El fútbol hoy: analítica y visualización de datos

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Tags: Neymar; Pelé; Eusebio; PSG

Neymar gana aproximadamente $204.000 cada minuto. Un salario mínimo mensual cada 4 minutos. A sus arcas entra el generoso salario mensual de un congresista colombiano en algo más de dos horas y media. ¡Que no se enteren! Aun así Neymar se quiere ir de Paris. No es el primero atrapado en una jaula de oro.

Sobresalen el caso de dos gigantes de la historia del fútbol mundial: Pelé y Eusebio. Ambos fueron declarados patrimonio nacional por los respectivos regímenes autoritarios. Eran los mejores embajadores posibles y por tanto, a pesar de la intención siempre clara de Bernabéu de llevarlos al Real Madrid, nunca pudieron salir de Santos ni Benfica.

A cambio, por supuesto, los trataron con especial cariño, particularmente a Pelé, quién se dedicó a viajar por el mundo con el Santos. Se hacían dos pagos en los múltiples partidos amistosos que jugó. Uno para el Santos, otro para O Reí.

En la segunda mitad de los ochenta no había mejor fútbol que el de Italia: Allá jugaban Maradona, Platini y cuánta estrella existiese en el firmamento. La excepción era el Real Madrid y la Quinta del Buitre: Butragueño, Michel, Martín Vásquez (quien se iría al Torino) y Sanchís. Pardeza, el quinto, apenas pudo triunfar en el Zaragoza. La orquesta blanca contaba con un finalizador único en el mundo: Hugo Sánchez.

Butragueño era intocable. A tal punto que en una ocasión Mendoza (presidente blanco) recriminó Beenhakker, entrenador de la orquesta, por haber sentado al genial Buitre en plena Copa de Europa ante PSV: • “¿Sabe qué ha hecho?”, preguntó iracundo Mendoza • “Eliminar al campeón de Europa”, contestó el holandés. • “Usted está jugando con el patrimonio del club”, sentenció el presidente.

El cariño de la prensa y la afición hacia Butragueño tuvo efecto sobre Hugo Sánchez. Recuerdo aquel programa de media noche en España (entonces como hoy eran los más escuchados), en el que José María García –la estrella radial del momento–, le preguntaba al mexicano por qué se quería ir al Inter. Entonces, es difícil entenderlo, nadie se iba del Real Madrid. Era el pináculo de la carrera de cualquier futbolista. Respeto, menosprecio, maltrato mediático decía Sánchez.

Su problema era que él hacía los goles, y los elogios excesivamente en Butragueño. Ayer como hoy, el fútbol excelso llega a valorarse más que la simple efectividad. ¿Recuerdan el 6-1 del Barça al PSG? La estrella, sin duda, fue Neymar. Los elogios estuvieron sesgados hacia Messi.

Mendoza solucionó el tema Sánchez aumentando su sueldo. Llega un momento en que un futbolista, ya con dinero, necesita el reconocimiento. Eusebio y Pelé lo disfrutaron. La pataleta de Hugo sirvió, además de para ganar más, para que se le apreciara más. Neymar pensó que ese reconocimiento le llegaría en París, pero en el PSG sólo tendrá dinero. Nunca, casi que ni siendo la gran figura de la final de Champions, podrá llenar su ego. En el Barça sí, aun estando Messi a su lado.

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