Tags: Ajax; Battiston; Catenaccio; Doping; Erik Eggers; FA Cup; Franz Beckenbauer; fútbol total; Helenio Herrera; Hulshoff; Mundial 1954; Mundial 1982; Mundial 1990; Paul Breitner; Puskas; Rinus Michels; Schumacher; Wolverhampton Wanderers
El 23 de mayo de 2012, bien entrado el siglo XXI, la UEFA decidió profundizar su lucha contra el _doping_ en el fútbol. Adicional a las ya rutinarias pruebas de orina decidió implementar pruebas de sangre en todas las competiciones europeas.
A raíz del escándalo del ciclista Lance Armstrong quién a punta de transfusiones de sangre logró ganar siete veces el Tour de Francia, el fútbol comienza ahora a preocuparse seriamente por el tema. Pero el _doping_ en el fútbol viene de largo. Todo, por supuesto son conjeturas, nada comprobado, pero las sospechas del doping tiene una historia de al menos 60 años. Aunque hay sospechas desde mucho antes. Para la final de la FA Cup de 1939 se dice que Buckley, entrenador de Wolverhampton Wanderers inyectó a sus jugadores secreciones animales supuestamente tomadas de glándulas de algunos micos. De poco sirvió en todo caso pues perdieron 4 – 1.
El denominado Bernazo de 1954 puede considerarse el punto de partida. Aquel mundial vio como uno de los mejores equipos de la historia perdía, justo en la final, el primer partido en cuatro años. Si bien las razones futbolísticas están ahí, otras menos elegantes han puesto siempre un feo velo sobre uno de los resultados más sorprendentes de la historia del fútbol. Si en primer ronda Hungría bailó a Alemania y la derrotó por 8-3, en la final no pudo sostener dos tempraneros goles y terminó perdiendo por 3-2.
Tras la celebración por la victoria, además de ropa sucia, en el vestuario alemán quedaron múltiples jeringas y agujas. A pesar de las sospechas de Puskas, el doctor alemán alegó que les había inyectado un placebo, simple vitamina C. Pero en 2010, el doctor Erik Eggers de la Universidad de Humboldt presentó un estudio en el que encontró indicios de que algunos jugadores de aquella selección recibieron metanfetamina pervitina. Éste era un estimulante desarrollado en los años 30 y 40 para mejorar el rendimiento de los soldados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. El estudio, valga decir, recibió numerosas críticas en Alemania y más allá de sugerir, nunca probó nada con certeza.
En los años sesenta, con la llegada del catenaccio, nuevos escándalos surgieron. Destaca por encima de todas la historia de Helenio Herrera en el Inter de Milán. Herrera fue un técnico innovador con grandes exigencias físicas a sus futbolistas. Cuidaba tanto la condición física como la dieta de los futbolistas. Innovó en todos los sentidos. Fue, por ejemplo, el inventor de la concentración previa a los partidos. Concentración que se volvía eterna, lo que obligaba a los futbolistas a lidiar con grandes presiones psicológicas. Se quejaban de ver muy poco a sus familias.
Herrera fue más allá. Lo llegaron a apodar el “entrenador de la Copa Farmacia”. Ferruccio Mazzola, el hermano menor de Sandro, uno de los cracks del equipo alegó alguna vez que “con sus propios ojos” había visto a Herrera poner píldoras bajo la lengua de los jugadores del equipo reserva a quienes utilizaba como conejillos de indias. Luego, dice Ferruccio, las píldoras las usarían los jugadores del primer equipo. Las diluía en el café. Sandro negó las acusaciones del hermano y como ya es tradicional nunca se pudo probar mayor cosa.
El desarrollo del fútbol total por parte del Michels en el Ajax que dirigió entre 1965 y 1971 exigía gran estado físico. En una frase el fútbol total es la capacidad de los jugadores de intercambiar posiciones verticalmente. Es decir, no consiste en que un mediocampista derecho juegue en la mitad. Consiste en que un defensa derecho sea capaz de jugar de puntero derecho y a su vez el puntero derecho de marcador derecho. El objetivo era crear y ocupar espacios. Esto durante todo el partido, de manera constante.
Tal esfuerzo, además de una rígida y profesional disciplina de entrenamiento parece haberse apoyado en ciertas ayudas externas. El masajista del Ajax entre 1959 y 1972 afirmó alguna vez que durante un buen tiempo se dedicó a coleccionar las píldoras que le eran suministradas a los futbolistas del Ajax. Con el tiempo las mandó analizar y encontró que eran pastillas para el dolor, relajantes musculares, tranquilizantes y capsulas de anfetaminas. En 1973, Hulshoff hablaba en una entrevista de una pastilla que los hacía sentir muy fuertes pero que los dejaba sin saliva. El Ajax, recordemos, ganó 3 Copas de Europa consecutivas.
En 1977, en una famosa entrevista a la revista Stern, Franz Beckenbauer, el Kaiser, declaró que era lícito para los jugadores de primer división tomar todo aquello que les ayudará a mejorar el rendimiento. Dijo el Kaiser que en su caso era norma extraerse sangre de una vena del brazo y posteriormente inyectársela en una pierna. Diez años después Schumacher, aquel portero de la patada salvaje a Battiston en la semifinal contra Francia en el Mundial de 1982, reconocía dopaje sistemático en la Bundesliga. El castigo curiosamente, fue que Beckenbauer, entonces entrenador de la selección alemana, lo excluyó del equipo que ganaría el mundial del 90. Ante el ataque de moralidad que invadió a todo el fútbol alemán fue Paul Breitner intervino para apoyar las acusaciones de Schumacher. Argumentó que en la Bundesliga el doping era “chisme común” particularmente en las pretemporadas.
El doping parecía norma en la época. En 1988 el diario El País de España reveló que se habían detectado ocho casos de doping en el fútbol de primera y segunda división de España. Era una cifra porcentualmente superior a la de otros deportes pero no hubo sanciones por ser tomas experimentales. En 1998 24 jugadores del Parma tenían índices de haber ingerido eritropoitena (EPO), una droga comúnmente relacionada con el ciclismo que al aumentar el oxigeno en la sangre promueve una mayor resistencia. Nada se comprobó.
La realidad del doping continuó a nuestros días. El 29 de agosto de 2009 Fabio Cannavaro, campeón mundial y balón de oro en 2006, resultó positivo por corticoide debido, según él, a que había sido picado por una abeja semanas antes. El corticoide fue necesario para salvarle la vida. Claro que el médico de la Vecchia Signora, Riccardo Agrícola había sido había sido absuelto de dopaje a pesar de haberse comprobado que había dopado al equipo entre 1994 y 1998. Cannavaro fue el mismo que en 1999 sale en este vídeo inyectándose en vísperas de la final de la Copa de la UEFA en la que su equipo, el Parma derrotó al Olympique de Marsella.
Los casos son infinitos. En Europa y en América. Recientes son todavía las declaraciones de la Gambeta Estrada crack de Millonarios en los 80 reconociendo que se dopaba “antes de los clásicos” con unas pastas amarillas. Se pregunta uno si fue dopado que metió uno de los mejores goles de la historia del fútbol colombiano:
En Argentina, a 2004, se reportaban 40 casos desde 1975. Y por supuesto destaca el caso de Maradona. El gran Diego es a quien la prensa más ha atacado pero no es el único mega crack envuelto en esas lides. Las continuas lesiones de rodilla de Ronaldo (el brasilero) son atribuidas por muchos al tratamiento de esteroides que recibió durante sus años en el PSV. Al aterrizar allí se decidió fortalecer su musculatura pero, dicen, su musculatura creció más de lo que sus tendones podían resistir.
Zidane, además de haber jugado en la Juve durante los años más oscuros del dopaje también fue acusado por la estrella del rock Johnny Hallyday quien en 2003 afirmó durante una entrevista que había recibido una “cura de juventud” mediante oxigenación de la sangre en una clínica recomendada por su “amigo” Zinedine Zidane quien, afirmó, iba allí dos veces al año. Guardiola fue acusado de uso de nandrolona, otro esteroide, mientras jugaba en Italia. Él siempre negó las acusaciones y al final fue absuelto por la justicia. Pero siempre quedó la duda porque Ramón Segura, médico del Brescia mientras jugaba allí Pep fue el doctor jefe en el Barça mientras él entrenó al equipo azulgrana.
El doping, tristemente, está inmerso en la historia del deporte, no sólo del fútbol. Algunos, como el mismo Beckenbauer simplemente creían que además de entrenar era lícito utilizar ayudas externas. De hecho, en los setenta no era ilegal. El problema viene con el daño en la salud y los muertos que en ocasiones se sospecha tienen su origen en el doping. Maradona, adicto reconocido a la cocaina, alguna vez lo dijo. La coca no sólo no lo dopaba, era un obstáculo para su actividad deportiva. Otras sustancias, por supuesto tenían el efecto contrario.
Quizás sea mejor seguir confiando en que los equipos se preparan para ganar utilizando todos los medios deportivos a su alcance. Pero, para aquellos que buscan esas ayudas externas, aplaudo la decisión de la UEFA. Sin ayudas extras, la historia del fútbol se contará de forma más poética.