Tags: Barcelona; Bastian Schweinsteiger; Bayern Munich; Beckenbauer; Chelsea; Didier Drogba; Essien; Frank Lampard; Futre; John Terry; Juventus; Lothar Matthaus; Manchester United; Milan; Oporto; Paul Breitner; Peter Cech; Real Madrid; Rumenigge; Solksjaer; Teddy Sheringham
Hasta el momento nuestro estilo no ha sido el de salir a comentar el partido reciente, seguro en algún momento y si la situación lo amerita lo haremos, pero hoy vengo a hablar del Bayern de Múnich y su reciente participación en la final de la UCL.
Sí, el Bayern ha probado las mieles de la victoria, es un histórico en toda Europa y tal vez el más representativo club Alemán de toda la historia del fútbol germano. Por allí han pasado los más grandes jugadores de ese país, desde Beckenbauer, pasando por Rumenigge y Paul Breitner hasta Lothar Matthaus y Michael Ballack. Campeón de la Champions League en 4 oportunidades, aunque ha llegado a 9 finales, pero sin duda uno de los más tristes perdedores de esta misma competición. Y a eso es a lo que me quiero referir.
Hay formas de perder, como por ejemplo cuando hace un año el Barcelona fue tan superior durante todo el partido, que nadie dudaba que sería el vencedor desde que terminó el primer tiempo. O que decir de la intensidad del partido de la novena copa del Madrid y el golazo de Zidane que también termino dándonos un justo ganador, o el bodrio de final que jugaron Milán y Juventus y se terminó definiendo en la tanda de penales, pero ambos apostaron a no encajar un gol y nos aburrieron por 90 minutos mas la prorroga, o por lo menos a mí sí. En fin, el punto es que la crueldad parece haberse ensañado con el Bayern y le ha dado dos bofetadas justo en la final y justo cuando sus hinchas ya celebraban el título.
Honestamente no sé cuál de las dos fue más cruel, porque las dos tienen unos tintes de final de película hollywoodesca que aún me tienen pensando. En 1999 ganaban con un apretado 1-0 frente al Manchester United y tal vez la mejor forma de describir ese partido la dio el mismo Sepp Blatter, quien acertó a decir que cuando tomo el ascensor privado del Camp Nou bajo a coronar al Bayern y cuando llegó al sitio de entrega de los premios se encontró con que tenía que coronar al Manchester United. Una de las finales más emotivas, pero un partido luchado. Sin embargo eso no aliviana el dolor del hincha y de los jugadores, todo el trabajo de una temporada en el más prestigioso de los torneos de clubes se fueron por la borda en 5 minutos. Aún me parece ver al gran Oliver Kahn con la mirada perdida, como tratando de encontrar explicación en algún lado a perder un partido en tan poco tiempo, es que ni siquiera les dieron tiempo a irse al alargue, peor aún, los dos goles llegaron en tiempo de descuento (90:36 – Teddy Sheringham y 92:37 Solksjaer). Fue de esos partidos que vi sin tener favoritismo alguno, pero sin duda terminé identificado con el dolor de los jugadores del Bayern, perder así es doloroso. Y ya el Bayern lo había experimentado no tan in-extremis como en esta ocasión, pero el mismo Lothar Matthaus sabía lo que era perder una final permitiendo que el rival les remontara en pocos minutos, aquella vez cayeron en la final de la copa Europea en el 87 frente al Porto del gran Futre, los goles llegaron al minuto 77 y 81, digamos que aún quedó tiempo para reaccionar, pero no fue posible.
Y esta, la de hace unos días tuvo todos los tintes de crueldad posibles. Anfitriones en su propio estadio, uno de los más bellos del mundo, cancha en perfectas condiciones, fiesta adentro y afuera del estadio, un equipo de lujo con jugadores desequilibrantes, un rival que llegaba sin su gran capitán John Terry, sin varios de sus defensas titulares, con David Luiz recuperándose de una lesión, con un técnico interino y con miles de rumores de que el vestuario lo manejaban Lampard, Terry y Drogba. Y esta vez sí que el Dios del fútbol se ensañó con el Bayern. Pareció darle la alegría otorgándole un gol al minuto 83, casi dejando a un Chelsea, que en todo el partido había apostado por defenderse, sin tiempo de reaccionar. Pero no, Drogba al minuto 88 puso la igualdad. Así que el Dios del fútbol le sonrió una vez más al Bayern y en el alargue puso la gloria en los pies de Robben, junto a Ribery uno de los más técnicos jugadores de este Bayern, pero el Dios del fútbol decidió que la gloria no era para él sino para Peter Cech. Y así los mandó a la tanda de los penales. Y allí sí que se dio gusto nuevamente ese Dios Burlón, ese que cada día se encarga de recordarnos que el fútbol no es de merecimientos sino del que hace los goles, ese que maneja la ironía y el sarcasmo a la perfección. Mata, el más técnico jugador del Chelsea veía como Neuer le atajaba el primer penal, ese que muchos técnicos ponen en los pies de un cobrador seguro a fin de darle seguridad a los que vienen detrás. Jubilo en la tribuna, abrazos de los hinchas del Bayern y caras largas en el lado de los blues. Y cuando se emparejó la serie, vino a cobrar a mi juicio el mejor jugador de esta final, el que corrió más, el que dejó todo en la cancha, Bastian Schweinsteiger, y no fue Cech quien tapo el penal, fue el palo el que le negó el gol, ese palo que entre risas debió mover el Dios del Fútbol para poder reírse más de los alemanes. Después vino Drogba y el resto es historia.
Y yo me alegro mucho por cracks como Drogba, Lampard, Terry, Essien, Cech que posiblemente tenían su última oportunidad de ganar este título juntos, pero una vez más me voy identificándome con el dolor de los alemanes, me dolieron las lágrimas de Schweinsteiger y pensé que era un castigo injusto con este gran jugador.
El fútbol no es de justicia, que lo diga el Bayern, que lo diga el América que perdió la final del 87 frente a Peñarol, con lo cuál ajustó 3 finales perdidas de forma consecutiva y que bajo las normas actuales de desempate habría sido campeón sin necesidad de ir a ese tercer partido, que lo digan todos esos equipos que han visto cómo se les va una temporada entera en segundos.
Gary Lineker dijo alguna vez que “El fútbol es un juego que inventaron los ingleses, juegan 11 contra 11 y siempre ganan los alemanes”, pero al parecer esta mítica frase se cae si miramos que los alemanes del Bayern con 4 de 9 finales ganadas ya tiene mas finales perdidas que ganadas, y en general los alemanes parecen quedarse atrás en títulos de la UCL donde ganaron por última vez hace 11 años.
El Dios del fútbol es sin duda uno de esos Dioses burlones que acostumbra a demostrar su capricho y a burlarse de los protagonistas, de los hinchas y parece que del Bayern.