Tags: Brasil 2014; James Rodriguez; Mundial de Fútbol; Radamel Falcao García; Real Madrid
Si algo me ha sorprendido en las primeras semanas post-mundial es el aparente desconocimiento de la existencia de James por parte de los especialistas del mundo del balón. Nadie, pienso yo, lo daba como candidato a máximo goleador del torneo. Pero los que seguimos el fútbol, al menos algunos, ya lo considerábamos un crack (ahí está escrito). La foto de portada de Gol y Fútbol, además, es un penal cobrado por James durante el mundial Sub 20 del 2011 en el Estadio El Campín de Bogotá, frente a Francia. Penal, que por cierto, falló.
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Por otra parte, es normal que el gran público no lo conociese. Jugar en el Banfield, Porto y Monaco no es la vitrina más popular. Ni siquiera habiendo sido traspasado por €45m de Portugal a Monaco. Son dos ligas importantes en Europa, pero muy lejos de los niveles de audiencia que tiene la Premier y la Liga español o, incluso el Calcio y la Bundesliga.
El Manchester United, dicen, lo estuvo siguiendo en los tiempos de Ferguson. Pero al final no movió ficha. Sólo un millonario ruso, con exceso de efectivo, fue capaz de sacarlo del fútbol portugués. Pero hace apenas un año, James, quién ya había brillado en el Mundial sub – 20, en Argentina, en Portugal (y competiciones europeas) y en Francia, no era material para un Real Madrid o un Barcelona.
No deja de ser curioso que en el superprofesional fútbol de hoy, donde las estadísticas, los números, los indicadores están analizados al detalle, no haya habido interés real de los gigantes europeos por James Rodríguez. ¿Será cierto qué entre los Ph.D. que manejan las cifras de los diferentes futbolistas del mundo y los miles de ojeadores que cada club grande de Europa tiene desparramados por el mundo nadie se fijó en James antes de su golazo contra Uruguay?
Seguramente sí hubo algún miembro de esos grupos de ojeadores que tenía a James en su libreta. Pero desde luego la élite del fútbol parecía desconocer de su existencia. Antes del mundial, Franz Beckenbauer decía sobre el grupo de Colombia que “quién sabe, tal vez un equipo que no es tenido en cuenta rompa todos los pronósticos. Pero no lo creo. El Grupo C, con Colombia, Japón, Grecia y Costa de Marfil, no parece ser el caso”. Mourinho, quizás llevado por el amiguismo afirmaba que Colombia no llegaba a segunda ronda y que en el grupo C pasarían Costa de Marfil y Grecia. Dijo “estoy con mis amigos Grecia y Costa de Marfil, pero claro, Colombia es un muy buen equipo”. Y eso que siendo portugués, debía conocer a James.
Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, siempre atento a los mejores jugadores del mundo, especialmente a aquellos mediáticos, estaba preocupado tras conquistar la Décima. No había en el mercado un jugador disponible que generará la ilusión con la que suele agasajar a su afición cada verano. Sólo Luis Suárez estaba a tiro, pero entre el interés de éste por jugar en el Barça y los mordiscos que repartió en Brasil, nadie, ni el campeón mundial Toni Kroos, podía generar esa ilusión a la que ya acostumbró a la hinchada merengue.
Hasta que James marcó aquel gol contra Uruguay. Una media vuelta, de espaldas, desde fuera del área, en fase de eliminación directa, en el Maracaná, en un Mundial de fútbol. Tras ratificar su valía ante Brasil en cuartos de final, habiendo sido goleador del mundial, James ilusionaba. El requisito sine qua non para llegar a precio de galáctico al Real Madrid.
La calidad de James debe permitirle triunfar en el Madrid. Pero nadie debe olvidar que al mismísimo Zidane lo querían devolver a Italia en el mes de noviembre de su primera temporada en el Club Blanco. Pero más allá de sus opciones de triunfo, siempre quedará la duda. ¿James, siendo el mismo del mes de abril, poco antes del mundial, cuando costaba 50 ó 60 millones de euros, no servía para el Madrid? ¿Será que antes de fichar, Florentino (o los demás grandes de Europa) le echan un vistazo a las tendencias de Google?
Los dos picos de la gráfica de James corresponden a los partidos de la selección Colombia frente a Uruguay y Brasil. El tercer pico es el día de su fichaje. Esos picos de la gráfica, ¿valen 30 o 40 millones de euros?