Alguna vez dijo un historiador británico que el siglo XX fue el siglo de los EE.UU. en todo menos en el fútbol. No le falta razón. Aún así, la historia del fútbol en el norte es densa. Desde el S. XIX cuando arribó el fútbol a los Estados Unidos siempre ha estado en conflicto por la multiplicidad de asociaciones.

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La Liga Americana de Clubes de Fútbol Profesional se fundó en 1894 cuando 6 franquicias de béisbol vieron en el fútbol la posibilidad de llenar sus estadios mientras la temporada estaba en receso. El experimento duró apenas tres meses pues errores de manejo y la aparición de otra liga de béisbol obligó a las franquicias a enfocarse en su negocio principal.

Ya en el S. XX, la Asociación Americana de Fútbol y la Asociación de Fútbol Aficionado, aplicaron a la FIFA en 1912 para ser reconocidas como la única autoridad del fútbol estadounidense. La FIFA las instó a unirse movimiento que dio origen a la Asociación de Fútbol de los Estados Unidos (USFA). En 1945 pasaría a ser la United States Soccer Federation, la USSF actual. El football ahora era soccer.

En 1921 por fin se desarrolló un torneo que sobreviviría uno buenos años: 12 para ser precisos. La liga de ‘soccer’ americana (ASL) desarrolló una liga con equipos de empresas y fábricas del noreste. El éxito y las grandes taquillas, suficientes para atraer futbolistas ingleses de nivel medio, se acabó cuando la ASL y la USFA se enfrentaron por las fechas en que se debían disputar la liga de la primera y el torneo de copa de la segunda. Las amenazas por parte de la ASL hacia los equipos que osasen disputar la copa de la USFA llevó a que varios de sus equipos se unieran a la USFA. La nueva liga no despegó y la gran recesión hizo el resto. En 1933 la liga se acababa.

El fútbol permaneció agazapado hasta que en 1967 se fundaron  la Liga nacional de ‘soccer’ profesional y la asociación de ‘soccer’ unido. La primera tenía los contratos televisivos, pero no estaba afiliada ni a las USSF ni a la FIFA. La segunda organizaba un torneo con equipos latinoamericanos y europeos de segundo nivel que venían de tour y que con nombres nativos disputaban partidos que dirimían a un campeón que nadie reconocía. El Wolverhampton Wanderers inglés, por ejemplo, fue campeón con el nombre de Los Angeles Wolf. El fracaso las unió y nació la liga de ‘soccer’ de Norte América (NASL) con 17 equipos.

El torneo recibió un impulsó único con la llegada del ya retirado Pelé al Cosmos de Nueva York en 1975. El éxito mediático durante los 3 años que jugó Pelé y demás estrellas fue apenas un espejismo. En 1980 la TV dejó de transmitir un torneo que no tenía ni rating ni taquilla. La NASL desapareció en 1985. Pero en 2011 la NASL reapareció ostentando hoy un estatus de segunda división en los EE.UU. Allí compite entre otros el famoso Cosmos de Nueva York.

Antes, en 1993, había nacido la Major League Soccer (MSL), como compromiso de la USSF con la FIFA por haberles otorgado el Mundial de 1994. El impulsó de Beckham, llegado del Madrid en 2007 ha sido clave en su desarrollo. Con el éxito, llega el dinero. Con el dinero, los intereses.

Actualmente la NASL aspira a obtener estatus de primera. Como la MLS. Allí donde el descenso y el ascenso no existen, buscan ascender la asociación entera. La USSF, con la anuencia de la MLS, no parece interesada en ello y estudia ajustar la regulación para frenar esas intenciones. Además de buscar su expansión a otros mercados para frenar la entrada de la NASL, también se busca defender el monopolio exigiendo estadios más grandes y ciudades más pobladas a los nuevos equipos.

La reacción de la NASL es amenazar con demandar a la MLS por comportamiento anticompetitivo. El fútbol es uno de los escasos sectores donde el monopolio de una firma (la federación de cada país) es legal. La Federación, la única afiliada a la FIFA, puede admitir o no nuevos integrantes. No hay claridad legal ni futbolística sobre su posible funcionamiento. La liga de béisbol de Estados Unidos funciona con dos ligas, pero poca credibilidad tendrían una Serie Mundial de Fútbol entre el campeón de la MLS y la NASL.

En Colombia, las desavenencias históricas entre la Adefútbol y la Dimayor, además de obligar a la intervención de la FIFA, contribuyeron al retraso que tuvo el desarrollo del fútbol colombiano en los años sesenta.

Quizás, para los EE.UU. sea más útil abrir el deporte al ascenso y descenso como se hace en prácticamente todo el mundo. Un campeonato cerrado y exitoso en el mercado más poderoso del planeta siempre tendrá a nuevas federaciones gestándose en busca de los contratos millonarios. Esas luchas pueden terminar por enterrar la consolidación de la liga de fútbol en los EE.UU. Requieren una solución estructual.