Tags: Atlético Mineiro; Copa Libertadores 2013; Cruyff; Disparos al arco; Disparos en contra; Fluminense; Garrincha; Millonarios; Newell's Old Boys; Olimpia; Pep Guardiola; Posesion del balon; Sao Paulo; Toluca; Velez Sarsfield
El Barcelona de los últimos años es, sin duda, uno de los equipos más ofensivos que ha dado la historia del fútbol. Buena parte de su éxito se basa en la posesión del balón. En los cuatro años que estuvo Guardiola al frente del Barcelona, el equipo marcó 603 goles y apenas recibió 170. El control del juego, basado en la posesión, tuvo días memorables. Uno especialmente. El día que marcaron 4 goles al Santos de Neymar en la final de la Copa Mundial de Clubes del 2011. Aquel día el Barcelona tuvo una posesión del 71%.
A raíz del éxito del equipo catalán, prolongado en la selección española, han surgido en el mundo múltiples sucedáneos que buscan imitar -en la medida de lo posible- el juego de posesión y ataque. En el ideario popular la posesión del balón se relaciona con fuerza atacante, idealmente con efectividad goleadora. Pero las cifras no sustentan ese precepto. Con datos de la Eurocopa 2012, hace un tiempo, ya tuvimos dificultades para encontrar esa relación.
A continuación utilizo datos de OPTA de la Copa Libertadores 2013 para relacionar posesión del balón con algunas variables de interés que ayuden a ilustrar qué se consigue con la posesión del balón. Antes, anotemos que en el torneo que ganó el Atlético Mineiro de Ronaldinho, un equipo tuvo una posesión del balón promedio del 55,4% cuando jugó de local. Ese valor cayó al 44,3% cuando jugó de visitante. El Toluca fue el equipo con mayor posesión promedio jugando de local: 67,5%. De poco le sirvió pues fue eliminado en primera ronda. Vélez siguió con 64, 8% compartiendo el tercer lugar Newell´s y Millonarios ambos con 64,3%. A éste último, al igual que al Toluca, de nada le sirvió pues perdió dos de los tres partidos que jugó de local.
En campo visitante los tres equipos con mayor posesión promedio fueron el Sao Paulo, el Fluminense y el Toluca con el 59%, 58,9% y el 58,1% respectivamente. El Sao Paulo fue eliminado en segunda ronda y el Fluminense en tercera.
El campeón, el Atlético Mineiro, obtuvo una posesión promedio del 58,6 jugando de local y 49,7% jugando de visitante. Cifras ligeramente por encima del promedio general. Contrastan significativamente con los valores de posesión del subcampeón, el Olimpia paraguayo: 46,2% de local (el tercer equipo del torneo que menor posesión tuvo) y el 33,1% de visitante (el equipo que menos posesión tuvo de los 32 participantes).
Los números parecen sugerir que hay poca relación entre la posesión y los resultados del equipo. La siguiente gráfica ilustra la correlación entre la posesión del balón y los goles marcados por cada equipo. En términos estadísticos, tal relación es inexistente. No se puede afirmar que haya una relación positiva entre posesión del balón y goles por partido.
Quizás el problema sea simplemente de eficiencia. Tener el balón puede relacionarse con disparos al arco. La siguiente gráfica, también con datos de la Copa Libertadores 2013 relaciona disparos a favor y posesión del balón. Nuevamente, la relación es estadísticamente insignificante. Es decir, no se observa una correlación entre la posesión del balón y los disparos que realiza un equipo. No es pues, un problema de eficiencia.
Falta por analizar lo que Cruyff, hace más de dos décadas, ya sabía:”sólo hay un balón y sólo se juega con ése balón. Por lo tanto, mientras yo tengo el balón, no me atacan”. La siguiente gráfica relaciona posesión del balón con los disparos que un equipo recibe en contra a lo largo de un partido.
La premisa de Cruyff era casi tautológica. Si tengo el balón todo el partido, el contrario podrá defenderse, pero no me marcará goles. Tener el balón, por supuesto, requiere de un nivel de habilidad que garantice que no pederlo cerca de la portería propia o con el equipo a desubicado. La premisa puede ser obvia, la práctica no.
La siguiente gráfica demuestra cuánta razón tenía Cruyff y, años después, Guardiola. El equipo que tiene el balón recibe menos disparos en contra. La relación es estadísticamente significativa. De hecho, considerando una relación de causalidad entre posesión del balón y disparos en contra se concluye que por cada 10 puntos adicionales de posesión se logra disminuir en uno el número de disparos en contra por partido. Dado que en promedio el número de disparos en contra es de 4,75 por partido, la cifra es muy relevante pues es una disminución de aproximadamente el 20%.
Tener el balón es por tanto una buena idea. La pregunta es cómo. Viene a la memoria aquella historia de Garrincha jugando contra un equipo colombiano en El Campín de Bogotá. Antes de comenzar el partido, el entrenador le indico con lujos de detalle al marcador de Garrincha como operaba el crack brasilero. “Siempre”, decía el entrenador, “utiliza la misma jugada. Amaba y sale por derecha”.
Al finalizar el primer tiempo, Garrincha había bailado infinitas veces a su marcador. El entrenador disgustado se acercó y, de manera airada, protestó: “Pero le dije que siempre usaba la misma jugada, amaga y sale. Cuál es el problema?”. El jugador, humilde él, contesto: “Si profe, siempre usa la misma, amaga y sale. Pero el problema es que usted no me dijo cuándo……”
No basta con saber la teoría. La práctica es la clave.