El coronavirus paró en seco la economía del mundo. Salvo contadas excepciones, documentadas “en detalle en este artículo”, todas las ligas del mundo se vieron obligadas a parar su actividad. Ello con las consecuencias financieras evidentes. En consecuencia, actualmente, como todas los demás sectores de la economía, el ejercicio financiero del fútbol es intentar diseñar un esquema que garantice su supervivencia. Hay opciones, pero no hay solución fácil.

El pasado viernes asistí virtualmente a la charla de Stefan Szymanski (autor de “Soccernomics”) en la que analizaba el estado financiero del fútbol inglés y, como no, planteaba una estrategia para mantener a flote el balón. Cabe aclarar que el ejercicio que presentó era sobre los 92 equipos que componen la FA, es decir, en esencia utilizó datos de las cuatro primeras categorías en Inglaterra. No sólo de los millonarios.

El ejercicio es de lo más interesante porque demuestra como el fútbol inglés hace años, décadas, no recibe préstamos de entidades bancarias: muy riesgoso. Por ello los principales acreedores son los dueños millonarios que por supuesto no tienen el menor interés en reclamar las deudas en la coyuntura actual. Pero, sólo cancelando la temporada actual, el fútbol inglés va a perder un 20% de sus ingresos. Ello implica que todo el fútbol inglés, incluyendo la millonaria Premier, va a estar en números rojos. ¿Cómo evitar la quiebra?

Szymanski propone un esquema de cooperación. Crear un fondo de consolidación al que se asignen el valor futuro de los derechos de televisión y emitir papeles a favor de los clubes sobre el déficit en las transferencias por pagar. En esto, está trabajando bajo el supuesto de que las transferencias de jugadores entre clubes ingleses son sustanciales. El último paso es negociar con los jugadores para que acepten papeles por el valor de salarios que no se van a pagar hoy. En esencia, decía en la conferencia, es utilizar el valor del fútbol de mañana para salvar el de hoy.

Traducido al fútbol colombiano, habría que replantear al menos dos puntos: la televisión, por un lado, las relaciones entre los agentes involucrados por el otro. El esquema de pago por ver, ya controversial en una economía en crecimiento, no parece ser la mejor alternativa cuando los hogares se enfrenten a la mayor recesión que jamás se vivió en Colombia. Renegociar y replantear el esquema parece ser la alternativa óptima. Esto es especialmente importante sí, como parece, tarde o temprano, el fútbol arranca sin público. En ese caso, la competencia del FPC con las grandes ligas de Europa y América sería directa.

El otro punto es, a la larga, el más complicado. Hay que unificar criterios entre los miembros de Dimayor y coordinar con los jugadores. A día de hoy, no sin razón, los jugadores en Colombia no aceptan rebajas de salarios, menos rupturas de contratos. Pero, por otro lado, los clubes, la mayoría ya antes de la pandemia con las finanzas muy débiles, no tiene la capacidad de sostener las nominas si los ingresos no arrancan. En aras del bien común, están todos condenados a entenderse. No hay peor manera de enfrentar una recesión que todos jalando para un lado diferente.