Tags: Caldas; Cali; Disparos al arco; Dos campeones por año; Efectividad en el futbol; Estadísticas; Estadísticas Fútbol Colombia; Itagüi; Juan Carlos Onganía; Liga Postobón; Millonarios; Nacional; OPTA; Pasto; Santa Fe; Tolima
La liga profesional colombiana debe ser una de las peor organizadas del mundo. Primero copiaron el horroroso sistema argentino de jugar dos torneos en un año. Allí se implementó el sistema en 1966 como estrategia para impulsar a equipos de fuera de Buenos Aires. Fue la exigencia del golpista Juan Carlos Onganía tras haber entregado dinero para sanear a diferentes equipos del fútbol gaucho. En Colombia simplemente lo copiaron como forma de impulsar el interés del torneo.
Segundo, los dirigentes colombianos son incapaces de coordinar el calendario nacional con el internacional. Si en el segundo semestre del 2012, Millonarios en rondas avanzadas de la Copa Sudamericana debía jugar casi que simultáneamente partidos del torneo local y del continental, en el primer semestre del 2013, el Santa Fe debe hacer lo propio. Tiene la suerte del parón de la Copa Libertadores motivado por la Copa Confederaciones. Pero es eso, suerte, no organización del torneo.
El sistema del torneo colombiano consiste en una primera fase de todos contra todos sólo a partido de ida más una fecha extra de ‘clásicos’. Los ocho mejores clasifican a dos cuadrangulares donde, ahí sí, juegan todos contra todos. El primero de cada cuadrangular pasa a la final de donde sale el campeón del primer semestre. El segundo semestre se juega igual. La única diferencia es que en la fase de todos contra todos se juega la vuelta.
Los ocho mejores en el primer semestre del 2013 fueron, en este orden, Santa Fe, Nacional, Itagüí, Cali, Tolima, Millonarios, Once Caldas y Pasto. Mucho se ha escrito y dicho en Colombia sobre lo igualado del torneo. Se ha vuelto común decir que cualquiera puede ser campeón. Evaluemos está hipótesis.
La siguiente tabla utiliza datos de OPTA para comparar los equipos clasificados _versus _los no clasificados utilizando diferentes indicadores. El objetivo es establecer si hay alguna variable, más allá de las obvias -como goles marcados-, que indique que los equipos clasificados son realmente superiores a los eliminados.
La columna campo señala el indicador respectivo según si el equipo jugó de local o visitante. El Grupo A corresponde a los equipos asignados por sorteo en el primer cuadrangular: es decir, Santa Fe, Cali, Millonarios y Caldas. El Grupo B corresponde a los demás clasificados, Nacional, Itagüí, Tolima y Pasto. El ejercicio se realizó tomando las variables de cada jugador para poder realizar una diferencia de medias que fuera estadísticamente relevante. La idea básica de la diferencia de medias, que se muestra en la última columna, es establecer si las medias (que resultan de tomar el promedio de todos los jugadores de los equipos clasificados por un lado y de los jugadores de equipo eliminados por el otro) son realmente diferentes entre sí. Si el _valor p_ es menor a 0,05 entonces la media es estadísticamente diferente.
Por ejemplo, un jugador promedio de los equipos clasificados realizó durante la fase de todos contra todos 35,8 pases totales por partido. Un jugador promedio de los equipos eliminados sólo pudo realizar 32,5 pases por partido. El _valor p _0,00 indica que esos números son efectivamente diferentes en sentido estadístico.
Nótese que en la tabla se presentan valores desagregando por campo y grupo. Así, un jugador promedio de un equipo clasificado del Grupo A, jugando de local, logro 38,8 pases totales. Del Grupo B, ese jugador promedio logró 38,4 y apenas 34,2 si el jugador pertenece a uno de los equipos eliminados. La última columna indica que las diferencias entre clasificados (sea del Grupo A o B) y eliminados -sin considerar el campo en que se juega- son suficientemente amplias como para ser relevantes.
La diferencia en el número de pases acertados y en el número de pases realizados en la mitad del campo del rival también son estadísticamente diferentes. Ahora, el número de pases en sí mismo no parece un indicador suficiente como para diferenciar los mejores de los peores. Indica, si acaso, algo de posesión, pero el simple hecho de tener el balón no garantiza la victoria. Un indicador complementario, imprescindible de examinar, es el porcentaje de pases buenos que realiza cada jugador. El porcentaje de pases acertados de un jugador en Colombia es en promedio del 79% si juega en un equipo clasificado y del 78% si juega en un equipo eliminado. La diferencia de un punto porcentual es estadísticamente significativa (aunque el p 0,07 indica menos poder en la prueba) pero poco relevante en la práctica. Es tan poco relevante que el porcentaje de pases buenos en campo del rival, donde pica el balón, no es diferente.
Es decir, hay cierta diferencia en el número de pases entre equipos clasificados y eliminados, pero no hay diferencia en efectividad, medida como el porcentaje de pases acertados, particularmente donde importa: cerca del arco del rival. De hecho, el número de pases es prácticamente el único indicador que diferencia los equipos clasificados de los eliminados. No hay diferencia en número de faltas cometidas, ni en las infracciones recibidas (tarjetas rojas, amarillas o fuera de lugar) ni tampoco los porteros marcan la diferencia. Pero, como anoté arriba, realizar más pases no parece ser suficiente para explicar la clasificación de unos equipos a costa de otros.
¿Qué es, entonces, lo que realmente hace mejor a los equipos clasificados respecto a los eliminados? La respuesta parece aflorar en la siguiente gráfica, también construida a partir de datos de OPTA. Primero, cabe anotar que en Colombia el número de disparos al arco es sorprendentemente bajo. Los equipos eliminados apenas si disparan 4,4 veces por partido en promedio. Los equipos del Grupo A, 5,4 veces y los del B, 5,1. La gráfica ilustra como los equipos eliminados requieren, cuando juegan de local, de cinco disparos al arco para marcar un gol. La cifra es muy inferior para los equipos clasificados. Si juegan de local, requieren poco más de tres tiros en promedio para marcar un gol. La historia es similar cuando juegan de visitante. Los equipos eliminados requieren poco menos de 5 tiros para marcar un gol. Los equipos del Grupo A marcan cada 3.5 disparos mientras que los del B anotan cada 4 disparos.
Estos datos sugieren que efectivamente en Colombia cualquiera gana. La victoria corresponde, como quizás se intuía, a aquel que tenga la fortuna de estar en racha. La fase de todos contra todos arranca en febrero y termina el primer fin de semana de junio. Apenas 4 meses. Es decir, el que tuvo una racha de dos meses logra sin mayores problemas entrar entre los ocho mejores. Si la racha llega en finales, podrá ser campeón. Las diferencias no surgen del trabajo, sino de las rachas de efectividad. Quizás esto explique el bajo nivel del torneo colombiano.
