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El fútbol en Sur América se desangra por pobres. Europa contrata a los mejores, incluso siendo niños. Estados Unidos contrata a los mejores, especialmente los más viejos y aquellos que no dan para el fútbol europeo. Qatar contrata a los que quieren ser millonarios y perderse del mundanal ruido un par de años. Ahora China, como parte de un proyecto oficial del gobierno chino, busca traer a los mejores para crear la bases de una selección cuyo objetivo es ser Campeón del Mundo en el menor tiempo posible. Lo que queda, se va para México, que entre monopolios y dinero poco claros, también ofrece salarios extraordinarios. El remanente juega en Sur América. Algo hay que hacer para que el fútbol de la región no mate al público de aburrimiento.
A la competencia externa pareciera que se le quiere ayudar en Sur América. En Argentina, por ejemplo, juegan en primera división la ridícula cifra de 30 equipos. Sin embargo, quizás el problema central del fútbol de la región, ha sido la incapacidad de integrar los torneos continentales con las ligas nacionales.
En Europa los equipos saben al iniciar la temporada que semanas no habrá fútbol de liga porque hay torneo continental. El ejercicio de simple coordinación logra dos efectos. Por un lado, los equipos pueden poner a sus mejores hombres en la liga y en el torneo continental. Por otro lado, los medios de comunicación se enfocan en un sólo evento logrando multiplicar el impacto mediático del mismo. Lo que sucede con tanta frecuencia en Colombia por ejemplo, donde un equipo puede jugar semifinal o final de un torneo continental y jugar el mismo día un partido decisivos de liga es impensable en el viejo continente.
¿Alguien se imagina que pasaría si el Real Madrid tuviese que jugar contra el Barcelona un martes por liga y el miércoles contra el Bayern Munich por Champions League? Además de las protestas de jugadores, entrenadores y periodistas, los patrocinadores de liga y Champions pondrían el grito en el cielo. Es mucho dinero que ponen para que su imagen se vea minimizada por otro torneo, o por disputar las instancias decisivas sin los mejores jugadores posibles.
La Conmebol acaba de anunciar cambios en el formato para la Copa Libertadores del 2017 que también afectan el segundo torneo de la región: la Copa Sudamericana. El reglamento definitivo de los torneos aún no está disponible en la página Web de Conmebol, así que el análisis se basa en notas de prensa y comunicados oficiales.
Dos son los cambios más significativos. Se pasará de un promedio de 27 semanas a 42 semanas de duración total para la Copa Libertadores. Será un torneo anual a jugar entre febrero y noviembre. La Copa Sudamericana por su parte, se disputará a partir de junio y finalizará en diciembre El segundo cambio notable es que la final se jugará a partido único. Hay otros cambios, en principio menores, que discutimos más adelante.
Hacer la Copa Libertadores un torneo anual es una gran idea. Ampliar las fechas posibles debe ayudar a que las ligas locales coordinen perfectamente para que siempre estén sobre el campo los mejores jugadores disponibles. Algunos críticos han hecho notar que los equipos disputarán el torneo con dos nóminas porque en junio, con el mercado de traspasos abierto, vienen los países ricos, particularmente los europeos, a llevarse las grandes estrellas. El punto es válido, pero eso ya sucedía en la actualidad. Sucedió en 2014 cuando el torneo se paró por el Mundial de Fútbol de Brasil Sucedió en 2015 por la Copa América de Chile. Y pasó nuevamente en 2016 por la disputa de la Copa América Centenario.
Es decir, a la larga es un crítica débil porque ya se está sufriendo el efecto del mercado europeo. Es cierto que, como sucedió en 2016 con Marlos Moreno, los equipos europeos en ocasiones son magnánimos y dejan al jugador disputar semifinales y final (en julio y agosto) antes de que crucen el charco. Pero esto sucede con jugadores que son “inversión” como es el caso de Moreno, que lo compró el City para a su vez prestarlo al Deportivo de La Coruña.
La disputa anual debe, además, mejorar el pobre desempeño de los equipos Conmebol en el Mundial de Clubes. El equipo que gana la Libertadores en junio es desmembrado y debe rearmarse para diciembre. No es extraño que disputen el torneo con jugadores que poco o nada tuvieron que ver con el éxito en la Libertadores. El campeón en noviembre llegará al Mundial de Clubes con la nómina campeona. Objetivamente ninguna nómina será comparable con la de un Real Madrid, Barcelona u otro gigante europeo, pero serán los campeones quienes disputen ese torneo.
Llama la atención el número de semanas: 42. Sólo en 10 semanas al año no hará fútbol. La Champions League, incluyendo las rondas previas, se disputa en 23 semanas. La extensión pareciera estar condicionada por la televisión. Habría que estudiar si es más rentable que la Copa Libertadores se vuelva una rutina, o que sea algo de momentos. Mi impresión es que 42 semanas son demasiadas. La mitad parece más razonable.
El otro punto central que se pretende cambiar es hacer la final de Copa Libertadores a partido único. Mala, muy mala idea. Sugiero a los hinchas del América abstenerse de ver el vídeo. Pero es un ejemplo perfecto de por qué es mala idea realizar la final a partido único.
Los resultados de ida y vuelta de la final entre América y Peñarol de la Copa Libertadores de 1987 obligó a un tercer partido en campo neutral. Tremenda final, con grandes jugadores (que hoy estarían en los equipos más grandes de Europa), se jugó en un estadio semivacío. Las imágenes lo demuestran. Las razones entonces son las mismas de hoy. Las distancias en Sur América son muy grandes y los ingresos de la población no permiten desplazamientos masivos como los que se observan en Europa en las grandes finales.
Nada más horrible que disputar una final en un estadio que no esté a reventar. Sugieren algunas informaciones periodísticas que la idea del partido único es para jugar la final en los Estados Unidos. Allí seguramente habría estadio lleno. Pero sería injusto con los hinchas de los equipos que acompañaron a sus equipos todo el torneo no poder celebrar la victoria o llorar la derrota de su equipo en vivo. En Sur America, apenas en eliminatorias tenemos la oportunidad de ver a los mejores jugadores del mundo pisar suelo nativo. Sería injusto, rayando en la maldad, que fuese la propia Conmebol quien le quitará la sensación única de estar en el estadio en un partido tan especial a la hinchada suramericana.
Algunos rumores sugieren que habría cinco equipos clasificados por “ranking”. El presidente de la Conmebol se apresuró a desmentir vía twitter esa información afirmando que “en la Copa Libertadores no hay ´invitados´”. Quizás no quiera llamarlos “invitados”, sino “clasificados por ranking”. Eso sería echar dos pasos atrás después de dar un paso adelante. Sería la forma de “clasificar” a Boca y River y demostraría que los intentos de limpiar el fútbol sudamericano van rumbo al fracaso.
El último cambio notable, que 10 clubes eliminados de la Copa Libertadores puedan seguir compitiendo en la Copa Sudamericana es un paso para incrementar el prestigio relativo de la Libertadores, apoyar económicamente a los equipos y no parece errado. Pero las fechas vuelven a ser preocupación. La Copa Sudamericana se disputará de junio a diciembre. En junio, nuevamente, hay competiciones como Copa América y Mundial. Tocaría parar el torneo, o atrasarlo, pues competir con estos torneos (o incluso la Eurocopa) por atención mediática generaría problemas similares a los que existen hoy. Además, habría que definir si siguiendo el patrón europeo, se disputan los partidos de Copa Libertadores martes y miércoles, y los de Copa Sudamericana los jueves, o si serían en semanas diferentes. De ser en semanas diferentes, el problema de clubes jugando dos partidos cruciales el mismo día, se mantendría.
Hay que realizar cambios, darle más importancia a las ligas y los torneos. Algunos cambios van en la dirección correcta. Esperemos que las decisiones, de verdad, sean por el bien del fútbol y el espectáculo en Sur América.