Ayer termino una liga con dos de los equipos más poderosos del mundo y con dos de los jugadores más dominantes de las últimas épocas. Hace apenas un año Cristiano Ronaldo rompía un longevo record en manos de Hugo Sánchez y muchos pensábamos que si paso tanto tiempo para que Cristiano batiera este record, cuanto pasaría para que alguien quebrara el record de CR7, y al siguiente año no solo él lo sobrepaso sino que Messi se dejó caer con 50 goles. El Madrid termino con números asombrosos en puntos, goles anotados y rendimiento. En realidad es una liga con números anormales.

Y como decía, discutir estos números es casi imposible, llegar el día después a la oficina o reunirse con los amigos a hablar de futbol en algún momento termina con el tema de Messi o Ronaldo, no hay objeción para su dominio sobre la actual época. Y Ronaldinho? Sí, es claro que su nivel actual no es el que lo llevo a ganar el balón de oro, está claro que ni sus números de esa época ni mucho menos los de ahora lo llevan a discutir el dominio de Cristiano y Messi. Esos son los fríos números, eso verán en algunos años esos que saben de futbol por google, esos que saben de futbol porque solo ven los números y las estadísticas. Y la magia? La magia la tenía Ronaldinho y decidió esconderla, decidió llevársela con él. Cristiano es más explosivo, Messi tiene una gambeta en velocidad inigualable, los dos son más disciplinados, pero el repertorio mágico de Ronaldinho era de lejos mucho mayor que el de los dos cracks del Barcelona y el Real Madrid.

Me siento un privilegiado de haber visto su futbol, perderse un partido suyo era perderse alguna sorpresa, algún acto de magia que sacaría de su chistera de gambetas, pases y jugadas. Siempre que le toco se echó el equipo al hombro, siempre que tuvo que arriesgar lo hizo sin pensar si iba ganando o perdiendo, sus lujos aparecieron sin importar el marcador. Pero así mismo maldigo el hecho de que su luz duro poco, maldigo el hecho de que su cabeza dejo de estar en el futbol hace mucho rato.

Y no he visto algo como su magia, si, muchos jugadores hoy en día inspiran admiración, tienen seguidores, pero no como lo de Ronaldinho, era increíble ver cómo la gente entraba a los diferentes campos solo para tocarlo, para arrodillarse frente a él, para abrazarlo en un entrenamiento, para tomarse una foto cuando este estaba sentado en el banquillo de suplentes.

Ronaldinho sonreía y el futbol sonreía, era imposible odiarlo para sus rivales y el amor de sus hinchas era inmenso. Pero un día perdió las ganas, no sé si fue porque lo gano todo y perdió la motivación o porque con la fama y el dinero prefirió dedicarse a otras cosas. Sea lo que sea ya no sonríe como antes, ya solo deja destellos de su magia, ya no se echa el equipo al hombro, ya no es el Ronaldinho que despierta admiración hasta de sus rivales, desde hace rato hasta se oyen silbidos y quejas que bajan desde la tribuna por su pobre nivel.

Algunos genios se retiran, algunos genios se tienen que ir por las lesiones, y otros como Ronaldinho simplemente pierden el interés, pero su legado es imposible de negar y tal vez como en muchos casos, valoraremos más ese legado el día que se retire y miremos atrás sin tener que criticar su día a día. Por mi parte: gracias Ronaldinho.