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Hasta hace muy poco los argentinos trataban con cierto desprecio a la selección española de fútbol. El sentimiento lo resume la famosa frase de Menotti, aquella donde afirmaba que “España tiene que decidir si es toro o torero”. Hasta hace 6 años, España era toro, era “la furia”, mote que se remonta a los años de la preguerra. Desde entonces, y particularmente desde hace cuatro años, España es torero, es “la roja”. La prensa y el aficionado se apropió del mote histórico de la selección chilena y actualmente, la roja, es España.
Hoy, con la opción real de ser el primer equipo que logra la troika: Eurocopa, Mundial, Eurocopa, el debate sobre el estilo de la selección es nulo: España se define como un equipo cuyo juego se basa en la posesión del balón y, a partir de está, busca el área contraria. Pero hay un debate interesante. ¿España, la España actual, es consecuencia del Barça, o el Barça de Pep, es una extensión mejorada de lo que se vio con España desde el 2004?
Luis Aragonés, entrenador de España en 2008, también la dirigió en 2006. En aquella ocasión, como era habitual, España fue eliminada antes de semifinales. De hecho, esa vez ni siquiera llegó a cuartos como era tradicional. El día que el diario Marca tituló, haciendo alusión a la promesa de Zidane de retirarse tras el mundial, “Hoy retiramos a Zidane”, Francia eliminó a España. Aquella tarde, en el centro del campo español jugaron de titulares Xavi, Xabi Alonso y Cesc Fábregas.
Tras el fracaso, Aragonés renunció, pero Villar, presidente de la Federación Española del Fútbol lo convenció de seguir. Tomó las riendas con la mira puesta en la Eurocopa del 2008 pero las cosas se iban torciendo. Con Albelda, Xavi y Xabi, entrando después Cesc por el primero, España perdió 3-2 en Belfast contra Irlanda del Norte.
Dice Aragonés que fue después de ese partido que decidió eliminar de la selección “los egos”. A pesar de leer sus explicaciones, no me queda muy claro que entiende exactamente él con esa frase. La interpretación más simple es que se quedarían aquellos que primaran el colectivo sobre lo individual. Salieron secuencialmente, entre otros, Joaquín (el del Betis, hoy en el Málaga), Albelda, Cañizares y, sobretodo, Raúl. El partido que para España marcó el punto de inflexión fue contra Dinamarca casi 10 meses después. Aragonés reconoció que la condición física de los mejores jugadores no era su fuerte. Lo que marcaba diferencias era su técnica. Armó un equipo basado en los jugones. Jugaron en la mitad, además de los condenados Joaquín y Albelda; Xavi, Iniesta y Cesc.
Noten la novedad: Iniesta. Si bien Iniesta incluso participó en el Mundial de Alemania 2006, tenía apenas 22 años. Su maduración aún estaba lejos y por tanto su participación en la selección fue esporádica. Su consolidación en el Barça fue lenta y, a pesar de sus notables condiciones, incluso llegó a rumorarse su marcha del conjunto catalán. La eclosión de Iniesta con la selección llegó en el 2008, durante la Eurocopa. Fue el único miembro del equipo que disputó de inició todos los partidos.
¿Casualidad que la explosión de Iniesta coincida con la época dorada del fútbol español? Esta es la pregunta relevante, no aquella donde se intenta resolver si el estilo de la selección es una copia del Barça o viceversa. La respuesta a este dilema incluso es fácil pues en la Eurocopa del 2008 participaron menos jugadores del Barça de los que la leyenda sugiere. En la final, por ejemplo, sólo se alinearon tres jugadores del Barça, Puyol, Xavi e Iniesta.
La clave, sin embargo, radica en los dos últimos: Xavi e Iniesta. Menotti bautizó como _pequeñas sociedades_ aquellas donde dos o más jugadores logran conectar de tal manera que la combinación de ambos tiene efectos sobresalientes en el colectivo. Xavi e Iniesta no es sólo un ejemplo. Es el ejemplo por antonomasia. Pequeña en estatura, la sociedad que ambos han formado es quizás la pareja de centrocampistas más notoria de la historia del fútbol. No recuerdo yo una pareja de medios que durante un lustro marcaran los ritmos del fútbol mundial tanto a nivel de club como a nivel de selección.
El debate sobre el Barça y la selección es, por tanto, bastante simple: es el estilo de Xavi e Iniesta. Ese estilo ha sido llevado a la perfección, tanto a nivel de club como de selección, entre 2008 y 2012. Así que el debate es irrelevante. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? Lo importante es que sea en club o en selección, mientras jueguen juntos, el estilo estará asegurado. De hecho, la gran diferencia entre el Barcelona y la selección española lo marcó, como dijo David Villa hace más de un año, otro genio: Lionel Messi. Juntar en un mismo equipo al mejor dúo de la historia del fútbol con, posiblemente, el mejor jugador de todos los tiempos no puede resultar más que en, quizás, el mejor equipo de la historia.
España, orgullosa como está de su selección, no parece entender esto. Se sienten seguros del recambio con los Silva, Cesc o más atrás los Thiago. Son, no cabe duda, grandes jugadores. Pero harían bien en aceptar que lo que ha sucedido es una combinación cósmica que permitió que dos tíos únicos, cuya capacidad individual era en si misma cercana a la perfección, coincidieron en tiempo y lugar complementándose a la perfección. Xavi, con 32 años, golpeado por las lesiones, ha comenzado su declive. La duda con España en esta Eurocopa es saber si Xavi tiene la capacidad de seguir siendo el socio ideal del gran Iniesta. España, lo dijo Wenger, es poderosa, pero es menos que antes. Simplemente, Xavi, ¡ya no está en sus veinte!