El fútbol hoy: analítica y visualización de datos

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Tags: Alexanco; Beenhakker; Cruyff; Koeman; Luis Milla; Motín del Hesperia; Nuñez; Roberto Fernández; Stoichkov

En el verano de 1988, en pleno dominio de la Quinta del Buitre, Nuñez (presidente del Barcelona) decía que no podía renunciar porque estaba “_moralmente obligado a seguir en la entidad_” pues él y Schuster (que ese verano emigraría al Madrid) estaban en libertad provisional acusados de defraudar a Hacienda. En 18 años el Barça había ganado dos ligas. La de Cruyff en 1974 y la de 1985 con Venables en el banquillo. A ese club llegó Cruyff cuando el 4 de mayo de 1988 firmó por apenas una temporada. Premonitorio Cruyff declaró ese día que tenía “_la intención de marcar una época excepcional para este gran club_”.

El Barça era un equipo fracturado. El año anterior, el ‘motín del Hespería’ había rotó la comunicación entre directiva, jugadores y afición. El 23 de julio del ’88, día de la presentación del nuevo equipo, los gritos y abucheos de 30.000 hinchas que acudieron al Camp Nou impidieron escuchar las palabras del capitán Alexanco. Mientras tanto, empleados del club echaban del césped al escocés Steve Archibald quien, aún con contrato en vigor, no contaba para Cruyff.

El equipo se fue de pretemporada a Holanda, buscando tranquilidad, cuando el 4 de agosto la policía irrumpió en el hotel del Barça en la localidad de Papendal para arrestar a Alexanco acusado de violar a una empleada del hotel. Tras cinco días en la cárcel Alexanco fue liberado por falta de pruebas. Llegaría a jugar tres minutos, tras sustituir a Guardiola, en la final de Wembley de 1992.

El Barça de Cruyff gustó en el trofeo Gamper donde derrotó al Steaua de Bucarest y se ‘vengó’ de la derrota de la final de la Copa de Europa de 1986. Pero las piedras en el camino seguían apareciendo. Cruyff no cumplía con lo exigido a entrenadores extranjeros: ejercer un mínimo de 3 años en clubes de máxima categoría. Decían que tres años y 5 meses, 2 Copas de Holanda y 1 Recopa con el Ajax no eran suficientes. Al final, en medio de protestas, tendrían que reconocerlo como entrenador del Barça. Mientras tanto Beenhakker, entrenador del Madrid colaboraba: “_Me da igual que Cruyff pueda sentarse o no en el banquillo; (…)  que Cruyff no diga tonterías. Es mentira que tenga la misma documentación que yo. A él le han regalado el carné, en una decisión de la federación holandesa que yo respeto profundamente, pero a mí no me lo han regalado. Yo tengo el título nacional de entrenador profesional desde hace 20 años y he pasado por las diversas fases que se exigen, desde juveniles hasta aficionados, ayudante de un técnico profesional en Primera División y la máxima categoría_”. El primer partido de liga lo vio desde el palco del Camp Nou. Como ganaron 2-0 al Español (todavía no era Espanyol), la prensa dictó sentencia: “_Vibró el Camp Nou y el cambio es un hecho_”. Cualquier parecido con el ‘efecto Zidane’ de la prensa madridista de la actualidad no es coincidencia.

Mientras tanto los entrenadores españoles protestaron: durante una jornada de liga decidieron que no se sentarían en el banquillo. El Comité de Entrenadores rechazaba que la Federación Española hubiese alterado su dictamen permitiendo a Cruyff (y Antic, por cierto) entrenar en España. “_No se trata de una huelga_”, decían. Es un “_acto simbólico de protesta ante la Federación_”.

El Barça, campeón de la Copa del Rey, procedió a jugar la Supercopa con el Madrid. Salió con su portero líbero (Zubizarreta), dos defensas marcadores (Recarte y Julio Alberto), Alexanco en el centro y Milla con Roberto, Bakero y Soler en el mediocampo. Tres delanteros: el ‘Lobo’ Carrasco, Julio Salinas y Txiki Beguiristaín (el hoy director deportivo del Manchester City). La prensa lo reconoció: “_El esquema de Cruyff rompe todos los precedentes del fútbol español_”. Pero el esquema no estaba ajustado: “_se pierden muchísimos balones, y parece como si existiese casi un desprecio absoluto por controlar y retener la pelota_”. 2-0 ganó la ida el Madrid. Además, Julio Alberto, se rompió los ligamentos. El 2-1 de la vuelta le dio el trofeo al Madrid.

La madriditis del Barça de la época comenzó también a afectar a Cruyff. Ya en mayo decía que al Madrid los árbitros le habían regalado 7 puntos. Así que en su primera temporada el Barça de Cruyff se tuvo que contentar con la Recopa que ganaron a la Sampdoria. Tras la final, Barcelona se echó a la calle. Eran años en los que solo se celebraban trofeos menores.

El rol secundario del Barça no era sólo cosa de los árbitros. En mayo, apurando sus últimas opciones de liga, ya campeón de la Recopa, perdieron 2-0 ante un Murcia que esa temporada acabaría descendiendo. Para el siguiente partido de liga Cruyff lo tenía claro: “_hay que prepararse para la próxima temporada. Los jugadores que quieran quedarse deberán hacer méritos en los cinco partidos que restan_”.

Dos temporadas pasaron y Cruyff no lograba quebrar la hegemonía del Madrid. Al comenzar la temporada de 199091 decía: “_El Barcelona en 25 años apenas ha conseguido 2 ligas. Las cosas funcionaban mal. Hay que cambiar radicalmente_” Y despachaba jugadores. Autorizó la venta de Milla al Madrid porque se negó a renovar. Luego lo mismo con el internacional español Roberto Fernández. Pero iban llegando otros: Stoichkov, Koeman. Al finalizar aquel año el Barcelona ganó la liga. Esa victoria no fue un título de liga normal. Entonces nadie lo sabía. Pero Cruyff había roto en dos la historia del Barcelona, quizás la del fútbol español.

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