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El VAR, la asistencia arbitral por vídeo, es el juguete de moda en el fútbol mundial. Colombia quiere entrar en esa onda, y según informa recientemente la Dimayor habrá VAR en la final de la Liga Águila 2019-2, así como en el 2020. El problema estriba en que sólo hasta 2022 se plantea utilizar dicha tecnología para todos los partidos. Craso error.
En parte por la necesidad de capacitar a jueces y asistentes, en parte porque somos pobres, se hace difícil implementar el VAR en todos los partidos desde el 2020. En particular, la Dimayor anuncia que en el primer semestre de 2020 se utilizará VAR en dos partidos por fecha, y en el segundo semestre se utilizará en tres, quizás cuatro. Hacerlo gradual deslegitima el torneo.
El VAR es parte de la búsqueda humana por minimizar errores, y llevar justicia a un mundo imperfecto. El fútbol, como siempre digo, no es más que un reflejo de la sociedad. Más allá de historias de corrupción -que por supuesto las ha habido-, la mayor parte de errores en el fútbol son simples diferencias de apreciación. Un defensa realizó una entrada que consideró suave y se llevó por delante al delantero. Un árbitro pitó (o no pitó) la caída de un jugador según si apreció falta o no. En ocasiones todo el estadio menos el árbitro ve una falta, o una mano. En el campo, el juez pudo estar tapado. El VAR llegó para corregir estas imperfecciones.
Sin embargo, lo que se ha demostrado en el tiempo que lleva operando, es que el VAR, a la larga sigue dependiendo de humanos, bien sea unos en una sala, bien sea el árbitro mirando la repetición de una jugada. Si por un lado corrige, por el otro también erra. De ahí que en países como Inglaterra se plantee incluso la creación de un VAR a medida, en el que los entrenadores tendrían un número de reclamos posibles por partido. Otros sugieren que sólo sea utilizado para los fuera de juego. El punto es que no es la panacea.
Lo que sí se sabe es que tiene implicaciones en el resultado, se conceden penales, se anulan goles. En muchas ocasiones acierta, en otras no. La capacidad para influir en el resultado de un partido es la razón por la que no debe utilizarse el VAR parcialmente. Suponiendo que el VAR funciona, y que si hay errores se distribuyen uniformemente a través de partidos, lo que otorga a unos, y quita a otros se compensa en el largo plazo. La justicia tiende a ser igual para todos. Pero sí solo se utiliza en unos partidos, en el largo plazo va a haber equipos que resulten más perjudicados, o que se vean excesivamente beneficiados, así el VAR tome las decisiones justas.
Aplicar justicia a unos y negársela a otros es lo más injusto que le puede pasar al fútbol colombiano. El VAR a medias puede ser contraproducente, desdibujando el torneo colombiano. Implementar el VAR en la final del 2019, está bien. Implementarlo en finales (a todos), está bien. Implementarlo en unos partidos y otros no, es un error con consecuencias potencialmente sensibles: puede impactar el descenso, puede impactar la lucha por el octavo puesto. Hay tiempo para rectificar.