Tags: 201; Cristiano Ronaldo; Goles de Cristiano; Goles de Messi; Lionel Messi; Messi; Pichichi; Ronaldo
A veces siento que escribo demasiado de i y Ronaldo. Pero después, en frío, creo que no. Estamos viviendo una época estelar en el mundo del fútbol. Como en los 80 la NBA tuvo la batalla única y espectacular de Bird y ‘Magic’ Johnson; o en Tennis, Connor y McEnroe destrozaban rivales para luego retarse por los títulos (con permiso de Bjorg), la lucha entre Messi y Ronaldo pasará a los anales del fútbol. En 15, 20 o 30 años, los jóvenes hinchas sentirán envidia al escuchar que cada ocho días podíamos ver en acción a Ronaldo y sólo unos minutos después a Messi.
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El lector asiduo conoce mi opinión sobre el rol que la historia otorgará a cada uno. Messi ya está en el Olimpo. A Ronaldo, además de por su potencia goleadora, se le recordará como el único futbolista contemporáneo que fue capaz de hacer temblar al gran Messi, aquel que luchaba por llegar al nivel de Pelé, de Maradona, de Di Stéfano, de Cruyff. No crea el fanático de Ronaldo que eso es poco. Di Stéfano jugó con Puskás. Aquel que lideró la que para muchos ha sido la mejor selección de la historia, la maquina húngara de los años cincuenta. Sin embargo, Puskás no está en el Olimpo del fútbol. Como tampoco Kubala, húngaro también pero que se exilió demasiado pronto para poder participar de esa gran selección. Ello no fue obstsáculo para que brillará. Desde Barcelona lideró la resistencia al Madrid que arrasaba en Europa. Maradona se enfrentó a Platini. Y hasta ganó menos a nivel de clubes. Pero sólo el argentino piso el Olimpo.
Pero ninguna batalla entre cracks ha durado tanto tiempo. Quizás sea la internacionalización definitiva del fútbol, pero la pelea entre Ronaldo y Messi es única y pasarán años, décadas y quizás siglos hasta que el fútbol vuelva a ver una lucha de semejantes titánes.
En la temporada 2014⁄2015 Ronaldo va camino de romper el récord de goles en el fútbol español. Aquel récord de Zarra y Hugo Sánchez, quienes marcaron 38 goles, quedan empequeñecido ante la capacidad anotadora de Messi y Ronaldo que año tras año superan la cifra a la que nadie podía siquiera acercarse. Ronaldo en la primera vuelta marcó 28 goles. Messi, ‘apenas’ 19. Pero a Ronaldo lo expulsaron estrenando la segunda vuelta. Messi, mientras tanto, marcó dos más para la colección. La pregunta que hinchas y amantes del fútbol se hacen es sí Messi será capaz de alcanzar a Ronaldo en la carrera por ser goleador de España y posiblemente Bota de Oro europea.
Para sentar cifras al debate, la siguiente gráfica ilustra la estacionalidad goleadora de los dos futbolistas únicamente en partidos disputados en la liga española. Ronaldo, como se observa, está muy por encima de sus promedios históricos. De poder mantenerlos, sin duda, sería inalcanzable. Nótese el eje vertical. Está marcando dos goles por partido en liga. Durante el “bache” de noviembre marcó gol por partido. En enero marcó poco relativo a la frecuencia que traía. Pero tuvo un promedio de 0.75 goles por partido. Son cifras inalcanzables para la mayoría de grandes goleadores.
Messi arrancó apenas en sus promedios. Debe anotarse que el promedio de Messi incluye desde su estreno en el Barcelona. Los de Ronaldo incluyen desde su llegada al Manchester United. Es decir, los promedios de ambos están sesgados hacia abajo por la baja frecuencia goleadora que ambos tuvieron en sus primeros años.
Hecha la aclaración, Messi estuvo prácticamente todo el semestre por debajo de sus promedios históricos. La navidad le sentó bien. Se disparó el _crack _argentino y está en cotas que rozan los 1.5 goles por partido.
Al momento de escribir esto, Ronaldo puede ser sancionado entre 2 y 4 partidos por su agresión a un jugador del Córdoba. Si Messi marca 1.5 goles por partido, puede que Ronaldo vuelva con Messi respirándole en la nuca: 27 goles.
La gráfica muestra que Messi suele anotar más en el segundo semestre de la temporada. Ronaldo es más constante, aunque está temporada tiene importante altibajos. La pelea por el pichichi es un incentivo más para seguir de cerca los partidos de este par de cracks.