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Algunos, hace ya varias ediciones, venimos sintiendo que la primera ronda de la Copa del Mundo es aburrida. La emoción se mantiene, por supuesto, cuando juega la selección nacional. E incluso cuando alguna sorpresa, como Costa Rica en 2014, derrota a los favoritos. Pero de fútbol poco.
Hace un tiempo encontré que los equipos debutantes tienen estadísticas cualitativamente inferiores a los equipos más experimentados. Las razones para incrementar en un 50% el número de equipos participante en el Mundial del 2026 son tan obvias que merecen poca discusión: dinero y votos, nada de fútbol. Con 48 equipos la FIFA cuasi-garantiza la participación de China, el nuevo rico del fútbol mundial. Los patrocinios aumentarán el flujo de dinero que ya han demostrado con creces, los directivos no saben manejar de manera transparente. Más aún en un contexto donde no se ha cambiado estructuralmente el funcionamiento interno de FIFA. Por otro lado, como hizo Havelange cuando aumentó a 24 el número de equipos, o Blatter después a 32, Infantino se garantiza un buen puñado de votos para seguir amarrado a la poltrona de la FIFA.
El sistema de torneo no ha sido explicado en detalle pero la información disponible sugiere que habrá una primera ronda de 16 grupos de 3. Pasarán 2 equipos por grupo. Posteriormente se jugará eliminación directa. Habrá equipos que jueguen dos partidos lo cual es regresar a 1954, casi a 1938. En Francia 1938 el torneo se jugó por eliminación directa. Por ello hubo equipos que sólo jugaron un partido. El siguiente mundial, Brasil 1950, formando grupos de 4 donde jugaron todos contra todos. Algún despistado, en 1954 se inventó las “dos cabezas de serie” en cada uno de los cuatro grupos donde éstos jugarían contra los otros dos equipos. Es decir, como en el Mundial de Infantino, hubo equipos que sólo jugaron dos partidos. De Suecia 1958 en adelante siempre la primera ronda fue de todos contra todos.
En 1982 se requirieron ajustes adicionales. El mayor amaño de la historia de los mundiales lo hicieron, no dos equipos tercermundistas, sino Alemania y Austria. En la tercera jornada de cada grupo los partidos no se jugaban simultáneamente. Los vecinos aprovecharon la situación y tras adelantarse Alemania 1-0, resultado que clasificaba a ambos, dejaron de jugar al fútbol eliminando así a la sorprendente Argelia.
Con tres equipos por grupo, el riesgo de amaños es evidente. Algunas notas apuntan a la eliminación de los empates, pero ello no elimina múltiples combinaciones que perjudicará la necesaria incertidumbre. Siendo esta estructura de torneo indeseable, el mayor fallo es incorporar equipos secundarios.
De acuerdo al reparto regional esperado, a Brasil 2014 habrían llegado adicionalmente Venezuela, Panamá, Islandia, Rumania, Ucrania, Suecia, Túnez, Etiopía, Egipto, Senegal, Jordania, Uzbekistán, Catar, Omán, Nueva Zelanda y el ganador del emocionante Guatemala – Irak. China, por cierto, no habría entrado, y ni Islandia ni Suecia (o mejor Ibrahimovic) parecen justificación suficiente para aburrir aún más la primera ronda de los mundiales.