barça. Lo comparé con términos de actualidad como son Covid-19, Juegos Olímpicos (cuya clausura fue el 8 de agosto) y Afganistán. En su apogeo (ver gráfica), la clausura de los JJOO tuvo más repercusión que la salida de Messi. También la salida de EE.UU. de Afganistán. El Covid-19 preocupa más al mundo, de forma constante. La llegada de Messi a París y su conferencia de prensa en Barcelona tuvieron gran impacto. Pero el fútbol tiene sus limitaciones.